Importación de agroinsumos eleva precios de alimentos – El Colombiano

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La alta dependencia de materias primas importadas para la fabricación y comercialización de los agroinsumos en Colombia ha hecho que los precios internos de estos productos tengan una tendencia al alza. Y esto, a su vez, ha provocado que los precios de los alimentos se disparen o que se haya visto afectada su disponibilidad.
De acuerdo con el Departamento Administrativo de Estadística (Dane), para noviembre de este año el 59,01% de los precios de los fertilizantes, utilizados para nutrir los suelos, presentaron un incremento. Algo que también ocurrió con los insumos para proteger los cultivos como insecticidas, acaricidas, nematicidas, fungicidas, herbicidas e insecticidas (ver gráfico).
Por esta razón, los agroinsumos se han convertido en el principal dolor de cabeza de los agricultores, ya que esto ha hecho que aumenten los costos de producción de las actividades agropecuarias.
Y es que la falta de yacimientos de las materias primas requeridas –como fósforo, urea y potasio– para la fabricación y comercialización de los agroinsumos, así como de plantas de producción, es lo que ha dificultado la producción nacional de estos elementos, que son necesarios para el adecuado desarrollo de la agricultura.
El mercado de insumos para el agro en Colombia, según cifras del Ministerio de Agricultura, mueve al año alrededor de $4,94 billones, de los cuales, $2,37 billones son para el segmento de fertilizantes, $1,54 billones para plaguicidas, y $1,03 billones para medicamentos veterinarios y vacunas.
Actualmente, el 85% del mercado colombiano lo atienden cuatro empresas instaladas en el país: Monómeros Colombo Venezolanos y Yara –cuya producción cubre el 75% del mercado–, Colinagro y Precisagro. Sin embargo, estas a su vez dependen, en un 98%, de la importación de ingredientes base para la elaboración y comercialización final de los agroinsumos desde países como Rusia, Estados Unidos, Canadá y China.
Según María Helena Latorre, directora de la Cámara de la Industria para la Protección de Cultivos de la Asociación Nacional de Empresarios de Colombia (Andi), “en Colombia hay 13 plantas de producción, principalmente ubicadas en la costa Caribe. Estas generan alrededor de 5.400 empleos directos y 55.000 indirectos. Ha sido un gran desafío lograr que estas empresas grandes eligieran a Colombia como clúster de producción y trajeran sus plantas de producción de países como Ecuador, Perú y Venezuela a Colombia”, apuntó Latorre.
Y agregó que estas plantas no solo atienden el mercado nacional sino también el internacional, llegando a unos 50 países.
No obstante, para Rodolfo Correa, secretario de Agricultura de Antioquia, aún falta mucho para que el país sea autosuficiente en la producción de estos agroinsumos, ya que no hay yacimientos activos de los elementos químicos que constituyen la base de la producción de fertilizantes.
De acuerdo con Abonamos, empresa colombiana que produce y comercializa insumos agrícolas, en el mundo se producen anualmente unos 400 millones de toneladas de fertilizantes, siendo el segmento dominante el mercado de nitrogenados, fosfóricos y potásicos.
Según explicó Jorge Soto, gerente general de Abonamos, la escasez en el mundo de depósitos de fósforo y potasio y sus altos costos de extracción han producido incrementos sistemáticos en el precio de los fertilizantes provenientes de estos minerales. Y Colombia no es la excepción.
En este sentido, dijo Correa, el problema es que esos ingredientes activos para la elaboración de los agroinsumos , como urea (nitrógeno), fósforo y potasio, solo se consiguen importados.
“Colombia representa el 0,5% del consumo global de fertilizantes. La base central de la fertilización de suelos es la combinación de tres elementos: fósforo, potasio y nitrógeno, siendo su consumo mayor a través de la denominada urea. Ninguno de ellos se produce industrialmente en el país, así que dependemos del suministro externo de los mismos, por lo tanto el costo está atado a factores como el precio del dólar y a los costos vinculados a la logística y el transporte”, señaló el funcionario.
