/ viernes 17 de diciembre de 2021
Luis Eduardo Ibáñez Hernández | UACH
El capítulo presente ilustra el interés del empresariado por la promoción cultural y también muestra antecedentes en la construcción de instituciones públicas desde el sector privado, bajo la dirección de inteligentes y empeñosas mujeres. La Asociación de Conciertos de la Comunidad de Chihuahua antecedió indirectamente a proyectos posteriores como el Centro Cultural Chihuahua, a la Sociedad Artística Tecnológico y al Instituto Chihuahuense de la Cultura, convertido en Secretaría en las últimas administraciones estatales.
Antecedentes
El libro La música en Chihuahua (1890-1940) de Raúl Balderrama Montes y Roberto Pérez Galindo muestra iniciativas artísticas en una época difícil. En la década de los años 20, por ejemplo, el gobernador Ignacio Enríquez promovió clases de música en las escuelas y, en consecuencia, se presentaron un buen número de eventos infantiles. En los 30, emergieron compositores como Francisco Moure y Arturo Tolentino y se formó la Orquesta Sinfónica Chihuahua con 50 elementos.
Los diarios de Chihuahua, recogen empeños de mujeres y hombres chihuahuenses en pro de la cultura. Natalia García de Gameros escribe en 1941, sobre la necesidad de la existencia de una Sociedad de Patrocinio Artístico que estimulase a los buenos elementos y que se ocupara de traer concertistas, pintores, poetas, etc. También, el Seminario de Cultura Mexicana, en 1943, reconoce a Adela Müller de la Asociación Amigos del Teatro por su labor promotora.
En esos años en que era necesaria la reconstrucción de instituciones públicas, específicamente culturales, empresas como Alzaga y Uslé, patrocinaban eventos infantiles escolares; y marcas como Café Avión, o Coca Cola presentaban conciertos radiofónicos para los auditorios del Estado, mediante las radiodifusoras XEM y XEFI, respectivamente. Los programas incluían a la soprano Margarita Maris y el pianista Raúl Sergio, así como a Ramón Vinay, Evangelina Magaña y el Dr. Alfonso Ortiz Tirado con la dirección de Raúl Lavista, por ejemplo.
La Asociación Conciertos de la Comunidad de Chihuahua.
Hacia la mitad de los años 30, llegó a Chihuahua la señora Susana Porras (Porráz) Abadie, una artista que había hecho carrera en la Ciudad de México, casada con el Ing. Evaristo Madero Jr. Ella vino a convertir las transmisiones radiofónicas con artistas de clase mundial, en programas en vivo, presenciales diríamos hoy. La pareja Madero Porras, (según leemos en la novela A la sombra del Ángel de Kathryn Blair), contaba con raíces francesas y también con socios estadunidenses que abonaron a la calidad de los eventos culturales chihuahuenses.
1946, en pleno sexenio de Miguel Alemán Valdés, Chihuahua registró un boom económico en varios sectores de negocios y, sin duda, ello vino a dar un impulso a la cultura. A principios de los 50, el Ing. Evaristo Madero Jr. promovía su empresa Alfa, dedicada a la producción de harina de alfalfa deshidratada, en la Asamblea de CONCANACO, realizada en Chihuahua.
La formación y la sensibilidad artística de Susana Porras de Madero vinieron a infundir ánimos a un grupo de jóvenes promotoras de la cultura chihuahuense, compuesto por Carmen Rojo de Elías, Bertha R. de Shelton y Bertha Ruiz de Falomir, para constituir la nueva Asociación Conciertos de la Comunidad de Chihuahua, por su nombre completo. Entre 1947 y 1948, dio arranque a una empresa que habría de entregar 10 años de excelentes espectáculos.
Una sociedad rentable.
En los inicios de la Asociación, su director fue Philip Baber, ex líder Rotario, sin embargo, Baber murió al año escaso de arrancado el proyecto. Otros empresarios apoyaron financiera y moralmente el cometido, entre ellos: Emilio Elías, Francisco José Prieto, Lorenzo Mahoney, Evaristo Madero, Ricardo Gutiérrez, León Barrí Jr., el Sr. Caballero, Harold Shelton, José María Falomir, Gilberto Pérez Rodríguez, Gilberto Tapia y Eduardo Rivas.
