Fatiga, el “Rappi” de Apartadó que sueña con repartir por toda Colombia – El Colombiano

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En Apartadó, Urabá antioqueño, los bigotes de Rappi todavía no han asomado y tampoco han llegado otras reconocidas aplicaciones de delivery como Domicilios.com. Entre los locales el referente es Fatiga Servicios Mensajería o simplemente “Fatiga”, una empresa de repartos desarrollada a pulso por Juan Sebastián Álvarez, gerente y director comercial, oriundo de ese municipio.
Entre risas, el joven empresario dice que el nombre de la empresa evoca la popular frase de ”Jaimito, el cartero”, personaje del Chavo del Ocho: “Prefiero evitar la fatiga”. Aunque en su momento quiso cambiarla, a la fecha la identidad continúa intacta y hoy en día Fatiga realiza más de 300 servicios en Apartadó y alrededores.
La compañía, que nació en 2018, conecta a consumidores y restaurantes para el envío de domicilios y adicionalmente realiza servicios de mensajería. Su punto más alto llega en fechas especiales como el Día de la Madre, en los que fácilmente superan los 1.500 pedidos, como sucedió en 2021.
El crecimiento ha sido tan acelerado que el año pasado la Corporación Interactuar, que acompaña a emprendedores, reconoció a Fatiga en la categoría “emprendimiento joven”, en el marco del Famiempresario Interactuar, evento microempresarial más importante del país.
Las cifras hablan por sí solas, mientras en 2018 los domicilios diarios eran 6 o 7, en unos meses escalaron hasta los 15 y hoy en día son más de 300. La meta es que en el promedio del día a día se superen las 1.000 entregas, una cifra interesante en medio del crecimiento que está teniendo esa zona del departamento.
Detrás de todo esto hay ganas de emprender, aprendizaje e innovación. “En 2018 una prima empezó una empresa de mensajería que en ese momento se llamaba Fatigapp. En un momento ella no podía continuar porque estaba radicada en Medellín, y me dijo que le ayudara en el tema comercial”, recuerda Álvarez.
Pero una vez ella regresó, finalmente decidió que no continuaría con el negocio por lo que se lo ofreció a Juan Sebastián, quien completaba tres meses en la gestión comercial. En ese resurgir de lo que actualmente es Fatiga, él era administrador y único repartidor.
Gracias a una moto que le prestó su padre empezó a hacer diligencias a amigos y conocidos. Con poco al trabajo al principio, tuvo paciencia y en septiembre de 2018 gestionó un crédito para adquirir su propia moto y ahí empezó a analizar el potencial del negocio en Apartadó.
“Vi que los restaurantes tenían domiciliarios pero muchos inconvenientes, como que a veces no iban a trabajar, entonces yo les ofrecí mis servicios”. Paso a paso hizo clientela y en unos meses tenía a 15 restaurantes fijos, sumado a la gente cercana que le hacía encomiendas.
Para esa época el empresario ya había añadido a su pareja al negocio y le llegó la prueba de fuego: atraer a Rikopollo, una de las franquicias más populares allí.
Al final, Rikopollo terminó siendo el convenio más importante en ese momento. “Ellos normalmente manejaban de 3 a 5 domiciliarios entre semana. En diciembre de 2018 nos solicitaron un domiciliario de apoyo para medirnos nuestra eficiencia y capacidad de respuesta y tratábamos de ser muy rápidos, incluso hasta yo mismo hacía las entregas. Para marzo de 2019 nos dieron toda la distribución”, explica el líder de Fatiga.
Por esas cosas de la vida, luego de consolidar uno que otro cliente, en 2020 la llegada de la pandemia –que representó momentos difíciles para varios– fue una oportunidad para Fatiga.
La empresa metió el acelerador y de tener 8 integrantes saltó a 28, de los cuales 22 eran los domiciliarios a quienes denominan “fatiamigos”. Con el apoyo de Interactuar empezó a aterrizar temas como contratación y formalización e incluso logró un crédito para poner en orden los procesos internos.
A partir de ahí la meta del gerente es que en el mediano plazo Fatiga se pueda expandir a todo Urabá y luego llegar a Medellín y a todo el país a competir con los grandes del negocio.
“El objetivo es preparar la empresa para tener una diversificación en los negocios. Buscamos seguir desarrollándonos administrativa y comercialmente para atraer un inversionista que no solo nos apoye en el aspecto económico sino que nos complemente en conocimiento y que tenga experiencia en este negocio”, dice.
En ese sentido, desde el próximo 1º de mayo Fatiga revolucionará su negocio y pasará a tener tres líneas de servicio. La primera, claramente, de logística y envíos; la segunda, que ya ha venido ofreciendo, marketing y publicidad para algunas empresas, como manejo de redes sociales o asesoría en atención vía WhatsApp, en lo que Fatiga se ha vuelto experta durante sus años de trayectoria.
Y la tercera, que se estrenará para la fecha en cuestión, es un marketplace o plataforma de compras de productos de diferentes marcas, para clientes de Apartadó y alrededores. “Es un sitio web, se ingresa a través de un link; más adelante pensamos en tener una aplicación que nos permita impactar a millones de personas, pero necesitamos una inversión más alta”.
Como de costumbre, la innovación que está por lanzarse fue hecha a pulso. “He estado a la cabeza del marketplace, mirando muchas herramientas en internet, cacharreando. Mi hermano se dedica al tema de publicidad, con él probamos hasta que dimos con una opción que nos facilitó todo”, describe.
Así, este “Rappi” del Urabá antioqueño sueña con que las personas no lo vean solo como una empresa de domicilios y mensajería, “sino como algo más grande”. Para este año proyecta terminar con 35 “fatiamigos” y, sobre todo, “impactar en sus vidas generándoles bienestar, algo que muchas veces esta clase de plataformas no tienen en cuenta”

· De acuerdo con un estudio divulgado por el tanque de pensamiento Fedesarrollo, las plataformas tecnológicas en Colombia aportan 0,2% al PIB nacional y son una oportunidad de ingreso para 150.000 personas.
· En el negocio de los domicilios, el centro de investigaciones calcula que el ingreso promedio al mes de quienes se desempeñan allí es de $867.000, con alrededor de 35 horas trabajadas a la semana.
· Caracterizando a las personas vinculadas a estas plataformas en Colombia, halló que el 9% corresponde a mujeres; el 22% es migrante, y el 50% tiene un nivel de educación terciaria.

En mis bolsillos hay una grabadora y unos audífonos; en mi mente, amor por el periodismo.

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