Acciones de Telefónica: Un (incómodo) análisis en profundidad – EL PAÍS FINANCIERO

Las acciones de Telefónica son un activo bursátil que despierta el interés de miles de inversores en Europa y todo el mundo, sin embargo, no han podido salir del declive iniciado desde la Crisis Financiera de 2008-2009. ¿Ya ha pasado lo peor y es momento de comprar? Contestamos a este interrogante en el siguiente artículo.
Telefónica es una de las empresas españolas más importantes de las últimas décadas.
De ser un poderoso monopolio estatal pasó al campo privado y a enfrentar la dura competencia que significó la apertura de las telecomunicaciones en el país a partir de 1998.
Hoy en día Telefónica administra redes móviles y fijas, así como servicios digitales, en España, Reino Unido, Alemania, Brasil y en otros países de América Latina (Argentina, Chile, Perú, Colombia, México, Venezuela, Ecuador y Uruguay). Cuenta con 108.868 empleados.
Se estima que el 30% de sus ingresos provienen de su actividad en España, mientras que Alemania aporta un 20%, Reino Unido un 15% y Brasil otro 15% aproximadamente.
La década de 2020 ha comenzado con crisis y desafíos que parecen no terminar. La pandemia del Covid-19 es el evento que marca el inicio de la década y aún en 2022 no hemos logrado salir de él.
¿Qué le espera a Telefónica en los próximos años?, ¿vale la pena invertir en Telefónica ahora o es necesario esperar más?
Revisaremos juntos las métricas más importantes de la compañía y de sus competidores, así como otros aspectos clave del mercado de telecomunicaciones español y de las regulaciones europeas que podrían afectar el comportamiento en bolsa de las acciones de Telefónica.
Vamos a determinar qué nos dice la información actual disponible sobre la compañía y sus tendencias más importantes, tanto bursátiles como operativas y financieras.
Iniciamos con un análisis técnico del comportamiento bursátil de las acciones de Telefónica. Para ello haremos uso del gráfico mensual de velas japonesas del ADR de Telefónica cotizado en el NYSE:

Este gráfico nos da una perspectiva bastante amplia de los últimos 15 años.
En febrero de 2000 la acción de Telefónica alcanzaba un máximo de 27,02$, pero el difícil entorno lleva la cotización a mínimos de 6,68$ tan sólo 2 años después. Una pérdida de 75,3% de su valor.
La acción logrará recuperarse en los 5 años siguientes, manteniendo una tendencia alcista y alcanzando un máximo de 34,50$ en diciembre de 2007.
Pero la crisis financiera global de 2008-2009 se encargó de terminar esta trayectoria. Ya el precio no alcanzó a realizar nuevos máximos y se mantuvo alrededor de los máximos alcanzados en 2000.
Para comienzos de la década de 2010 la acción de Telefónica inicia un largo declive que se mantiene hasta nuestros días.
El indicador MACD, el cual nos puede ayudar a determinar aceleración y fuerza del precio de las acciones de Telefónica, aún se encuentra por debajo de la línea media del histograma en territorio negativo, si bien trae una débil trayectoria ascendente.
Para determinar fortalecimiento real del precio se requiere que las líneas del indicador crucen la zona media del histograma con pendiente positiva. De hecho, es preciso que esas líneas lleguen a la “Zona de Recuperación” que hemos señalado con trazo punteado.
De manera que, desde el punto de vista técnico, no es momento de entrar al mercado. Se requiere más fuerza.
Es preciso observar el volumen y estar atentos a un aumento notable de la actividad en bolsa. Sin fuerza notoria en el volumen no habrá movimiento sostenible al alza.
Otro aspecto técnico importante es observar el comportamiento del precio alrededor de sus zonas de soporte y resistencia.
El precio se encuentra en 4,98$ por acción y se mantiene dentro de un pequeño rango lateral. El siguiente nivel relevante está alrededor de los 6,88$; de manera que una buena señal sería la llegada a este nivel y su consolidación.
