Box para empresarios: el pugilismo aplicado a los negocios – Expansión

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Adán Bernal es un empresario mexicano exitoso y su mente se ha vuelto más estructurada y orientada a resultados puntuales, gracias a que toma clases particulares de box.
Cada tercer día, cierra la laptop y apaga el celular, para ponerse los guantes, pegarle al costal y hacer sparring con su entrenador.
A sus 36 años, cuenta con una victoria, cero empates y cero derrotas dentro del box amateur; y su récord quedará así, porque considera que ya no está en edad para volver a arriesgar el físico arriba del ring.
Sin embargo, el entrenamiento no lo piensa dejar nunca, porque ya es parte indisoluble de su disciplina no solamente física, sino también mental para hacer mejores negocios.

Adán es socio fundador de las firmas Bizrupt y Billioneurons, especializadas en financiar proyectos en crecimiento. Entre sus logros, los cuales visualiza como cinturones de campeonato mundial, se encuentra el haber vendido cuatro compañías antes de los 28 años de edad.
“Pero el cinturón más grande que quiero conseguir es el legado a mi familia y a la humanidad. Mi objetivo, más allá de obtener buenos retornos de inversión, es dejar un mejor mundo para las generaciones futuras”, platica.
En el box no hay cabida a distracciones. Cuando el rival tira golpes, toca ponerse a la defensiva, y a la vez es preciso responder, lo cual, según Bernal, es equiparable a la dinámica de los negocios.
“La vida empresarial es muy activa en el sentido de que hay que prever las contingencias y saberlas resolver en el momento que surgen; se trata de la misma esencia del box: saber superar obstáculos oportunamente”.
A Adán le ha tocado ver a muchos emprendedores que se quedan con la idea de la gratificación instantánea; por ejemplo, cuando solamente quieren invertir en alguna criptomoneda para hacer mucho dinero rápidamente, sin esfuerzo ni perseverancia. Estas falsas ideas nada tienen que ver con la filosofía del pugilismo.
“Ningún boxeador piensa que no va a haber trabajo ni sufrimiento para llegar a ser un campeón mundial. Son atletas que hacen el sacrificio de levantarse diario a correr a las 5 de la mañana. Ellos saben que es un journey a largo plazo. La vida empresarial se asemeja más a ese deporte que a la historia de crear una compañía y pronto volverse millonario”.
También conviene asimilar la idea de que ser invencible en una trayectoria empresarial es prácticamente imposible, sobre todo en venture capital, arena donde Adán ha sufrido knock outs.
“La mayoría de las empresas de tecnología en que se invierte en etapas tempranas no prosperan, aunque al principio se piense que tienen el potencial para ser los próximos Google o Uber. La realidad es que 6 de cada 10 inversiones se pierden”, afirma.

El pugilismo, como lo ha expuesto Adán Bernal, es un deporte de inteligencia, y no consiste nada más en tirar golpes. Así como en los negocios, se trata de saber exactamente cuál es la forma y el tiempo adecuados para atacar al oponente.
Sobre esta estrategia, César Belmonte Ríos, profesor del Centro de Estudios del Deporte (CED), de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), comparte su punto de vista a continuación.
“Hay ocasiones en que los boxeadores durante su preparación necesitan ganar volumen muscular y hay otras etapas en que les conviene mejor perderlo, para ganar más rapidez. Se necesita un equilibrio, el cual también debe de encontrarse cuando se hacen balances semestrales o anuales en las empresas, para después tomar mejores decisiones”.
“Es así como las bajas y las altas son muy naturales en todos los procesos: ganamos y perdemos siempre. Lo importante es mantener siempre el ánimo de seguir adelante, tanto en el deporte como en los negocios”.
El autoconocimiento, de acuerdo con Belmonte, es otra virtud que los boxeadores desarrollan al saber de lo que son capaces de lograr y hasta dónde pueden llegar.
“A los deportistas me gusta decirles que sus verdaderos competidores son ellos mismos y quienes están frente a ellos funcionan solamente como espejos mostrándoles los límites y miedos por vencer”.
Análogamente, en el ring de los negocios la verdadera lucha es interior, en la que no es recomendable compararse con nadie, sino solamente establecer objetivos propios y alcanzarlos.
“Se trata de superarnos a nosotros mismos, para convertirnos en mejores boxeadores, empresarios y seres humanos”, apunta Belmonte.

Óscar Cázares, socio director de The MADE Company, firma especializada en marketing, es otro empresario mexicano exitoso que ha encontrado en el box una fuente de sabiduría aplicable en sus deberes.
Al igual que Adán, Óscar se pone los guantes cada tercer día. “El box para mí es un modelo de los negocios, pero resumido en 40 minutos de entrenamiento”, asevera.
Cuenta que este deporte le ha ayudado a ser más perseverante y a desarrollar la paciencia de soportar en su trabajo las situaciones adversas que, a veces, no tienen solución, por lo menos no a corto plazo.
Aunque aún no se ha subido a pelear a un ring, sí ha hecho rounds de sparring en los que ha comprendido no solamente con su mente, sino también con su cuerpo lo siguiente: se requiere humildad para no subestimar al oponente.
“Durante el entrenamiento de box, así como en los negocios, se tiene la presión del reloj. Entonces se cuenta con poco tiempo para hacer el mayor esfuerzo posible y, a la vez, ejecutar la estrategia mientras se analiza al rival”, agrega.
Aunque se confiesa admirador de Saúl “Canelo” Álvarez, no por eso deja de reconocer la manera brillante en que Floyd Mayweather le quitó el invicto aquella noche del 14 de septiembre de 2013, en Las Vegas.
“Se me hizo muy interesante ver cómo su estrategia fue cansar al adversario y esquivar golpes, y finalmente ganar la pelea por puntos. Esto tiene mucho que ver con mi forma de hacer negocios, consistente en ir preparando el terreno, poco a poco, para finalmente conseguir la victoria”, expresa este empresario de 37 años de edad.

El entrenador particular de Óscar es Germán “Lobo” Rafael, actual campeón mundial semipesado de la World Boxing League. Nacido hace 37 años en Argentina, pero desde hace nueve años radicado en la Ciudad de México, se caracteriza por ser un aguerrido combatiente sobre el cuadrilátero y por ser un profesor hábil para transmitir la filosofía del pugilismo a sus alumnos.
“A través de la práctica del box uno puede darse cuenta de que más que conservar el invicto, lo importante es no tirar la toalla, no darse por vencido”, suele compartir Germán a sus pupilos empresarios. Se trata de una enseñanza que a su vez él recibió de su maestro, el afamado manager mexicano Ignacio «Nacho» Beristáin.
Víctor Hernández, boxeador mexicano profesional, es su ayudante, quien a sus 22 años también ha sabido asimilar esta forma de pensar que sintetiza de la siguiente manera:
“El box ayuda a poner los pies en la tierra, a mantener siempre una disciplina tanto física como mental. Indudablemente, esto ayuda a ser mejor persona”.
El box, según Rafael y Hernández, es una especie de palanca con punto de apoyo en el cuerpo, pero con la capacidad de fortalecer la mente, para que después ésta pueda enfocarse de mejor manera en el rubro de los negocios.
Rafael enfatiza que no conoce en el deporte ni en los negocios una persona exitosa que se haya dado por vencida, lo cual sale a relucir justo en el momento más crítico: cuando el plan no sale exactamente como se pensó.
“Por eso cuando llega la derrota, sólo hay que tomar un poco de agua, secarse bien los guantes y salir a pelear un round más”, concluye.
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