Opinión
domingo, 06 febrero 2022 | 06:00
Es mucho más que una sola fotografía, son muchísimas las tomas gráficas que retratan la cálida y estrecha relación entre el exrector de la Universidad Autónoma de Chihuahua (UACh), Luis Fierro, y el exgobernador Javier Corral. Saludos, abrazos y bromas con risas nerviosas, fueron la constante entre los exfuncionarios, ambos miembros de la casta de oro gobernante hace apenas unos meses. (En versión digital tenemos galería de tales imágenes).
En una de esas fotos aparecen mirándose a los ojos, comprometiéndose quién sabe a qué, con un apretón de manos, y mucha cercanía.
Una más de las tomas captura el instante en que llega Corral al edificio de Rectoría, Fierro casi corriendo al abrazo; el exgobernador solo abre las extremidades superiores; se dejaba querer, ante la mirada burlona de su entonces delfín Gustavo Madero.
Otra más, donde vemos a un regañado exrector, con su patrón que levanta la mano como señal simbólica de auténtico emperador romano, espetando en su rostro alguna llamada de atención; abajo la mano en estrecho apretón, duro, durísimo.
Una más, “La Coty”, Francisco Muñoz (secretario particular del exgobernador), agarra de bufón a Fierro ante la celebración de Corral, destornillado de risa. Aquellos tiempos que no volverán, la cúspide del poder omnímodo donde nadie les decía algo. Dueños de vidas y haciendas.
Transpiran en otra foto exceso de confianza y propiedad, pero propiedad de la universidad e importapoquismo del qué dirán. Corral llegando en fachas al campus universitario café en mano, luego un pedazo de pastel, Fierro a su diestra; y atrás de ellos un pobre escolta con la cabeza agachada seguro de pena jalando la correa de Galo, la mascota del exgobernador.
Saborearon hasta el cansancio las mieles del poder, viajes nacionales e internacionales a manos llenas, abusos en gastos de representación, estilos de vida muy lejos de sus posibilidades reales, aún y cuando hubieran ahorrado cada peso y centavo recibido como salario.
Nada hicieron ambos por la Universidad, por sus alumnos ni por los maestros y personal administrativo. Los inmuebles se hicieron viejos, con poco mantenimiento.
La obra en la Facultad de Ciencias Políticas acá en Juárez quedó en apenas un estacionamiento y algún que otro espacio para oficinas administrativas; pobre, muy pobre atención.
Edificaciones que por cierto tardaron una eternidad, aplazadas una y otra vez por falta de recursos económicos, que escamoteó siempre el gobierno corralista, entregando a cuenta gotas las ministraciones para la obra negra, sin equipo ni mobiliario, igualito que la construcción del taller de radio y televisión de la misma facultad, pero en la ciudad de Chihuahua. Maltrato a más no poder, consentido, tolerado por el fiel Fierro de Corral Jurado.
Pero nada es eterno. Corral se fue defenestrado; igual que su antecesor, ni a la toma de protesta de la gobernadora Maru Campos asistió. Apenas se apareció para firmar la entrega-recepción casi a medianoche del 7 de septiembre, en un Palacio de Gobierno con unos pocos de sus aplaudidores como testigos casi a lágrima viva por privilegios que se fueron y no volverán.
Lo mismo le pasó a Fierro, solo que este no llegó siquiera al término de su gestión. Fue literalmente echado bajo el disfraz de dimisión. Concluía hasta mayo de este año su período.
Presentó su renuncia cuando se le acabó el único asidero que tenía en esos apretones de mano con el corralato; esa cercanía cómplice que le permitió hacer y deshacer, tolerando las decisiones abusivas, en franca y ominosa sumisión.
Increíble semejante conducta de un presumible pensador, de un aparente universitario hecho y derecho sin más atadura que la responsabilidad institucional por una casa de estudios que a otrora defendió su autonomía con protestas y movilizaciones. Ni una gota de aquella testosterona heredó el ahora exrector. No se despegó del camastro de la flojera, de la indolencia, de la ambición material.
***
Esta semana tuvimos la noticia sorprendente de que Fierro será reintegrado a sus clases en la Facultad de Filosofía y Letras, en aquel tiempo completo que obtuvo –según nos dicen- apenas antes de tomar protesta como director de dicha unidad académica.
Regresa entonces al salario de no más de 11 mil pesos a la quincena, menos impuestos, tomando en cuenta que carece del Prodep; y es probable, no lo sabemos a ciencia cierta, jamás habría obtenido la antigüedad para concursar y obtener el máximo nivel ATC. Si lo hizo, son 15 mil del águila, poco menos por quincena.