Luego de esa zona el siguiente nivel estaría alrededor de los 18,31$; pero para plantear escenarios hacia allá primero debe franquearse el nivel mencionado.
Queremos entrar al mercado solo si tenemos buena probabilidad de un movimiento sostenible al alza que nos garantice ganancias. Consecuentemente, conviene esperar a que el mercado nos avise cuando corresponda entrar
Es probable que lo peor haya pasado, pero debemos validar los fundamentos. No podemos comprar una acción sólo porque esté barata como puede estar ocurriendo con las acciones de Telefónica, ya que eso no es garantía suficiente de que suba si no hay bases sólidas.
Revisaremos 7 aspectos críticos que nos dejarán ver las tendencias financieras de Telefónica para el período 2011-2020.
Estos aspectos son los ingresos totales, los ingresos netos, los beneficios y dividendos por acción, los márgenes, la rentabilidad, el endeudamiento y la valoración.
Los ingresos son la piedra angular desde la cual se construye todo lo demás. Representan la contrapartida de los productos y servicios vendidos.
Se espera que una empresa con buenos fundamentos esté en capacidad de aumentar sus ingresos a lo largo de los años.
En el caso de Telefónica sus ingresos han mantenido una clara tendencia decreciente en la última década.
Después de haber cerrado 2011 y 2012 con 62.837 y 62.356 millones de euros respectivamente, los ingresos cayeron sostenidamente por debajo de la barrera de 50.000 millones en los años siguientes.
Se espera que los ingresos de 2021 mejoren con respecto a 2020, sin embargo, la compañía aún se encuentra lejos de los niveles máximos alcanzados al inicio de la década pasada.
Si tomamos como referencia el año 2020 estamos hablando de casi 20.000 millones de euros menos en ingresos en comparación con 2011 (- 31,4%).
Además hay que considerar que estas cifras son nominales, por tanto, si se descuenta la inflación el declive en los ingresos sería mucho mayor.
Si no hay un crecimiento notorio de los ingresos, lo cual supone mejorar la oferta de servicios e innovar fuertemente, será difícil para Telefónica salir del estancamiento.
Si los ingresos totales son la piedra fundacional del Estado de Resultados, pues los ingresos netos son en cierta forma como el producto final luego de descontar costos, gastos, depreciación, intereses e impuestos.
De manera que nos dan una idea clara de cuánto dinero queda luego de todo el ciclo operativo y financiero del negocio. Al igual que en el caso anterior la tendencia es francamente a la baja.
Es bastante llamativo que una compañía que genera más de 40.000 millones de euros al año no haya sido capaz ni de alcanzar los 2.000 millones de ingreso neto, tal y como ha ocurrido en los últimos dos años.
Menores ingresos netos suponen menor flujo de caja para afrontar las actividades de operación, de financiamiento y sobre todo de inversión.
De igual forma, estos ingresos menguantes se reflejan en bajos beneficios y dividendos por acción.
Para recuperar niveles previos Telefónica tendría que triplicar sus ingresos netos, de manera que aún le queda mucho trecho por recorrer.
Los beneficios y dividendos por acción representan un elemento fundamental que incide en la cotización de las acciones de ingreso (income stocks”), como es el caso de Telefónica.
Los inversores colocan dinero en este tipo de acciones para obtener un retorno en la forma de dividendos.
Pero si los dividendos no crecen, no hay razón para comprar más acciones de esa compañía y además, puede resultar necesario venderlas.
Este estancamiento precisamente aumentó la creencia generalizada entre los inversores de que Telefónica no tenía buenos fundamentos, alimentando el deseo de vender y hundiendo la cotización como lo hemos visto en el análisis técnico.
Para 2020 los beneficios y dividendos por acción alcanzaron apenas 0,24 y 0,39 euros por acción respectivamente. Estamos hablando de más de un 70% menos con respecto a 2011.
