La Comunitat Valenciana vive una 'época dorada' de las operaciones corporativas al inicio de 2022 – valenciaplaza.com

VALÈNCIA. Ni las tensiones inflacionistas, ni la crisis pandémica, ni los riesgos geopolíticos, ni la normalización de las políticas monetarias de los bancos centrales está frenando la actividad en el sector de las fusiones y adquisiciones -conocido en la jerga financiera por las siglas M&A de mergers and aquisitions-, que atraviesa por uno de sus mejores momentos en los últimos años. Y buena prueba de ello es que el capital riesgo está a la orden del día en la Comunitat Valenciana en un inicio de año para recordar. 
Más de una operación por semana se llevan contabilizadas en los dos primeros meses de 2022, dado que son once las que ha venido publicando este diario… y las que se habrán cerrado y todavía no se han comunicado. Si a primeros de 2021 se hablaba del despertar del capital riesgo por estas tierras, ahora bien podría decirse que es su eclosión en una autonomía con un vasto tejido empresarial, que vive su ‘época dorada’ en las transacciones corporativas.
Lo cierto es que no pocas firmas han optado por crecer de forma inorgánica; mientras otras tantas han optado por hacerlo a través de conseguir inversión más allá del sector bancario y/o los mercados de capitales. Y lo han hecho o bien para aguantar las embestidas de la covid-19 o para aprovechar las oportunidades del mercado. En este sentido, la liquidez existente y la activa presencia de fondos internacionales se tradujo en 2021 en el segundo mejor año del capital privado en España, según la Asociación de Capital, Crecimiento e Inversión (ASCRI), la patronal nacional del sector. 
Y 2022 apunta a batir una nueva plusmarca a la vista del dinamismo observado en los dos primeros meses del año, que está recogiendo el cierre de algunas operaciones a finales de 2021, por la incertidumbre sobre la evolución de la pandemia y su impacto en la economía. De hecho en estas ocho primeras semanas de ejercicio se están firmando transacciones pendientes de ejecución. En este sentido, a la vista de los expertos consultados por Valencia Plaza, no se firmaron antes para obtener una imagen clara del estado financiero y contable en el que se encuentra las sociedades para determinar sus estrategias de inversión o desinversión. 
 Imagen de archivo de parte del equipo de Monteloeder, en Elche. Fotos: RAFA MOLINA
Lo que tienen claro los cuatro profesionales consultados es que el capital riesgo -en España en general y por tierras valencianas en particular- va a continuar su inercia alcista. «Debido a la cantidad de operaciones que estamos viendo en este inicio de ejercicio tanto en la Comunitat Valenciana como en el resto del territorio nacional, podemos prever que el presente año se mantendrá con un número elevado siguiendo la tendencia de 2021 donde se movilizó en España unos 88.500 millones de euros en las 1.506 operaciones cerradas, suponiendo un 40% más que las realizadas en 2020», señala Ignacio Aparicio, socio director del área de Mercantil y M&A de Andersen.
Pero, además, el ‘apetito’ inversor por esta autonomía tampoco es casualidad. Según Alfredo Vasallo, director de Financial Advisory de Deloitte y responsable de Corporate Finance en Comunidad Valenciana y Región de Murcialos sectores que más operaciones están copando el mercado son agroalimentario, alimentación y sanitario, presentes en la autonomía, lo que ha llevado a los inversores a tener a la región en su foco. «Los inversores buscan seguridad o apostar por negocios con dinámicas claramente a favor de tendencia en el nuevo paradigma de consumo que deja la pandemia. Y el tejido económico de la Comunitat Valenciana ha hecho un esfuerzo importante en la última década por ser más diverso, resiliente e innovador», remarca. 
Pero también existen otros factores que explican esta particular ‘época dorada’ del capital riesgo. «El auge de la inversión en private equity viene de lejos y es una combinación de diversos factores como tipos de interés en mínimos históricos, abundante liquidez, necesidad de crear players más grandes y competitivos en costes en un mundo cada vez más globalizado, problemas de relevo generacional en compañías creadas en los años de la Transición, necesidad de rotación de las inversiones… Las oportunidades estaban ahí y la pandemia ha favorecido la ejecución de determinadas operaciones.», apunta Enrique Lucas de Leyva, socio de Anaford en València.
Siete días habían pasado del presente ejercicio, cuando Valencia Plaza publicaba que la alemana Synlab se hacía con la valenciana Sistemas Genómicos del Grupo Ascires. Cinco día después informaba de que GDES compraba la empresa de soluciones energéticas Enespal -ambas valencianas-. Justo una semana después, el Grupo Costa adquiría Juan Luna, también valenciana pero de loncheados y snacks de queso y cárnicos; mientras que el 27 del mes pasado, la biotecnológica murciana Symborg se quedaba con Glen Biotech, la startup del Parque Científico de Alicante con soluciones de biocontrol para agricultura; y cuatro días después era el turno del grupo germano Kamax haciéndose con la mayoría accionarial de la firma domiciliada en L’Olleria Galol.

