Los panes con mortadela y repollo que preparan son una tradición entre los ahuachapanecos.
Por Marielos Román
Especialidad. Los panes con mortadela, repollo y aderezos son la especialidad del Café de Don Lito. El precio de los más baratos es $0.35 centavos.
La familia Magaña se ha mantenido por 44 años en el gusto de los ahuachapanecos con sus deliciosos panes con mortadela y repollo que venden en su negocio Café Don Tilo, ubicado en la plaza Maquilishuat, en la ciudad de Ahuachapán.
Según Atilio Magaña, propietario del café, sus panes «son los panes de los ahuachapanecos por tradición».
“Los panes con mortadela del Café de Don Tilo son los panes de los ahuachapanecos por tradición. Tenemos gran clientela”.
Atilio Magaña, propietario
Atilio contó que el negocio es un legado familiar que iniciaron sus padres en 1978 para sacar adelante a sus hijos. Decidieron emprender con la venta de panes con mortadela en el corazón del parque La Concordia, en Ahuachapán, donde permanecieron por más de tres décadas hasta que en el 2011 la alcaldía municipal hizo un reordenamiento en el centro de la ciudad y los trasladaron hasta el lugar que ocupan actualmente.
«Mi padre, Guillermo Atilio Magaña, y mi mamá, Mercedes López de Magaña, fundaron y me heredaron el negocio. Espero poder heredarlo a mis hijos para que ellos sigan con el legado familiar, ya que somos una tradición en Ahuachapán», expresó Atilio.
Añadió que a pesar de la reubicación nunca perdieron a sus clientes, y que incluso con el uso de las redes sociales su clientela ha aumentado, ya que sus pannes son una alternativa de comida de bajo costo para sus clientes. «Tenemos alguna clientela establecida, la gente siempre nos busca», dijo.
Entre los principales clientes del Café de Don Tilo están los estudiantes de diferentes centros escolares a quienes les ofrecen un combo especial de $1, que incluye dos panes con mortadela y un refresco de cebada.
«Para los escolares tenemos un precio preferencial de $1 por el combo, lo hacemos porque muchas veces los papás les dan poco dinero a sus hijos y los estudiantes van bien limitados a estudiar», aseguró Magaña.
Don Tilo, como lo llaman sus clientes, recordó que el tiempo más difícil para su negocio fue durante la cuarentena por la pandemia del covid-19. «Fue una etapa bastante dura», dijo, ya que al igual que el resto de negocios tuvo que cerrar durante seis meses.
Además del Café de Don Tilo, en la plaza Maquilishuat hay unos 12 comerciantes más que ofrecen comida rápida, antojitos y bebidas frías y caliente. Son puestos municipales por los que los arrendatarios pagan $31.50 al mes; sin embargo, las personas lamentaron que desde hace tres años no cuentan con servicio de agua potable. «La alcaldía manda una cisterna a llenar unos bidones, pero prácticamente esa agua es solo es para los baños; entonces cada quien tiene que rebuscarse por su agua para consumo», aseveraron.
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