Sencillamente hay acciones en el mercado con mejor reparto de dividendos. Por ello el dinero ha salido Telefónica y ha ido a otros activos más rentables, mermando la capitalización de mercado de la compañía.
El margen operativo de Telefónica no sólo es estructuralmente bajo, sino que además viene en declive.
Para 2020 hablamos de apenas un 11%, con lo cual es evidente que hay algo fuera de control en su hoja de costos y gastos.
El margen antes de impuestos entre 2019 y 2020 ha oscilado entre el 5%-6%, lo cual es difícil de digerir para una empresa transnacional de este tamaño.
Los niveles que presenta el margen operativo deberían aparecer en el margen antes de impuestos…
Las compañías rentables generan un excedente que les permite reinvertir parte de sus beneficios en el crecimiento del negocio, así como repartir dividendos crecientes a sus accionistas.
Telefónica no pudo cumplir cabalmente con estas máximas en la década anterior. Debe mejorar sus márgenes con carácter de urgencia.
Tres de las métricas más importantes a considerar para determinar si una compañía es capaz de crear valor son el retorno sobre los activos (return on assets), el retorno sobre el capital de los accionistas (return on equity) y el retorno sobre el capital invertido (return on invested capital).
El retorno sobre los activos nos dice en qué medida los activos son útiles para generar ingreso neto.
No olvidemos que los activos son las palancas con las cuales las empresas generan los ingresos que luego vemos en el Estado de Resultados.
Esta métrica alcanzó su nivel más alto en el 2011 con un 4,2% para luego declinar hasta un 1,2% en 2020.
De manera que la estructura de los activos no es una variable que esté ayudando a hacer la diferencia en cuanto a generación de ingresos se refiere.
El retorno sobre el capital de los accionistas pasó de niveles relativamente altos del 18%-23% entre 2011-2013 a apenas 4%-9% entre 2019 y 2020. Es el de mayor caída entre los tres indicadores de rentabilidad.
El retorno sobre el capital invertido, el cual descuenta los dividendos pasó de 9,3% en 2011 a sólo 3,9% en 2020.
Telefónica no está generando valor para sus accionistas ni está aprovechando la estructura de sus activos para producir más ingresos.
El endeudamiento permite a las empresas apalancarse desde el punto de vista financiero, pero en niveles excesivos puede resultar contraproducente.
En el caso de su deuda de corto plazo (menor a 1 año) Telefónica presenta niveles consistentemente por debajo del 10% de sus activos, lo cual es razonable.
En cuanto a su deuda de largo plazo ha ido reduciendo ligeramente su nivel, pasando de 44,9% en 2011 a 38,9% en 2020, pero aún es elevado.
Las compañías de telecomunicaciones europeas presentan un alto endeudamiento debido a las inversiones que tuvieron que realizar para modernizar y ampliar sus redes, en especial las redes de fibra óptica.
Por otro lado, la trayectoria negativa de Telefónica ha magnificado el peso de su deuda, haciendo su servicio más complicado.
Finalmente podemos ver la evolución de los ratios de valoración de Telefónica con respecto a las empresas del índice S&P 500. Es importante aclarar que el año 2021 sólo refleja valores al tercer trimestre.
En cuanto al ratio “Price/Earnings” (Precio por Acción / Beneficio por Acción) de las acciones de Telefónica se encuentra consistentemente por debajo del promedio del S&P 500, excluyendo los años atípicos (2016, 2020).
Dada la debilidad de los fundamentos de la compañía, resulta obvio que los inversores no están dispuestos a pagar precios por acción más altos en la ausencia de ingresos y dividendos crecientes.
El ratio “Price/Book” (Precio por Acción / Valor en Libros por Acción) se mantuvo alineado con el mercado durante buena parte de la década pasada, pero en los últimos 3 años ha tendido a bajar.
Esto reflejaría una cierta tendencia a la subvaloración, pero no demasiado profunda ya que las cifras de resultados no lo justifican.
