Ser pillo paga – Vanguardia

En la noche del pasado 2 de junio ocurrió un hecho sencillamente escandaloso y desafiante que no debemos dejar pasar como
No hay ninguna duda. Robarse los recursos del Estado se convirtió en uno de los negocios más rentables del país. Solo basta un gobernante sin escrúpulos, un par de contratistas dispuestos a venderle el alma al diablo y unas entidades de control que poco sirven, y lista la fórmula perfecta para volverse rico en pocos años. Y luego, si los llegan a agarrar, solo hay que devolver una ínfima parte de lo robado, llegar a acuerdos con la justicia, un par de lágrimas frente al la opinión, unos meses de casa por cárcel y ¡listo! A disfrutar de lo robado.
Es la sensación que queda cada vez que se conoce un nuevo capítulo de corrupción en el país. El último de ellos, el que se conoció esta semana sobre el acuerdo al que llegaron con la justicia el principal acusado de direccionar contratos en la administración de Richard Aguilar, Julián Jaramillo, y uno de sus contratistas, Artemio Suárez, implicados en el famoso contrato de reforzamiento del estadio Alfonso López, por $22 mil millones, en el que ya se ha probado que se pagaron $7.982 millones en coimas. Si esto es lo que se apropiaron en un solo contrato, ¿se imaginan cuánto fue lo que verdaderamente se perdió en una administración que contrató más de seis billones de pesos?
Desafortunadamente, jamás lo vamos a saber, porque uno a uno los implicados en este contrato han aceptado su participación y han dicho que todo fue un asunto entre ellos, llevando la responsabilidad solo hasta la exsecretaria de Infraestructura Claudia Toledo, la única que ha sido capaz de señalar directamente a Richard Aguilar.
Julián Jaramillo, quien conoce todos los secretos de cómo se manejó la contratación de la administración Aguilar, devolverá $682 millones y aceptará cargos, por lo que solo pagará 4 años y 2 meses de prisión. Octavio Reyes, quien fue el contratista que primero aceptó los hechos de corrupción en este contrato, goza de detención domiciliaria en Cartagena. Artemio Suárez aceptó también esta semana su participación en los hechos de corrupción y se comprometió a devolver $1.430 millones. Pagará 4 años de prisión. Y ya saben todos que con trabajo, estudio y buen comportamiento este tiempo se rebaja facilito.
Richard Aguilar, por su parte, podría solicitar la próxima semana su libertad por vencimiento de términos; mientras la exsecretaria Claudia Toledo y su esposo ya recuperaron su libertad.
Muy pronto todos estarán en sus casas de Ruitoque, o de Cartagena, como si nada hubiera pasado. Y una vez mas los santandereanos seguiremos viendo sus lujos y sus viajes y su desvergüenza.

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