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MÉXICO.- Obtener financiación puede convertirse en una tarea compleja especialmente para aquellos nuevos emprendedores y empresas relativamente jóvenes. No obstante, lo cierto es que en la actualidad podemos acceder a una gran cantidad de alternativas para dar una mayor solidez a nuestros proyectos.
A continuación, compartimos contigo algunas de ellas. ¡Toma nota!
La autofinanciación consiste en la aportación de capital a la empresa en forma de inversión. Es la forma más básica de financiación aunque, a menudo, representa ciertos riesgos. Antes de utilizar tus ahorros deberías hacer un plan de viabilidad y haber asentado tu estrategia de negocio. Si esperas encontrar inversores o socios que confíen en tu proyecto, antes deberías hacerlo tú.
Es el producto financiero más común. Para escoger la opción más adecuada es recomendable analizar sus tipos de interés, los plazos de amortización y los períodos de carencia. Por otro lado, debes tener en cuenta que su concesión va asociada a una serie de requisitos. Por ejemplo, aquí puedes encontrar un crédito empresarial muy interesante.
El principal problema de los préstamos tradicionales es que están sujetos a unas condiciones que no todos los emprendedores cumplen. El microcrédito es una modalidad de préstamos diseñada para aquellas personas que cuentan con un poder adquisitivo más reducido o que, por cualquier motivo, no cumplen los requisitos exigidos para acceder a préstamos tradicionales.
El micromecenazgo ha experimentado una gran popularidad durante los últimos años. Se trata de una fuente de financiación de tipo colectiva. El emprendedor planifica una estrategia de recaudación a partir de una plataforma especializada. A cambio de una aportación económica, los participantes perciben algún tipo de beneficio. Este puede ser material o simbólico.
Esta modalidad de financiación es una variante del crowdfunding. Su funcionamiento se basa en la visualización de anuncios publicitarios. Los usuarios suben sus proyectos a un portal especializado y automáticamente entran en una fase de preselección. Cuando una empresa apadrina su propuesta, inserta un anuncio en la página del proyecto. A partir de entonces, los emprendedores la difunden entre el público. Cuando logra alcanzar un número de reproducciones determinado, percibe beneficios económicos. De esta forma, el emprendedor logra financiar su idea y el patrocinador dar a conocer sus productos y servicios.
Se trata de otra modalidad de micromecenazgo entre empresas y particulares. A partir de plataformas especializadas, los inversores formalizan acuerdos de financiación con proyectos y empresas que, en general, proporcionan una mayor rentabilidad. ¿La razón? Ofrecen ventajas económicas como tipos de interés más elevados. El resultado es un beneficio en ambas direcciones: Por un lado, el emprendedor logra obtener financiación sin necesidad de establecer acuerdos con entidades bancarias convencionales y, por otro, los particulares perciben un interesante retorno de inversión.
El crowdsourcing puede representar una fuente de ahorro pero, también de financiación. Está emparentado con el outsourcing pero también comparte algunas de sus características con los modelos de micromecenazgo. En la actualidad, una gran cantidad de empresas recurren a la externalización de muchas de sus tareas y servicios. Generalmente, suelen hacerlo dentro de aquellos ámbitos de actividad en los que no son especialistas. No obstante, a menudo la contratación externa representa una inversión muy elevada.
Gracias a la globalización acentuada por la presencia de las nuevas tecnologías, esta externalización se ha simplificado a partir de plataformas especializadas. Se trata de marketplaces en los que las empresas convocan pequeños proyectos. Los usuarios pueden hacerles propuestas y optar a un proceso de selección. En caso de ser escogidos afrontan el trabajo y, a cambio, reciben una compensación económica.
El crowdsourcing es una buena alternativa para reducir gastos en empresas consolidadas pero también una fuente de ingresos para aquellos emprendedores que cuentan con especialidades en campos determinados. Generalmente, el crowdsourcing está enfocado a tareas y sectores tecnológicos como el diseño gráfico, el diseño web o la informática.
También recibe el nombre de inversor de proximidad. Cuando un business angel confía en tu proyecto no sólo invierte capital para poder llevarlo a cabo. También aporta sus conocimientos dentro del sector, así como todos aquellos recursos que tiene al alcance de su mano como, por ejemplo, contactos valiosos. Lo más recomendable es buscar este tipo de inversores cuando el proyecto se sitúe en una fase de crecimiento. No obstante, es importante tener en cuenta que encontrar un business angel es algo verdaderamente difícil y las probabilidades de lograrlo son muy reducidas.
Un business angel puede invertir sumas de dinero que se sitúan entre 20.000 y 250.000 euros. Sin embargo, dicha inversión suele ir sujeta a unas condiciones bastante exigentes. Tu proyecto no sólo debe recibir su visto bueno (lo cual puede ser difícil teniendo en cuenta que se trata de un especialista en el sector). También deberá ser capaz de proporcionarle grandes beneficios. A menudo el retorno de inversión de un business angel es de 10 veces a la inversión inicial en un período relativamente reducido que puede ir desde los 5 a los 10 años.