La inauguración del Cine-Teatro Colonial en 1947 fue un acicate para la industria cultural. Mediante un esquema de venta de carnet que ofrecía varios conciertos en paquete, se consolidó la programación de eventos de alta calidad en Chihuahua, que sólo se exhibían en grandes ciudades, por lo que corrían el riesgo de no ser rentables en una ciudad menos populosa. Así, Conciertos de Chihuahua, nació con objetivos de promoción cultural.
En la publicidad se especificaba que solo los abonados (cuyos carnets contaban 20 pesos para estudiantes y 35 para adultos) podían asistir a los espectáculos y que no habría venta de boletos en taquilla. Los desplegados en los diarios locales eran patrocinados por empresas como el Banco Comercial Mexicano, Banco de Londres y México, Banco Mercantil de Chihuahua y los Sucesores de Ricardo Wisbrun. Las oficinas de la Asociación estaban en el local de la mueblería Salinas y Rocha en la calle Libertad 317.
Conciertos de calidad.
Más adelante, conocidos simplemente como Conciertos de Chihuahua, las integrantes de esta asociación se enfocaron durante diez años, aproximadamente, a importar espectáculos de primera calidad a nivel mundial. Algunos de los eventos requerían inversiones muy fuertes como los coros u óperas, mientras que otros eran conjuntos camerales, tríos, duetos o solistas, pero todos con alto nivel artístico. Para ello, la Asociación contaba con el portafolio artístico de empresas neoyorquinas del espectáculo.
Mencionamos, a manera de ejemplo, algunos artistas como: Dore Hoyer, bailarina, y Dimitri Wiatowitsch, pianista; el violista William Pimrose acompañando al barítono Lorenzo Albary; Rosario y Antonio, dueto de danza español. Un espectáculo que muchos recuerdan con afecto, pues tuvo muchos éxitos y ediciones posteriores, fue el de Los niños cantores de Viena, bajo la dirección de Helmuth Froschauer.
Balance inestimable.
Alfredo Jacob, cronista de arte y espectáculos, escribía a principios de los años 50: “Conciertos Chihuahua ha dado término a su décima tercera temporada de conciertos. 3 años de inestimable labor de cultura musical son fruto más que envidiable en nuestro medio. Ha sido la perseverancia, el entusiasmo indeclinable de esta Asociación lo que la distingue en el medio artístico de México como una de las instituciones de mayor seriedad y dinamismo.”
El capítulo presente ilustra el interés del empresariado por la promoción cultural y también muestra antecedentes en la construcción de instituciones públicas desde el sector privado, bajo la dirección de inteligentes y empeñosas mujeres. La Asociación de Conciertos de la Comunidad de Chihuahua antecedió indirectamente a proyectos posteriores como el Centro Cultural Chihuahua, a la Sociedad Artística Tecnológico y al Instituto Chihuahuense de la Cultura, convertido en Secretaría en las últimas administraciones estatales.
Antecedentes
El libro La música en Chihuahua (1890-1940) de Raúl Balderrama Montes y Roberto Pérez Galindo muestra iniciativas artísticas en una época difícil. En la década de los años 20, por ejemplo, el gobernador Ignacio Enríquez promovió clases de música en las escuelas y, en consecuencia, se presentaron un buen número de eventos infantiles. En los 30, emergieron compositores como Francisco Moure y Arturo Tolentino y se formó la Orquesta Sinfónica Chihuahua con 50 elementos.
Los diarios de Chihuahua, recogen empeños de mujeres y hombres chihuahuenses en pro de la cultura. Natalia García de Gameros escribe en 1941, sobre la necesidad de la existencia de una Sociedad de Patrocinio Artístico que estimulase a los buenos elementos y que se ocupara de traer concertistas, pintores, poetas, etc. También, el Seminario de Cultura Mexicana, en 1943, reconoce a Adela Müller de la Asociación Amigos del Teatro por su labor promotora.
En esos años en que era necesaria la reconstrucción de instituciones públicas, específicamente culturales, empresas como Alzaga y Uslé, patrocinaban eventos infantiles escolares; y marcas como Café Avión, o Coca Cola presentaban conciertos radiofónicos para los auditorios del Estado, mediante las radiodifusoras XEM y XEFI, respectivamente. Los programas incluían a la soprano Margarita Maris y el pianista Raúl Sergio, así como a Ramón Vinay, Evangelina Magaña y el Dr. Alfonso Ortiz Tirado con la dirección de Raúl Lavista, por ejemplo.
La Asociación Conciertos de la Comunidad de Chihuahua.