Por otro lado, para la producción de insecticidas, fungicidas y herbicidas, se requieren plantas de reacción química con las cuales Colombia no cuenta.
“Las plantas para producir esos elementos son muy grandes y requieren inversiones de capital gigantescas que el país no tiene. Por eso esos ingredientes nos toca traerlos de otros países y aquí se hace el proceso de formulación para entregar le producto final a los agricultores”, anotó Soto.
Para el empresario, Colombia está rezagado en cuanto a las tecnologías que se necesitan para producir este tipo de materias primas. Además, afirmó que no solo se necesita de una mayor masificación de tecnologías, sino también de innovación e investigación en el uso de la materia orgánica combinada con los químicos. “Eso haría que el país requiriera de un porcentaje menor de los ingredientes que importamos, y tendríamos los mismos rendimientos en el campo. El país debe caminar en ese sentido”, añadió Soto.
Precisamente, a esta recomendación se unió Francisco Jiménez, gerente de Asistencia Técnica de Monómeros. Según él, situaciones como las que se vivieron este año, con el alza en precios globales y la escasez por la crisis de contenedores, llevan a replantearse la importancia de tener este tipo de plantas en el país, así como una mayor exploración y análisis de los suelos.
“Colombia no tiene yacimientos significativos para el uso industrial de fertilizantes, tenemos algunas cantidades de fósforo, por ejemplo, pero no alcanza a suplir la demanda nacional. Además, su concentración es más baja que la que tienen los que vienen de otros países. Lastimosamente, en los últimos años ha sido más fácil y económico importar que producir”, señaló Jiménez.
El Congreso de la República aprobó este jueves 16 de diciembre el proyecto de ley de Insumos Agropecuarios, propuesto por el ministro de Agricultura y Desarrollo Rural, Rodolfo Zea Navarro, el cual busca la estabilización de los precios de los agroinsumos a través de la vigilancia de precios, así como la destinación de recursos para el apoyo a pequeños y medianos productores, y la promoción del uso de fertilizantes y abonos amigables con el medio ambiente.
“Con este proyecto de ley queremos mejorar el acceso a este mercado para los pequeños y medianos productores, fomentar los fertilizantes y abonos amigables con el medio ambiente, crear un fondo cuenta con recursos y fortalecer la vigilancia de la Superintendencia de Industria y Comercio”, afirmó el ministro de Agricultura, Rodolfo Zea Navarro.
Entre los aspectos importantes del proyecto aprobado está la creación del fondo cuenta que se financiará con el 10% de las utilidades del Banco Agrario, generadas en 2021, y otras fuentes de entidades del Estado. Según MinAgricultura, esto permitirá que los productores accedan a recursos por $70.000 millones en el primer año.
Sin embargo, no todos creen que esta ley beneficiaría a los agricultores colombianos. Correa, en su condición de presidente del Consejo Nacional de Secretarios de Agricultura de Colombia, sostuvo que “permitir que el Estado fije los precios de los insumos agrícolas sería nefasto para la agroeconomía. Representamos el 0,5% del mercado y dependemos 95% de proveedores extranjeros. Si imponemos el precio, no nos venden”.
Juan Sebastián Bargans, presidente de la Asociación Colombiana de Procesadores de Leche (Asoleche), consideró que cualquier proyecto de ley que vaya a establecer un control de precios es negativo porque genera más externalidades en el mercado, ya que la mayoría de los insumos son importados. Admitió que tanto el fondo como el observatorio de precios sí generarían impactos positivos
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Insumos claves para el desarrollo de la agricultura como los abonos o fertilizantes inquietan a los productores, quienes insiste en alternativas que mantengan la rentabilidad y sostenibilidad de la actividad.

