López Obrador declaró que su gobierno presentaría soluciones no convencionales para reducir la inflación. De inmediato y sin conocer los detalles del plan, la respuesta de los economistas mediáticos fue unánime: rechazo a ultranza. Acusaron de “retroceso” y “ocurrencia” recurriendo al argumento ortodoxo de que solo la política monetaria puede controlar la inflación.
El problema es que no es así y, de hecho, muchos de los economistas más reconocidos del mundo están de acuerdo con implementar soluciones no convencionales para reducir la inflación.
Por ejemplo, Dani Rodrik (Harvard University) ha enfatizado que no existen reglas universales para controlarla y ha llamado a pensar fuera de la política monetaria convencional. Brian Deese (National Economic Council) ha propuesto transparentar las operaciones de grandes empresas para reducir sus ganancias e invertir en crear negocios que les compitan. Isabella Weber (UMass Amherst) ha argumentado que controles de precio temporales y estratégicos contribuirían a la estabilidad monetaria como lo hicieron en China.
El mismo director de asuntos fiscales del FMI declaró no estar en contra de políticas para suavizar precios e hizo un llamado a aumentar los programas sociales que dan efectivo para ayudar a los más pobres.
Es decir, fuera de México la discusión ha superado lo que se enseñaba en la escuela en los 80 y se ha enfocado en debatir políticas innovadoras.
Esto no es una ocurrencia. Por el contrario, hoy sabemos que las economías más exitosas han sido aquellas que no copian prescripciones ortodoxas, sino que se atreven a diseñar políticas heterodoxas adaptadas a las condiciones de su país.
No solo eso, existe evidencia de que una parte importante de la inflación global no se debe a un equilibrio de mercado competitivo, sino al abuso de empresas que han disparado sus utilidades. En México la situación podría ser más grave, pues los márgenes de ganancia de las empresas mexicanas han sido sistemáticamente superiores a los del resto del mundo e, incluso, a los de México mismo en los años 80.
Márgenes de ganancia de las empresas (markup)
Clic para ampliar
Fuente: Ríos, V. (2021) “Cultura del privilegio y simbiosis entre poder político y poder económico en México”, Estudios y Perspectivas-Sede Subregional CEPAL, 193, CDMX; con datos de De Loecker, J. y J. Eeckhout (2018) “Global market power”, NBER Working Paper 24768.
Nota: Muestra razón entre precio y costo marginal de producción. Considera 70 mil empresas en 134 países.
Más aún, la Cofece ha mostrado que las empresas que proveen la canasta básica venden con sobreprecios de al menos 91 por ciento en fruta, pan y lácteos; 29 por ciento en verduras y 26 por ciento en tortillas. Lo mismo se observa con la falta de competencia en el transporte ferroviario de carga. Esto se ha confirmado en estudio tras estudio.
El que el gobierno piense fuera de la caja para reducir la inflación es algo que debe celebrarse, no satanizarse a ultranza. Muchas empresas llevan años aprovechándose del consumidor mexicano con sobreprecios y poder de mercado. Corregir requiere política pública innovadora, arrojada y con impactos de corto plazo.
Viri Ríos
viridiana.rios@milenio.com
TW: @Viri_Rios
Derechos reservados
© Grupo Milenio 2022
Newsletters
Cupones
Contáctanos
Suscripciones
Anúnciate
Directorio
Privacidad
Aviso Legal