Febrero comenzó bajo la misma tónica. El día dos, la cotizada castellonense Cuatroochenta tomaba el control de la barcelonesa Matrix a través de Pavatis; y el 11 era la multinacional británica Victoria PLC, matriz de las azulejeras castellonenses Keraben, Saloni e Ibero, la que cerraba la operación de compra de la turca Graniser. Y sin salir de La Plana cuatro días después, Citri&Co -formado por por las compañías Martinavarro, RioTinto, Perales&Ferrer, Frutas Esther, Sunpack y Agricola Famosa- compraba uno de los principales especialistas en cítricos de Francia como es Arco Fruits.
El 17 de febrero, la farmacéutica madrileña Suanfarma cogía las rindas de la ilicitana Monteloeder; veinticuatro horas después se conocía que Grupo Zriser, brazo inversor de Ana y Pablo Serratosa, decidía vender la valenciana THU Ceiling Solutions a la multinacional irlandesa Kingspan; como también ese mismo día, que Angels, sociedad de inversión de Juan Roig vendía a Nunsys la totalidad de su participación en la tecnológica Sothis, ambas firmas de la capital del Turia.
Ni que decir tiene que el ‘efecto coronavirus’ afectó a todos donde muchas compañías con negocios sanos (restauración, retail… ) cayeron de forma drástica y otras crecieron de forma anormal (productos sanitarios, alimentación…). «Esto generó una situación complicada para la fijación de precios, por lo que muchas operaciones que se negociaron y estructuraron durante 2020-21 establecieron mecanismos de cálculo basados en el cierre de 2021 para validar la recuperación o no de las rentabilidades perdidas con la covid-19. Con el cierre del año pasado, muchas ya estructuradas han fijado precio y se han negociado y cerrado en este trimestre», manifiesta Roberto De la Cruz, socio de Savile Capital. 
Asimismo, los expertos coinciden en señalar que el impacto de la pandemia en algunas empresas también ha propiciado que muchas se vean en la necesidad de buscar socios estratégicos. No solo para acelerar crecimientos, sino también para tomar posiciones en el mercado. «Muchas compañías ven ahora un momento de oportunidad para incorporar un inversor que les permita acelerar el crecimiento o realizar adquisiciones de carácter estratégico. Por otro lado, también vemos empresarios que consideran que, tras dos años de duro trabajo protegiendo el negocio, es hora de materializar el esfuerzo y ceder el testigo a un inversor que aporte energías renovadas y una nueva etapa de desarrollo a la empresa», puntualiza Vasallo.

Otro aspecto que está potenciando el auge de las operaciones de fusiones y adquisiciones es el relevo generacional sobre todo en tierras valencianas donde cada vez son más las empresas que están pasando de manos a la siguiente generación, con una mayor cultura financiera y no se encorsetan en la financiación bancaria pura y dura. «La pandemia ha sido un factor detonante por el relevo generacional. El tiempo es un factor indefectible que puede afectar al empresario-gestor por el cansancio de tener que pelear muy duro para mantener su compañía, sobre todo por la situación sobrevenida debido a los efectos de covid-19, donde su reflexión si no tiene relevo puede ser capitalizar el esfuerzo de toda una vida a través de la venta de la empresa», señala De la Cruz.
El private equity está viviendo un momento de liquidez histórica, sin duda alimentado por la política monetaria ultralaxa del Banco Central Europeo (BCE), que tiene los días -o mejor dicho meses- contados por la normalización de los tipos de interés. Y los fondos de capital privado -muy especialmente los grandes internacionales- tienen la necesidad de poner el dinero a trabajar y que ofrecen operaciones ‘a medida’ para los accionistas para dinamizar industrias. España es uno de los países más atractivos para la inversión de tales fondos. En este sentido, Lucas explica que «sigue habiendo mucha liquidez en el mercado y el ‘apetito inversor’ continúa, por lo que es muy probable que los precios se mantengan al alza. Por otro lado, en sectores como el tecnológico y el sanitario -que en si mismos plantean potenciales de crecimiento y existe un interés inversor muy elevados-, podemos seguir viendo un incremento de precios en los próximos años».
La fuerte competencia que hay en estos momentos en el mercado por el auge de este tipo de transacciones también ha provocado un entorno de precios altos por el interés existente. «Ahora mismo, el poder de atracción no lo tiene el inversor sino el empresario que posea un buen proyecto empresarial. No obstante, se vislumbran algunos factores que podrían contribuir a revertir este pico de precios a medio plazo, como una posible subida estructural de tipos de interés», asegura Vasallo.
