Mayores de 50 años: emprendedores por obligación – EL PAÍS

Con todas las armas a su favor: preparación, experiencia, conocimiento del mercado internacional y buena agenda, cada vez son más los directivos que, despedidos a los 50 años por brecha de edad, se aventuran a emprender. Se enfrentan así, en tiempos de coronavirus, a una tasa de desempleo que hoy se sitúa en el 12,5% para su grupo de edad. Para no engrosar los 921.000 parados que ya suman y evitar que el mercado decida por ellos, tras adaptarse emocionalmente a su nueva situación, se emplean a fondo en dar con soluciones que creen empleo y aporten valor a la sociedad. Un camino con luces y sombras.
La principal preocupación de los exdirectivos y ahora emprendedores se refiere al pago de impuestos y cotizaciones. El experto en tributación Rubén García Quismondo, socio del despacho Quabbala, aconseja “prudencia en inversiones y planes de negocio”. Explica que hay dos vías para iniciar un negocio: capitalizar al 100% la prestación por desempleo o solo una pequeña parte, opción muy interesante porque “el teletrabajo reduce enormemente los costes”.
El segundo paso será elegir entre darse de alta como autónomo, “con el beneficio de la tarifa plana para el que nunca ha trabajado por cuenta propia”, apunta; crear una sociedad como administrador o formar parte de una sociedad anónima o cooperativa. En todos los casos, la ley exige no cerrar en cinco años dado que se deja de pagar impuestos por la percepción de la capitalización del desempleo, continúa García Quismondo. En caso de cierre, “se puede aplazar el pago de la deuda hasta 30.000 euros”. El experto aconseja “poca inversión en el negocio y guardar la prestación para aguantar las pérdidas que se producen los dos primeros años”.
Carecer de este tipo de información, como de cualquier otro asesoramiento para volver al mercado laboral, es lo que movió al exdirectivo Benito Vera, experto en banca de inversión, a buscar ayuda. En la start-up de reinvención de ejecutivos Experience Ahead, Vera se puso al día para valorar sus opciones. El exdirectivo critica “la ausencia de planes de desvinculación cuando te despiden por edad y porque eres caro” y asume que la única salida es emprender, pues “lo que has hecho hasta ahora no sirve de nada porque no hay demanda”. Lo que para la cofundadora de la start-up, Pilar Trucios, tiene que cambiar: “El despido por edad no es la solución ni es propio de una empresa socialmente responsable. Es hora de que busquen alternativas para que los séniores sigan trabajando de otra forma”.
En su senda por el emprendimiento, Vera se formó en una escuela de negocios. Allí contactó con el fundador de Global Alumni, Pablo Rivas, empresa de formación por internet, de la que hoy es socio. El exdirectivo vaticina que “dejar atrás a tanta gente válida va a crear un problema social enorme porque vamos a vivir 100 años”. Vera pide al Gobierno un reconocimiento a los séniores, así como fijar límites a las estrategias de despido de las empresas y que “se articulen políticas de dinamización laboral y de apoyo en la salida cuando te discriminan por edad”.
Otro caso de emprendimiento tras ser despedida es el de Margarita Portillo, exdirectora de marketing de la multinacional alemana Zeiss. Portillo recomienda montar empresas en sectores o formarse en posiciones que no existen. Es lo que ella hizo al poner en marcha en plena pandemia un servicio de health coach donde forman a profesionales en acompañamiento a enfermos crónicos de larga duración, “un perfil de empleabilidad nuevo que había que introducir”, señala. Portillo asegura que, cuando se ha ejercido un mando, “es más fácil emprender porque trasladas el esquema de una multinacional y su equipo a una micropyme”, aunque reconoce que el camino es incierto.
Por eso aconseja pensar muy bien el objetivo de la empresa y buscar una necesidad no cubierta, formarse y localizar posibles socios. “Es sorprendente la capacidad y creatividad para desarrollar cosas que no sabías. Emprender requiere decisiones rápidas en función de lo que dice el mercado”. Y añade: “Pero también hay que asumir que estás solo, sin ayudas, y hay que ser muy fuerte porque la desmotivación es grande”. Por ello, y para enfrentar la ola de despidos que se viene encima, la profesora de EAE Business School, Pilar Llácer, lanza un aviso a navegantes: “Empiece a reciclarse por su cuenta antes de que le despidan”.
Y da pistas: “Hágalo para las posiciones en auge en el mercado (energía verde, logística, gestión de contenidos o ciberseguridad) o asesórese para ser autónomo y ofrecer sus servicios por proyectos”. Precisamente lo que ha hecho Carmen Morando: “Me lancé a emprender, pero con red”, asegura. Morando “veía venir” el despido y pocos años antes de salir de Banco Santander con un ERE comenzó a formarse en recursos humanos. Con 50 años, se dio de alta en la plataforma Generación Savia de la Fundación Endesa, en cuya cantera encontró un socio para fundar una consultora de employer branding, actividad que compatibiliza con sus papeles de orientadora laboral y profesora en una escuela de negocios.
También el exdirectivo Celestino González, tras una carrera dedicada a la banca, puso en marcha un modelo de negocio en el que ofrece soluciones de financiación a pymes, ya que “existe un vacío enorme en cultura financiera”, dice. Lo que hizo después de pasar por la start-up Connecting Visions: “Me empoderaron para emprender y volver al mercado como empresario sabiendo poner en valor mi conocimiento y creyendo en mi marca personal”.
El Corte Inglés ha sido noticia estos días porque no incluirá a los mayores de 50 años en su ERE para 3.200 empleados, ya que, según fuentes de la compañía, son los que lo tienen más difícil para recolocarse y porque ya se acogieron a un ERE en 2016. Hay otras empresas como Asepeyo donde “nunca despedimos por razón de edad”, según su subdirector general, Ricardo Alfaro, que asegura que “son una necesidad al alza y muy importantes en la gestión del conocimiento intergeneracional”. En la aseguradora, a partir de los 55 años se puede elegir turno y no hacer guardias. Su plan de transición a la jubilación “incluye formación en cultura financiera, tiempo de descanso paulatino y vacaciones extras cinco años antes de la jubilación”, agrega Alfaro, que destaca: “Contamos con más de 1.000 médicos en plantilla mayores de 65 años. Los séniores son especialistas en adaptarse al cambio”.

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