El ratio “Price/Sales” (Precio por Acción / Ventas por Acción) es bastante bajo en comparación con el S&P 500, lo cual tiene sentido a juzgar por el declive en los ingresos de Telefónica.
Por último, el ratio “Price/Cash Flow” (Precio por Acción / Flujo de Caja por Acción) es tal vez el peor de todos con un rendimiento notablemente menor al mercado. En los últimos 2 años ni siquiera duplica el flujo de caja por acción cuando lo normal es observar múltiplos por encima de 10.
Podemos decir que los fundamentos de la empresa aún son bastante débiles como para esperar un movimiento alcista de envergadura.
Podrá decirse que la empresa está subvalorada cuando mejore sus números como resultado de un cambio de rumbo y un mejor entorno económico y sobre todo, un marco regulatorio más amigable.
Mientras tanto, nos encontramos en presencia de una empresa con potencial, pero en un claro estancamiento.

La apertura de las telecomunicaciones a nivel español y europeo ha supuesto la presencia de importantes compañías que junto con Telefónica son líderes en este sector.
Estas compañías son Vodafone, Deutsche Telekom, Orange y British Telecom, para nombrar las más representativas.
Realizaremos una breve semblanza de cada una y luego compararemos algunas variables fundamentales para poner en contexto su trayectoria reciente.
Vodafone se orienta a los servicios convergentes de telefonía fija e inalámbrica.
Cuenta con unos 270 millones de clientes en servicios inalámbricos, por lo cual es uno de los operadores más grandes del mundo y tiene su sede en Reino Unido.
La mayoría de sus ingresos provienen del continente europeo. Alemania supone alrededor del 30%, el Reino Unido un 13%, Italia un 12% y España un 10%.
La firma también posee participaciones en operaciones en India, Australia, los Países Bajos y el África subsahariana.
Vodafone tiene en su plantilla 104.755 empleados.
Es la principal compañía telefónica de Alemania y ofrece servicios de telecomunicaciones fijos y móviles en varios países.
En EE. UU. posee T-Mobile, la cual es una de las compañías de telefonía inalámbrica más grandes del país y recientemente adquirió al cuarto proveedor de telefonía móvil, Sprint.
Aunque su foco está en Alemania y Estados Unidos, la compañía también opera en otros países europeos como Grecia, Holanda o Polonia, entre otros.
Su estrategia se basa en aumentar su escala (adquisición de Sprint), mejorar sus operaciones a través de la digitalización e invertir en todas sus redes.
Deutsche Telekom cuenta con 216.265 empleados.
Orange es el principal operador de telecomunicaciones en Francia, antes conocido como France Telecom.
Opera telefonía fija e inalámbrica, siendo el líder del mercado por delante de Iliad, Bouygues y SFR.
Tiene operaciones fijas e inalámbricas (convergentes) en España, Polonia, Bélgica, Luxemburgo y Europa Central (Rumania, Eslovaquia, Moldavia).
De igual forma tiene operaciones en los mercados africanos emergentes, de donde provienen el 15% de sus ingresos.
Orange cuenta con 138.626 empleados.
Fundada a partir de la antigua British Telecommunications PLC, BT Group es una compañía privada de servicios de telecomunicaciones que opera en más de 170 países con sede actual en Londres, Reino Unido.
Ofrece servicios de telefonía fija y móvil, internet de banda ancha, comunicación por fibra óptica y televisión digital entre otros servicios.
Sólo en Reino Unido cuenta con unos 18 millones de clientes.
Posee una plantilla de poco más de 100.000 empleados. Es dueña de las filiales EE, BT Research, Plusnet y BT Italia.
Pasemos a la comparación de algunas variables claves que nos revelan la posición relativa de Telefónica con respecto a estos competidores.
Vodafone, Deutsche Telekom y Orange son compañías públicas que cotizan en bolsa, mientras que British Telecom no lo hace, por lo cual no será incluida en este ejercicio.
