Emprendedores: en un año con grandes noticias, el país sigue sin resolver la fuga de talento y empresas que buscan mejores condiciones para su desarrollo.
Al hacer un repaso del 2021 por el mundo de los emprendedores es probable que la mayoría de los focos se posen en las empresas unicornio –valuadas por encima de los US$ 1.000 millones-, en lo que fue un año récord para las compañías de origen argentino que alcanzaron ese mérito.
Si bien se trata de un hecho para remarcar, que sale de los parámetros habituales, también hay que destacar a la totalidad del ecosistema emprendedor argentino que no se detiene a pesar de la difícil situación del país en el que les toca, justamente, desarrollarse.
“Desde que nacimos, allá por 1998, nos enfocamos en los emprendedores que sueñan en grande, escalan rápido, generan puestos de trabajo y ayudan a las generaciones venideras como mentores o inversores; con su conocimiento y su experiencia, generando así un verdadero efecto multiplicador”, dice María Julia Bearzi, directora Ejecutiva de Endeavor.
La entidad potencia y apoya a los emprendedores en su crecimiento a través de su red. Cuenta con más de 2100 emprendedores seleccionados, 140 mentores en Argentina y 65 oficinas alrededor del mundo.
Algunos de esos emprendedores ya tocaron la campana de Wall Street o se convirtieron en unicornios. “Casos como Ualá, Tiendanube y Mural muestran no sólo una valuación de mercado, sino el arduo trabajo del día a día de todo un equipo enfocado en resolver una problemática en particular y, en ese proceso, inspiran a sus propios equipos y a nuevos emprendedores con consejos, experiencia y capital”, cuenta Bearzi.
Por su parte, Gonzalo Blousson, presidente de la Asociación de Emprendedores de Argentina (ASEA), asegura que “es cierto que llama la atención lo prolífico que es nuestro país en materia de empresas unicornio, sobre todo teniendo en cuenta la coyuntura actual, pero si hay algo que realmente tenemos que rescatar del 2021 es la resiliencia del emprendedor argentino, el que se cae y se levanta, el que se anima a seguir apostando por empezar un nuevo negocio a pesar de todo”.
Con más de 40.000 emprendedores de todos los rubros y en todo el país, la organización sin fines de lucro, creada en 2014, busca que Argentina sea un mejor lugar para emprender, donde resulte más ágil y sencillo llevar adelante proyectos y nuevos negocios.
Una encuesta realizada por ASEA, en noviembre, acerca de la percepción a la hora de emprender en este año post-pandemia deja en evidencia los obstáculos que deben enfrentar los emprendedores en el país. Más del 54% de los encuestados concluyeron que la carga impositiva y la inflación son los principales problemas.
Todo parece ser más difícil en Argentina. “La inflación que licúa nuestros ingresos y ahorros, la ausencia de crédito, el nivel y la cantidad de impuestos que no sólo convierten al Estado en un socio más, sino que agregan una carga administrativa que desalienta hasta al más valiente, la burocracia en todos los ámbitos, la falta de reglas claras, la previsibilidad, el riesgo laboral y mucho más”, enumera Blousson. Y agrega: “Por esto es que nos sorprendemos cuando vemos cómo se multiplica la cantidad de emprendedores en todo el país, lejos de la posibilidad de ser empresas unicornio, pero con ganas de crecer, como se refleja también en la encuesta, donde más del 50% se muestra optimista en cuanto al futuro de su emprendimiento”.
“A pesar de las dificultades económicas que atraviesa nuestro país hace años, hay un sector que ha mostrado músculo y tenacidad para desarrollarse y capacidad para destacarse por sobre otros, es el sector basado en el conocimiento”, sostiene Bearzi; y asegura que su demanda se agudizó como resultado de los nuevos hábitos de consumo de servicios digitales en todo el mundo, a partir de la pandemia.
En efecto, durante el último año las exportaciones de servicios basados en el conocimiento alcanzaron el récord histórico de participación en el comercio mundial. Sin embargo, explica la directiva de Endeavor, “Argentina aprovecha marginalmente este escenario, ya que el crecimiento de la brecha cambiaria compromete la capacidad competitiva de nuestros exportadores y fomenta la fuga de talentos”.
Según su análisis, esta notable pérdida de valor produce dos consecuencias graves: una significativa fuga de cerebros, protagonizada por profesionales de nivel medio y alto que migran al mercado informal para cobrar sus servicios en “dólares libres”; y una fuga de empresas que ubican sus operaciones en países con mejores contextos normativos, cambiarios y tributarios, donde pueden percibir el valor total de sus exportaciones.
No obstante, apunta Blousson, en contraposición a esta Argentina diseñada para expulsar a los futuros empresarios, también se encuentra el principal recurso del país: el capital humano. “Emprendedores creativos, que aprendieron de las constantes crisis políticas y económicas, se han transformado en expertos navegadores de caos y tienen la capacidad de adaptarse rápidamente”, destaca el presidente de ASEA.
Ningún país, especialmente ninguno con los indicadores económicos y sociales de la Argentina, puede pasar por alto esta situación y seguir permitiendo el éxodo de profesionales y empresas.
“Si realmente queremos terminar con el contexto económico negativo es necesario que toda la clase política comprenda la importancia de la iniciativa privada como motor generador de valor y riqueza ”, expresa Blousson.
En ese sentido, Bearzi señala que “debemos trabajar para concientizar aún más a nuestros representantes sobre el impacto que tienen las empresas encuadradas en la economía del conocimiento, en tanto crean puestos de trabajo calificado como programadores, analistas de datos, diseñadores y representan una fuente de ingresos de divisas para nuestro país”.
Para la especialista es clave que quienes legislan comprendan el fenómeno en todas sus dimensiones y la oportunidad que representa para el desarrollo de la Argentina.
“Tenemos que generar las condiciones y los consensos necesarios para que los emprendedores, las empresas y el talento quieran quedarse y apostar por el país”, dice. Y agrega: “No puede ser que en un país con un 50% de desempleo formal, haya 15.000 vacantes disponibles para cubrir en empresas de software y compañías de otros rubros que buscan talento con perfil tecnológico”.
Por último, Blousson remarca que “debemos trabajar juntos para que Argentina sea tierra fértil para el desarrollo, no sólo nuevos unicornios sino también de otras miles de empresas que dan trabajo, mejoran la vida de la gente y son el agente de transformación que nuestro país necesita para salir adelante”.
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