Las cantinas de la Región denuncian "acoso" de los inspectores – La Opinión de Murcia

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Una cantina de un IES de la Región de Murcia. L.O.
Los gerentes de las cantinas de los Institutos de Educación Secundaria (IES) de la Región de Murcia denuncian que la Consejería de Salud «no para de hacer inspecciones» en sus establecimientos, que muchas veces llevan aparejadas la «retirada de productos» porque superan las cantidades de sal o calorías recomendadas por las autoridades sanitarias.
Ginés García, presidente de la asociación, asegura que los únicos productos que pueden vender son «algunos bocadillos, agua y refrescos cero calorías». Además, temen que pronto se aprueba la nueva normativa, más restrictiva, que tampoco les permita vender bebidas edulcoradas. «Esto es un acoso por parte de la Consejería, que está provocando que nuestros negocios ya no sean rentables», lamenta.
Según cuenta a La Opinión, la única respuesta que les da el Gobierno regional es que «somos la provincia con mayor índice de obesidad de toda España».
Él, sin embargo, defiende que su papel y el de sus compañeros en los IES no es el de «educadores alimentarios». Además, señala que los adolescentes, a partir de 16 años, ya pueden salir de los centros en el recreo y acuden a supermercados y confiterías «para comprar bollería industrial». Los cantineros, sin embargo, ofrecen «productos de panadería artesanal» que cada vez tienen más difícil vender.
«La obesidad existe por culpa, principalmente, del sedentarismo. La pobreza dificulta que las familias puedan comprar productos frescos a diario y solo el 30% de los jóvenes practican el deporte que deben hacer. ¿Por qué no podemos vender una napolitana? Hace tiempo que no ofrecemos chucherías, por ejemplo, porque estamos de acuerdo en que no son adecuadas, pero ya nos están machacando demasiado», explica García.
Salud se limita a recordar que está prohibida la venta de golosinas y bollería
Fuentes de la Consejería de Salud, consultadas por la Opinión, quisieron recordar ayer que la normativa vigente «no permite la venta de golosinas y bollería en colegios e institutos, con el fin de favorecer una alimentación más sana de escolares y mejorar sus comportamientos dietéticos para evitar la obesidad infantil». Sobre los motivos por lo que no se ha recibido a los cantineros, estas fuentes indican que no tienen constancia de que hayan solicitado ninguna reunión. Esta Redacción trató ayer de recabar una valoración de la Consejería de Educación pero no fue posible. 

A este problema se suma el hecho de que los contratos firmados con los centros educativos en el mes de febrero, antes de la inflación actual, contienen una cláusula por la que las cantinas no pueden subir los precios, «ni siquiera con el IPC». Esta limitación dura cuatro años, por lo que estos «precios populares para todo el alumnado» se han convertido en una trampa para los cantineros, después de que «la vida haya subido» y estos negocios ya «no sean rentables».
Estas vacas flacas comenzaron con la pandemia, cuando todas las cantinas se vieron obligadas a cerrar. «Abrimos, en septiembre de 2021, con restricciones de aforo y gastando nuestro dinero en adaptarnos a la nueva situación», recuerda García.
En la Región hay más de cien cantinas en IES y, en cada una de ellas trabajan entre dos y tres personas. Según la Asociación de Cantinas de la Región, entre 250 y 300 empleos están en juego si la situación no mejora. «Somos un gremio muy familiar y muchos de estos trabajadores tienen más de 50 años; sin este trabajo, ¿qué harán?» Se pregunta García. El próximo 3 de noviembre se celebrará una asamblea para estudiar las medidas a tomar.
A lo largo de la jornada de ayer la redes sociales, sobre todo Twitter y Whatsapp, se inundaron de mensajes de apoyo a los cantineros, que promovieron una campaña con la etiqueta ‘cantineroseternos’. Muchos usuarios consideraron una «vergüenza» que la Comunidad ni siquiera se digne «a recibir a este colectivo». 
En su cuenta de Twitter, la coordinadora regional de Cs, María José Ros, aseguró que el cierre de estos negocios «llevará a muchas familias a la ruina», y exigió a las consejerías de Educación y Salud que «reciban y escuchen» a los afectados porque «sus derechos no pueden ser ignorados». Por su parte, la diputada regional del partido liberal, hoy en el Grupo Mixto de la Asamblea, Ana Martínez Vidal, señaló que las cantinas de los institutos de la Región «corren un grave peligro por la falta de apoyo del PP». Según Martínez Vidal, «las restricciones y la falta de ayudas los están abocando a su total desaparición». 
Algunas cuentas anónimas recordaban que las cantinas de los institutos «han sido parte de nuestras vidas» y «no son culpables de nada, solo de cuidarnos y de dar un grandísimo servicio». Cabe destacar que muchos de los que ayer compartieron las demandas de los cantineros aseguraban ser docentes y directores de Institutos de Educación Secundaria. Uno de ellos señala que «si cierran, sí que va a empeorar la alimentación de los chavales, que no van a encontrar fuera la misma calidad y control que existe dentro, en la cantina». Otros, con ironía, publicaban que «no pasa nada, muy cerca de cada instituto tienen uno o dos salones de juego donde pueden desayunar tranquilamente».
La mayoría de los usuarios acompañaron sus mensajes de ánimo al sector compartiendo un texto en el que los gerentes de estos negocios aseguran que en la reunión del próximo 3 de noviembre «se decidirá si los institutos de la Región dejan de dar el servicio de cantinas».
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