Ya sabemos que los ingresos de Telefónica han ido en declive durante la última década. Es notorio que entre 2011 y 2012 era la compañía con mayores ingresos en el grupo estudiado con 63 mil y 62 mil millones de euros respectivamente.
La única empresa con incremento sostenido de sus ingresos ha sido Deutsche Telekom, la cual alcanzó los 101 mil millones de euros en 2020 para un 71,2% con respecto a 2011.
Vodafone y Orange han mantenido una trayectoria relativamente plana, por lo que también presentan un problema estructural de crecimiento, al igual que Telefónica.
Orange y Deutsche Telekom muestran los niveles de ingreso neto más elevados de los últimos dos años, y en general, los de mayor consistencia durante la década pasada.
Es llamativo en el caso de Orange que con un ingreso total de sólo 42 mil millones de euros en 2020 haya logrado un ingreso neto de 4,8 mil millones de euros, superior incluso a Deutsche Telekom.
Como podemos ver, el negocio de las telecomunicaciones supone altos costos operativos a juzgar por sus márgenes.
Por ello resulta clave la eficiencia en la estructura operativa y administrativa, así como en la implementación de planes gerenciales, ya que no hay margen de error para improvisar.
Vodafone refleja pérdidas en 4 de los últimos 5 años, por lo que tiene graves problemas. En su caso se excluyó el año 2014 por presentar un valor atípico asociado a actividades descontinuadas.
Si los ingresos de una compañía no crecen, los costos y gastos sí que lo harán empujados por la inflación creciente.
Vodafone muestra los peores resultados dentro del grupo, tal y como se advierte desde la sección anterior.
Orange por su parte, es la compañía con mejores beneficios por acción durante la última década, seguida por Deutsche Telekom.
Tienen dos características muy buscadas por los accionistas: consistencia y tendencia creciente en los beneficios.
Telefónica no ha generado beneficios negativos en ningún año, pero éstos no han logrado crecer y por el contrario declinaron.
Vodafone es la compañía que ha entregado mayores dividendos a lo largo de la década, a pesar de que se observa un declive desde 2,77 euros por acción en 2012 hasta 0,87 euros en 2020 (-68,6%).
No obstante, sus otras métricas fundamentales presentan debilidad. Si bien sus dividendos son muestra del compromiso hacia el accionista, por otro lado, pueden resultar contraproducentes para su flujo de caja.
De manera que le es conveniente trabajar en sus problemas estructurales, aunque ello implique una revisión de los dividendos en el mediano plazo.
Orange ha logrado mantener la consistencia de sus dividendos a pesar de que no ha recuperado los niveles de 2011 y 2012, cuando entregó 1,40 y 1,38 euros por acción respectivamente.
Deutsche Telekom por su parte ha venido de menos a más, manteniéndose en una banda entre 0,50 y 0,70 euros por acción.
Telefónica se ha estabilizado alrededor de 0,40 euros por acción.
Cerramos con el valor por acción y la capitalización de mercado actuales para estas 4 compañías. De este modo podemos ponderar la valoración del mercado sobre ellas.
Dado que consideramos compañías que cotizan en distintas bolsas europeas vamos a usar sus ADR’s (American Depositary Receipts) cotizados en las bolsas americanas a fin de trabajar con valores homogéneos en dólares.
Los ADR’s son certificados negociables equivalentes a una acción de las compañías emisoras y dan la ventaja al inversor de poder comprar acciones de compañías no residentes en los EE.UU. Del mismo modo, permiten a estas empresas poder cotizar sus títulos en las bolsas americanas sin la necesidad de pasar por el proceso de inscribirse en las mismas.
Para el cierre de la sesión del 16 de febrero de 2022 Telefónica (TEF) cotizaba a 4,94$ por acción, reflejando una capitalización de mercado de 28,44 mil millones de dólares. Es la valoración más baja del grupo considerado y refleja los problemas estructurales que hemos venido observando.