Hacia la mitad de los años 30, llegó a Chihuahua la señora Susana Porras (Porráz) Abadie, una artista que había hecho carrera en la Ciudad de México, casada con el Ing. Evaristo Madero Jr. Ella vino a convertir las transmisiones radiofónicas con artistas de clase mundial, en programas en vivo, presenciales diríamos hoy. La pareja Madero Porras, (según leemos en la novela A la sombra del Ángel de Kathryn Blair), contaba con raíces francesas y también con socios estadunidenses que abonaron a la calidad de los eventos culturales chihuahuenses.
1946, en pleno sexenio de Miguel Alemán Valdés, Chihuahua registró un boom económico en varios sectores de negocios y, sin duda, ello vino a dar un impulso a la cultura. A principios de los 50, el Ing. Evaristo Madero Jr. promovía su empresa Alfa, dedicada a la producción de harina de alfalfa deshidratada, en la Asamblea de CONCANACO, realizada en Chihuahua.
La formación y la sensibilidad artística de Susana Porras de Madero vinieron a infundir ánimos a un grupo de jóvenes promotoras de la cultura chihuahuense, compuesto por Carmen Rojo de Elías, Bertha R. de Shelton y Bertha Ruiz de Falomir, para constituir la nueva Asociación Conciertos de la Comunidad de Chihuahua, por su nombre completo. Entre 1947 y 1948, dio arranque a una empresa que habría de entregar 10 años de excelentes espectáculos.
Una sociedad rentable.
En los inicios de la Asociación, su director fue Philip Baber, ex líder Rotario, sin embargo, Baber murió al año escaso de arrancado el proyecto. Otros empresarios apoyaron financiera y moralmente el cometido, entre ellos: Emilio Elías, Francisco José Prieto, Lorenzo Mahoney, Evaristo Madero, Ricardo Gutiérrez, León Barrí Jr., el Sr. Caballero, Harold Shelton, José María Falomir, Gilberto Pérez Rodríguez, Gilberto Tapia y Eduardo Rivas.
La inauguración del Cine-Teatro Colonial en 1947 fue un acicate para la industria cultural. Mediante un esquema de venta de carnet que ofrecía varios conciertos en paquete, se consolidó la programación de eventos de alta calidad en Chihuahua, que sólo se exhibían en grandes ciudades, por lo que corrían el riesgo de no ser rentables en una ciudad menos populosa. Así, Conciertos de Chihuahua, nació con objetivos de promoción cultural.
En la publicidad se especificaba que solo los abonados (cuyos carnets contaban 20 pesos para estudiantes y 35 para adultos) podían asistir a los espectáculos y que no habría venta de boletos en taquilla. Los desplegados en los diarios locales eran patrocinados por empresas como el Banco Comercial Mexicano, Banco de Londres y México, Banco Mercantil de Chihuahua y los Sucesores de Ricardo Wisbrun. Las oficinas de la Asociación estaban en el local de la mueblería Salinas y Rocha en la calle Libertad 317.
Conciertos de calidad.
Más adelante, conocidos simplemente como Conciertos de Chihuahua, las integrantes de esta asociación se enfocaron durante diez años, aproximadamente, a importar espectáculos de primera calidad a nivel mundial. Algunos de los eventos requerían inversiones muy fuertes como los coros u óperas, mientras que otros eran conjuntos camerales, tríos, duetos o solistas, pero todos con alto nivel artístico. Para ello, la Asociación contaba con el portafolio artístico de empresas neoyorquinas del espectáculo.
Mencionamos, a manera de ejemplo, algunos artistas como: Dore Hoyer, bailarina, y Dimitri Wiatowitsch, pianista; el violista William Pimrose acompañando al barítono Lorenzo Albary; Rosario y Antonio, dueto de danza español. Un espectáculo que muchos recuerdan con afecto, pues tuvo muchos éxitos y ediciones posteriores, fue el de Los niños cantores de Viena, bajo la dirección de Helmuth Froschauer.
Balance inestimable.
Alfredo Jacob, cronista de arte y espectáculos, escribía a principios de los años 50: “Conciertos Chihuahua ha dado término a su décima tercera temporada de conciertos. 3 años de inestimable labor de cultura musical son fruto más que envidiable en nuestro medio. Ha sido la perseverancia, el entusiasmo indeclinable de esta Asociación lo que la distingue en el medio artístico de México como una de las instituciones de mayor seriedad y dinamismo.”
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