Pero claro hay empresarios que a la hora de vender su compañía -o dar entrada a un inversor- tienen la idea preconcebida de valoración en base al precio o multiplicador aplicado en una determinada operación. En este sentido, el socio de Anaford en València explica que «ni todos los sectores, ni todos los momentos son iguales; mientras cada empresa tiene sus palancas de crecimiento y circunstancias concretas. De ahí que comparar precios a veces resulta engañoso».
Juan Roig, presidente de Mercadona
De hecho, como dice el socio director del área de Mercantil y M&A de Andersen, en sectores estratégicos como el sanitario las operaciones se dispararon un 65% durante 2021, lo que, según explica, en algunos casos también ha ejercicio una tendencia alcista. «Esta presión en parte proviene del buen momento para comprar que tradicionalmente suponen los períodos de crisis como el que estamos terminando de pasar, fomentado por la competencia entre inversores debido a la gran actividad en las operaciones de M&A o el exceso de liquidez del private equity que continúa existiendo», apunta Aparicio.
Para De la Cruz, el efecto de los precios es elevado por dos razones: por un lado, no pocos fondos de capital riesgo habían levantado mucho capital antes de la pandemia, «pero el coronavirus provocó la caída de las empresas invertibles a la mitad al encontrase en una situación de Ebitda cero o negativo, lo que no les permite invertir por su reglamento, directrices». Y, por otra parte, responde a que «hay sectores que despiertan interés por estar en tendencia de futuro -alimentación funcional, ingredientes de alimentación, movilidad eléctrica, química fina…), o por hallarse en proceso de concentración -cítricos, verduras y fruta- donde se han producido muchas operaciones y se seguirán dando en un futuro cercano», predice el socio de Savile Capital.
Los sectores que más ‘apetito’ inversor han concitado en los últimos meses han sido el agroalimentario, el tecnológico y el sanitario, pero cualquier industria que se haya visto golpeada por la pandemia o que haya demostrado resiliencia podrían situarse en el punto de mira del capital riesgo. Porque más allá de sectores concretos, lo que buscan los inversores son modelos de negocio asentados y rentables encabezados por directivos responsables, experimentados y enérgicos. «En esto último también la Comunitat Valenciana es diferencial. El carácter emprendedor y la adaptabilidad del empresario valenciano gusta mucho a los inversores profesionales», puntualiza el director de Financial Advisory de Deloitte.
Sin embargo, hay que tener en cuenta la naturaleza y las circunstancias concretas del comprador, que pueden afectar al precio como asevera Lucas. «Por ejemplo, un fondo que quiera entrar por primera vez en un sector o un industrial que adquiere un competidor. Pero como en todo mercado, es inevitable que los precios de determinadas transacciones trasciendan y que se cree una expectativa de mercado respecto a esos precios».
Pablo Serratosa, presidente de Grupo Zriser. Foto: MARGA FERRER
A la vista de las transacciones operativas realizadas en Alicante, Castellón y València en el presente ejercicio, este dinamismo podría no ser algo pasajero. No obstante, existe discrepancia de opiniones entre los expertos. «Puede ser estructural por las características endógenas de nuestro tejido empresarial -pymes familiares y muchas sin relevo generacional-, no hay más que observar la cantidad de search funds o fondos de búsqueda que han aparecido en España por encima de otras economías adyacentes», considera el socio de Savile Capital.
Una opinión compartida por Aparicio, quien considera que la Comunitat Valenciana presenta un tejido empresarial especialmente atractivo por el tamaño medio de sus empresas, su enfoque hacia la exportación, su actividad y buen gobierno corporativo, y, por tanto, «va a seguir reteniendo un gran atractivo». «Es de suponer que se incrementarán de nuevo el número de operaciones por motivos estructurales de fortalecimiento de compañías o eliminación de competencia», señala. 
Tampoco Lucas considera que este proceso sea coyuntura y sí estructural. «Si hablamos de M&A en sentido amplio -incluyendo las transacciones de venture capital, los fondos de capital privado y las propias integraciones industriales-, creo que forma ya parte indisociable de nuestro sistema empresarial. Son operaciones que fomentan el crecimiento y la competitividad de nuestras empresas, por lo que veremos mucho M&A en los próximos años».
Mientras que Vasallo cree que el ritmo de fusiones y adquisiciones podrá ser asimétrico por sectores y sufrir oscilaciones en función del comportamiento del entorno. «Hace unos meses, vimos que la incertidumbre sobre las materias primas y los costes de transporte ralentizaba ciertas operaciones. Veremos qué sucede ahora con la inflación o los eventuales impactos derivados del conflicto entre Rusia y Ucrania, entre otras cuestiones», concluye.
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