Orange (ORAN) cotizaba a 12,34$ por acción y presentaba una capitalización de 33,00 mil millones de dólares. Es una empresa que refleja números interesantes y destrezas palpables en su manejo, por lo que podría estar subvalorada y resulta una opción más atractiva que Telefónica.
Luego tenemos a Vodafone (VOD) que cotizaba a 18,87$ por acción con una capitalización de 50,75 mil millones de dólares. Es una empresa que intenta salir de graves problemas estructurales y podría resultar una opción atractiva cuando lo haga.
Finalmente, tenemos a Deutsche Telekom (DTEGY) que cotizaba a 20,04$ por acción con una capitalización de nada menos que 92,86 mil millones de dólares. Es la empresa más atractiva del grupo y sin duda la primera opción de inversión en el sector de telecomunicaciones.

En los últimos 20 años Telefónica fue perdiendo cuota de mercado ante nuevos actores que llegaron con la apertura del sector de las telecomunicaciones, sin embargo, en España sigue siendo el líder.
Hoy en día detrás de Telefónica están Orange, Vodafone y el Grupo MASMOVIL, así como un amplio número de Operadores Móviles Virtuales que se han beneficiado ampliamente de las redes de Telefónica.
No obstante, la autoridad de libre competencia en España, la Comisión Nacional para los Mercados y la Competencia, aprobó en octubre de 2021 una nueva regulación para los mercados mayoristas de fibra óptica, la cual beneficiará a Telefónica en tanto apunta a una normativa acorde a la situación actual del mercado.
Telefónica ya no estará obligada a dar a sus competidores acceso completo a su red de fibra óptica en el 70% del país donde hay mayor competencia, aunque mantendría el acceso en el 30% restante por reflejar una menor presencia comercial.
Por otro lado, aún debe permitir el acceso a su infraestructura de obra civil a Vodafone y Orange para la instalación de sus propias redes, pero esto seguramente redundará en una mayor estabilidad para la base de clientes de Telefónica.
Telefónica tiene importantes ventajas competitivas que podrá aprovechar mejor al cambiar la regulación. En primer lugar, cuenta con la mejor red de fibra óptica hasta el hogar, además posee contenido propietario y derechos de transmisión del fútbol en una de las ligas más más populares a nivel mundial.
El problema de Telefónica se evidencia mucho más cuando se agregan sus otros segmentos de negocios a nivel global, especialmente en países latinoamericanos con economías deprimidas, mayores obstáculos regulatorios y controles de cambio e incluso de capitales.
Es pertinente revisar la verdadera rentabilidad de estos negocios a la luz de sus estrategias para la presente década. Los resultados en mercados consolidados pueden verse mermados a nivel corporativo al agregar segmentos geográficos que no están en posición de crecer. Los segundos neutralizan el efecto de los primeros.
La inversión en sus redes, así como en nuevas tecnologías es vital para que Telefónica pueda mantenerse competitiva.
Ello requiere flujo de caja para financiar estas actividades de inversión. Ya se han comenzado a tomar medidas que apuntan en esa dirección tal y como recoge nota de Reuters publicada a finales de 2021: Telefónica llega a un acuerdo para eliminar unos 2.700 puestos de trabajo en España.
Aunque es una medida difícil e impopular supondrá ahorros de unos 230 millones de euros anuales a partir del 2023.
Por otro lado, el panorama ofrece importantes oportunidades como lo recoge el Plan de la UE para la Década Digital de Europa. Las metas pautadas para 2030 se centran en 4 pilares:
Para que esto se haga realidad se necesita una superautopista europea de telecomunicaciones a la par del desafío.
Todas las grandes compañías de telecomunicaciones, Telefónica entre ellas, pueden y deben aprovechar este proyecto para apuntalar su crecimiento, en especial en lo relativo a servicios de internet y redes 5G.
Hay desafíos competitivos que no deben menospreciarse a largo plazo, como lo es la posible entrada de empresas chinas al espectro 5G europeo.

