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El León de El Español Publicaciones S.A.
Deducción por inversión del 50% en los primeros cinco años, reducción del impuesto de sociedades en los cuatro años iniciales hasta el 15%, exención fiscal para los primeros 100.000 euros de inversión en una empresa emergente o startup. Son algunos de los beneficios para las jóvenes compañías que aporta el proyecto nacional de Ley de Startups, un cambio en las normas del juego que -según analizan los inversores asentados en Málaga– coloca a España en línea con el resto de Europa, pero deja todavía puntos ciegos.
Junto con este cambio a nivel estatal en el reglamento, la comunidad que actualmente financia proyectos en el ecosistema de la Costa del Sol prepara sus propios revulsivos para revertir su carencia más clásica: la falta de capital riesgo. Este periódico ha hablado con algunos de los inversores ‘ángel’ o business angels que ponen su dinero en empresas emergentes para conocer sus impresiones respecto a la nueva legislación que pretende aprobar Moncloa y las perspectivas para el año que empieza.
Francisco Espinosa es CEO de la impulsora de startups Innventuur y uno de los 100 inversores ‘ángel’ más activos de España, según la clasificación del medio especializado El Referente. En conversación con EL ESPAÑOL de Málaga, desarrolla buena opinión sobre la nueva ley por el avance que supone, pero todavía deja «muchas cosas a mejorar».
«Es muy positiva para el conjunto de España, para el conjunto de circunstancias que hacen que Málaga pueda ser el hub tecnológico del sur de Europa», aterriza Espinosa en lo local.
Desde su perspectiva, el ecosistema de la Costa del Sol cuenta con problemas endémicos que no se pueden solucionar a nivel nacional: «Falta desde mi punto de vista cohesionar el ecosistema inversor, generar un asociacionismo un poquito más fuerte para conseguir que las grandes inversiones en startups se queden aquí. Falta quizás evitar el transfuguismo de proyectos nuestros con un potencial enorme que acaban marchándose a Madrid o Barcelona. Cada vez son menos gracias a Dios».
La ampliación de las opciones sobre acciones o stock options es, para él, «muy interesante»; mientras que la agilización de trámites burocráticos es «fantástico, pero habrá que ver si se consigue»: «Por fin nos hemos igualado con Europa respecto a los fondos, y eso es importantísimo para atraer más inversión aquí. Cada año se siguen batiendo récords en inversión y el 2022 promete«, pronostica Espinosa.
No obstante, en esa misma definición de qué es una empresa emergente -que, por tanto, se beneficie de las ventajas que establece la ley- se encuentran algunos de sus hándicaps, analiza el inversor: considera startup a las empresas que facturan hasta 5 millones independientemente del sector, cuando en comercio electrónico por ejemplo se pueden alcanzar cifras similares sin dejar de estar en fases iniciales, o solo aplica a un máximo de tres proyectos por persona, cuando al mismo tiempo se buscan facilidades para los emprendedores en serie.
Como desde su análisis el propio ecosistema tiene una responsabilidad hacia sí mismo para atraer esa inversión independientemente del panorama nacional, Espinosa ya está trabajando en un club de negocios llamado Uppery Club en la zona de Guadalmar y en implicar a las generaciones anteriores de emprendedores de éxito para que también financien los proyectos de las nuevas promociones. Su predicción es que los próximos 5 o 10 años serán «maravillosos para Málaga».
Jesús Alonso es la última incorporación al ecosistema tecnológico malagueño. En el acto de bienvenida que le organizó Demium, auguró que en la provincia andaluza iban a ocurrir cosas «que no van a pasar ni en Madrid, ni en Valencia, ni en Bilbao». Explica a este periódico que la nueva normativa «regular cosas que eran evidentes y necesarias», lo que nos colocan «al menos, en igualdad de oportunidades frente a Reino Unido, Francia o Alemania».
«Los contras siguen siendo aquellos puntos pendientes que no están contemplados y que deberán ser revisados en el futuro«, plantea Alonso, que coincide en que debería poder aplicarse los beneficios también a los emprendedores en serie que lanzan más de tres empresas: «Siempre se trata de lo mismo: favorecer que se produzcan inversiones, ayudar a que sea fácil, abrir puertas, quitar regulación, hacerlo todo sencillo», resume.
El objetivo final sería «conseguir que abrir una startup en España sea tan fácil y rápido como en Reino Unido, que sea súper claro y sencillo para un emprendedor saber de memoria los riesgos y las ayudas que recibirá si se lanza, que cualquier inversor extranjero pueda invertir en startups españolas con la misma celeridad, facilidad y requerimientos nulos que cualquier inversor nacional y finalmente que las reglas del juego sean claras y no se cambien por vaivenes políticos», resume. Que España sea un «paraíso para el emprendimiento» es «una misión de Estado», defiende, tras lo que sitúa a Irlanda como un ejemplo.
Para Álvaro Villacorta, socio gerente de Think Bigger Capital, la ley de startups viene a «solucionar problemas demenciales que había», por ejemplo, en la retención de talento y en las facilidades a la inversión, pero eso tampoco supone un éxito completo: «¿La ley es una mejora? Sí, y hay que agradecerlo, pero se ha quedado a medio camino y por supuesto no nos pone a la vanguardia de nada«.
Desde su análisis, es positivo que se dé la consideración de startups a empresas de hasta cinco años de antigüedad, que los inversores extranjeros no necesiten más que el NIF para poner dinero en proyectos españoles o se suba la base de deducción desde los 60.000 hasta los 10.000 euros. Pero también tiene sus carencias.
«La ley tiene que contemplar que fuera fácil crear empleos, el capital inicial el primer año se gasta en pagar a los primeros que entran en el equipo. Si las cosas no van bien, la ley no menciona nada de cómo recoger cable. La ley no te permite que apures mucho, cuando los emprendedores necesitan apurar al límite para salir adelante», contrarresta Villacorta.
Él también trabaja ya para que Málaga gane su espacio en los circuitos de inversión nacionales e internacionales por sí misma y planea un proyecto de formación a nivel andaluz para enseñar los secretos sobre financiación de empresas emergentes. El marco regulatorio habría dado un paso adelante para facilitar la inversión y quizás, con el impulso de los propios proyectos para crear escuela de capital riesgo en Málaga, el hub de la Costa del Sol pueda dar portazo este 2022 a su lacra principal.
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