Según Francisco Jiménez, gerente de Asistencia Técnica de Monómeros, alrededor del 70% de los cultivos en Colombia son perennes; es decir, de ciclo largo. Por esa razón, son altamente extractores de elementos como el fósforo, potasio y urea.
“La fertilidad donde se producen este tipo de cultivo es muy baja, así que se debe adicionar. Por esta razón, cultivos como banano, café, aguacates y palma de aceite resultaron tan perjudicados este año”.
Y es que de hecho, las Cooperativas de Caficultores de Antioquia manifestaron recientemente su preocupación por el incremento de los costos de producción, dado los altos costos y escasez de materias primas para la fabricación de agroinsumos, y advirtieron a los agricultores estar alertas con respecto a ofertas con precios inferiores en el mercado, dado que podrían ser productos falsificados.

Periodista de la Universidad de Antioquia. Me gustan los temas sobre justicia ambiental, territorio y comunidades. Mi pasión: conocer historias y contarlas.

En materia de recuperación económica y del empleo, MinVivienda prevé que el sector edificador termine el año con un crecimiento anual de 7,8% y más de un millón de ocupados en promedio durante 2021. Este comportamiento, en cuanto al empleo, implicaría un crecimiento de 5,0% frente al número de ocupados de 2019, cuando se emplearon 849.000 personas.
“El sector edificador es llamado a continuar liderando la recuperación económica y del empleo en el país. En 2022 estimamos que el sector presente un crecimiento de 5,6% y emplee a más de 1 millón de personas”, indicó la cartera.

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Desde Fenalco Antioquia extendieron una invitación a los proveedores de Justo & Bueno, independiente de su tamaño, para conformar una mesa de trabajo conjunta –que se llevará a cabo durante seis meses– con el fin de explorar alternativas que ayuden a superar las dificultades y aprovechar las oportunidades que el Gobierno y el gremio puedan brindar. Así, la invitación a los interesados fue a sumarse a esa iniciativa, que estará liderada por una de sus gerentes sectoriales, Luz Andrea Calle, y su director jurídico, Juan Fernando Pulgarín.
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El sistema previsional chileno tiene como objetivo entregar pensiones a quienes hayan terminado su vida laboral activa por haber cumplido la edad legal de jubilación o por algún impedimento para continuar trabajando. En caso de fallecimiento del afiliado, el sistema otorga una pensión de sobrevivencia a sus beneficiarios. Tres pilares forman el sistema de pensiones chileno: contributivo, solidario y voluntario.
Periodista de economía de El Colombiano. Oidor de tangos. Sueño con una Hermosa sonrisa de luna.
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Académicos precisan que quienes plantearon las ofertas, primero por Nutresa y luego por Sura, son inversionistas de capital, y al igual que sus representados, no son empresarios del sector de alimentos ni tienen tradición de inversionistas en esa actividad, por lo que es difícil explicar que tengan un real interés en el desarrollo de ese negocio. Nutresa y Sura hacen parte del denominado Grupo Empresarial Antioqueño que se ha constituido en un pilar del desarrollo del país; y cuenta con una base de accionistas amplia, que representa un ejemplo de democratización de la propiedad empresarial.
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Juan Gonzalo Merino, presidente de la Asociación de Transportadores del Valle de Aburrá (Asotransva), estimó que un incremento de $200 en el pasaje representaría un alivio para los propietarios de buses. Sin embargo, él mismo reconoció que un aumento por encima de los $100 podría afectar la demanda y eso terminaría por exacerbar el déficit financiero por el que atraviesan. En este contexto, vale recordar que el Área Metropolitana del Valle de Aburrá (Amva) ya definió el incremento de los pasajes para 2022 en las rutas de transporte público urbano. Ese ajuste será de $150 y la entidad aclaró que lo definió a partir de premisas como la sostenibilidad y la capacidad de pago de los usuarios.
Soy afortunado por que me gano la vida haciendo lo que amo. Fanático de la salsa brava y los timbales. Amo a mi familia.
Una de las desilusiones de Pulpas AMY fue el “portazo” que le dio Hidroituango, pues los constructores de la central abrieron una convocatoria para conseguir proveedores de alimentos para los campamentos de los trabajadores. Tras participar y obtener una alta calificación, la microempresa tomó un crédito de $80 millones para adquirir unos equipos que le permitieran cumplir parte de los requerimientos. Pero, el esfuerzo no fue reconocido y por cambios en el personal de Hidroituango fue necesario iniciar otro proceso, con reglas distintas, que le cerraron la posibilidad a las mujeres de AMY.
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