Otro aspecto a considerar es el comportamiento de la economía española, la cual ha presentado problemas de endeudamiento recientes, y además fue duramente golpeada por la Pandemia de Covid-19.
En la medida que la economía continúe su proceso de apertura y saneamiento, en esa misma medida se creará un mejor entorno para las actividades de Telefónica y de las empresas españolas en general.
Esto podría beneficiar el rendimiento bursátil de las acciones de Telefónica, la cual de hecho forma parte del Índice IBEX-35, índice que aglutina el rendimiento de las empresas más importantes de España, pero se encuentra estancado desde hace muchos años.

Como podemos ver en el gráfico mensual del Índice IBEX-35, el mercado bursátil español no ha podido recuperar los niveles previos a la Crisis Financiera de 2008-2009.
Justamente ahora, en 2022, el mercado comienza a romper la tendencia bajista de los últimos años.
No debe olvidarse que la economía global está interconectada y cualquier situación que afecte gravemente a EE.UU. podría transmitirse fácilmente al resto del mundo.
En resumen, si planeas invertir en compañías de telecomunicaciones europeas debes hacerlo en aquellas que muestren buenos fundamentos, no aquellas cuyas acciones parezcan “más baratas” como en el caso de Telefónica.
Las acciones de Telefónica podrían seguir “baratas” por muchos años más si la empresas no resuelve sus problemas estructurales.
En el otro extremo, las compañías con buena gestión directiva, con crecimiento en sus ingresos y que entregan dividendos consistentes es altamente probable que suban su cotización en los próximos años. Este podría ser el caso de Deutsche Telekom.

El gráfico mensual de Deutsche Telekom muestra que la acción mantenía una tendencia alcista desde 2012 que corrigió fuertemente durante la pandemia de Covid-19 en 2020.
En los 2 años siguientes ha recuperado su tendencia alcista primaria.
Orange podría estar subvalorada en alguna medida, siendo una segunda opción de inversión detrás de Deutsche Telekom, pero requiere crecer mucho más.

El gráfico mensual de Orange muestra cómo la acción apenas comienza a salir de la tendencia bajista iniciada hace nada menos que 15 años.
Vodafone también supone muchas interrogantes fundamentales y tiene problemas estructurales, de manera que debe despejar estas incógnitas para ser un candidato con bases sólidas para crecer.

El gráfico mensual de Vodafone muestra una tendencia bajista que se mantiene desde hace 8 años.
Para que se produzca la rotura de esta línea el precio debe avanzar sostenidamente por encima de los 20$ por acción.
Un aspecto clave que debemos observar es la interacción entre estas 4 compañías europeas en términos de posibles fusiones, adquisiciones y asociaciones entre ellas.
Es una posibilidad anticipada por los analistas del sector y sin duda ayudaría a cambiar el juego para Telefónica. Por ahora hay otras compañías más atractivas para invertir.
Como lo menciona nota de Isla Binnie y Supantha Mukherjee para Reuters: “Las empresas de telecomunicaciones europeas sacan provecho de los activos de las torres a medida que se avecina una inversión 5G de alto costo”.
Las inversiones en sus redes actuales dejaron a las grandes compañías de telecomunicaciones europeas con un endeudamiento elevado. Ahora, las redes 5G son el futuro de la tecnología y tanto Telefónica como sus competidores necesitarán ingentes cantidades de dinero para financiar su desarrollo.
Ya han obtenido recursos de sus torres de transmisión a partir de la venta o el arrendamiento, pero necesitan muchos más recursos.
Los años venideros nos confirmarán si las acciones de Telefónica pudieron levantar cabeza en los mercados bursátiles.
Tal vez no estemos lejos de ver el nacimiento de nuevos gigantes de telecomunicaciones europeos producto de adquisiciones y fusiones. La tendencia de este sector es hacia la consolidación.
 


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