El espíritu empresarial puede conducir a caminos misteriosos. Aunque abrir un restaurante, una heladería o incluso una lavandería es parte del ADN mexicano, otra opción es adquirir una tienda temática de marca, es decir, una franquicia.
Estos programas de inversión ofrecen la posibilidad de incorporarse a canales que ya cuentan con cierta reputación en el mercado, y aunque algunos requieren gastar millones de pesos, existen opciones en el mercado que implican una menor inversión.
Este formato también permite a las empresas aumentar su presencia, por lo que suelen monitorear a los inversionistas involucrados en la marca, para asegurarse de que además del retorno de la inversión, también se genere un retorno de las ganancias.
Antes de adquirir una franquicia es importante saber cómo operan. En este modelo de negocio una empresa otorga el derecho a un tercero para utilizar su marca bajo un esquema comercial a cambio de un pago. También existen diferentes modalidades, lo que permite buscar un contrato que se adapte mejor a lo que buscan los inversionistas.
Llevar a cabo este plan de negocios no parece muy complicado. El franquiciador (o propietario) recibe una compensación por brindar acceso a su marca, así como un porcentaje de las regalías.
Bajo esta forma, el control sobre las marcas y signos distintivos, tales como logotipos, así como el establecimiento de los lineamientos por los cuales opera la empresa. Los beneficiarios de la franquicia tienen derecho a patentes, suministros y capacitación para operar el negocio.
Poner una franquicia mexicana por 200 mil pesos o menos puede ser un modelo accesible. Este costo puede ser mucho menor al de adquirir un automóvil nuevo, y es posible encontrar una diversidad de áreas para explorar.
Y tú ¿te animas a emprender con una franquicia?