Como quiera que sea, ese sueldo no es ni el 10 por ciento de lo que ganaba oficialmente como rector de la Universidad, donde hay informes de que podría fácilmente haber rebasado con creces los 200 mil pesos mensuales.
Con esa gratificación salarial deberá pagar por la gasolina, vehículo, internet, y por supuesto, el mantenimiento de la mansión adquirida de manera muy reciente en sospechoso crédito otorgado por la institución bancaria beneficiada a la mitad de su administración con el manejo de los millones mensuales en nómina del personal docente y administrativo.
No le alcanzará el salario para pagar los ocho o 10 mil pesos mensuales de gas para la calefacción o la electricidad de todas las habitaciones que construyó en su remodelada residencia; lejos, muy lejos realmente de poder ser costeada en sus gastos de mantenimiento, menos en los 40 o 50 mil pesos mensuales de crédito del remanente que debe cubrir cada 30 días por su lujosa morada
Los sueños guajiros se acaban. No habrá Suburban de millón y medio en la puerta, no hay cómo costear siquiera la gasolina ni siquiera con la verde.
***
Lo terrible de todo, es que no solamente se haya salido con la suya hasta el momento, sin sanción alguna por las irregularidades cometidas durante su administración, y que se prueban en las revisiones puntuales, documentadas todas ellas por la Auditoría Superior del Estado.
Están ahí los impresionantes sueldos, de él y de sus principales colaboradores. La compensación grita porque alguien le eche un ojo en ese despilfarro discrecional, igual que los viáticos y los gastos de representación.
No se requiere mucho para que la Secretaría de la Función Pública eche también un vistazo en la declaración patrimonial; el brinco de bienes inmuebles en unos cuantos años, que insistimos, ni con todo el sueldo acumulado podría adquirirse.
Están ahí algunas de las últimas decisiones administrativas, como por ejemplo el arrendamiento de vehículos, entre ellos unas Suburban para uso de los altos funcionarios, y muy pocas unidades utilitarias, un negocio de más de un millón de pesos mensuales en arrendamiento puro, que constituye un insulto a los universitarios. Los ahorros de dos años de pandemia, tirados a la basura.
También es demostración de abuso y negocios oscuros la pretendida licitación para luminarias por millones, en decisión adoptada en los estertores de su administración. Nadie se traga la explicación oficial de ahorros en ocurrencia casi de salida.
Se asoma en el ejercicio administrativo abusivo la pretendida venta de bienes de la Universidad, aún con autorización del Consejo Universitario, cuando ni siquiera pintan en el abono al adeudo con Pensiones Civiles, supuesto objeto de la desincorporación que se antoja ilegal por ser bienes de dominio público.
¿Por qué hizo todo eso, y más? Porque tenía el apoyo incondicional, a ciegas, en discrecionalidad otorgada con obsequiosa complicidad, justo en esos abrazos casi rozando narices e intercambiando aliento a centímetros.
Hay en la incorporación del maestro Fierro a su tiempo completo, donde no debió jamás llegar porque carecía de méritos, y mucho menos escalar, un mal mensaje a la sociedad y a las nuevas generaciones de profesionistas.
Se reintegra a un exrector como docente, después de cinco años de locura, de arriesgar el prestigio de la Universidad llevándola a una aventura académica, sin ton ni son, dilapidando los recursos en contrato raro para la implementación.
Era vital en su momento la intervención del órgano máximo, el Consejo Universitario, los Consejos Técnicos, las sociedades de alumnos que maquiavélicamente desarticuló para evitar las molestas presiones.
Sin la mano fuerte de su amigo y patrón, se le ha venido el mundo encima. Aún así, con descaro y todo, pronto caminará por los largos pasillos de Filosofía y Letras, entrará a su oficina, encenderá la cámara de alguna computadora y se presentará sonriente ante los alumnos. Tras los cristales podrá dibujar con la memoria los tiempos de gloria romanesca, incluido a Galo vigilado por una escolta.
Nomás falta que vaya a impartir ética, transparencia, o rendición de cuentas, esos temas tan fáciles a la retórica, al bla bla, pero inexistentes en la práctica para casos como el exrector de la UACh, Luis Alberto Fierro Ramírez.
Publicaciones e Impresos Paso del Norte S. de R.L de C.V. Ciudad Juárez, Chihuahua