Fundación Gilsa: Construye Bienestar

La visión filantrópica de Gilberto Villarreal Guzmán, Presidente del Consejo de Administración de Gilsa, siempre se ha integrado a la estrategia de negocio de esta empresa familiar, enfocada a soluciones integrales en el campo de construcción decorativa, al destinar un porcentaje de sus utilidades al beneficio de personas en situaciones vulnerables, como parte de su responsabilidad social con Fundación Gilsa.
Al institucionalizar la manera de contribuir a la sociedad como una fundación buscan “aprender a hacer el bien, bien”, y que su aportación logre un mayor beneficio a la comunidad, explica Eloísa Villarreal de los Santos, Presidenta de Fundación Gilsa, quien desde hace años ha trabajado de la mano de su padre en la empresa y este año arrancó el proyecto.
“Hemos estado trabajando para darle estructura a este gran proyecto asesorándonos con expertos en este tema, capacitándonos en el concepto y manejo de otras instituciones, en donde hemos estado analizando que prácticas utilizan y cuáles son las que nos podrían ayudar más a nuestras metas, así como asignando personal capacitado para atender la administración y funcionamiento de la Fundación”.
Para Eloísa, esta nueva etapa es muy significativa porque considera que los lleva a conservar a manera de legado una práctica que sus padres les inculcaron a sus cuatro hermanos y a ella, haciéndolos conscientes y sensibles ante las necesidades de nuestra comunidad.
Actualmente, el enfoque de Fundación Gilsa está centrado en atender salud, particularmente desde la parte de brindar educación para prevenir enfermedades para elevar la calidad de vida; así como vivienda digna, dado que es un área en la que cuentan con gran ‘expertise’ puesto que es el giro de la empresa, buscan ayudar a que la gente tenga un espacio adecuado para vivir, trabajar o estudiar.
Para cumplir con los objetivos trazados para la fundación se ha trabajado en una estrategia clara sobre el camino a seguir, como lo aprendió de su papá, Don Gilberto, a quien le tiene gran admiración, “Es un ser humano excepcional, fuera de serie, de una sola pieza, un caballero. Y no lo digo porque sea mi papá, la gente que lo conoce lo describe así. Es un guerrero, no se ’raja’. Siempre ha salido adelante ante las adversidades que le ha tocado vivir. Me encanta que desde que tengo uso de razón lo recuerdo siempre en traje y corbata, que cuando visita las tiendas saluda a cada uno de sus colaboradores y les pregunta cómo van las ventas y cómo están ellos. Es una persona muy humana y sensible a las necesidades de la gente”, señala.
Junto a su padre tiene grandes recuerdos, le tocó vivir momentos claves en el crecimiento de la compañía junto a él, al ser la primera de sus hijos en comenzar a trabajar en Gilsa, y han compartido un sinfín de viajes de trabajo y experiencias.
“De chica lo recuerdo todo el día trabajando, pero el tiempo que estaba con nosotros estaba al 100. Los sábados nos llevaba a su primera tienda, por Vasconcelos, y gozábamos metiéndonos a los jacuzzis que vendía, jugando a la cajera y poniéndole sellos a las facturas. Los domingos siempre nos llevaba a ver terrenos en dónde pondría sus futuras tiendas y después a desayunar a la Rosa Náutica. Siempre nos daba ejemplos con sus frases, que aun al día de hoy nos sigue diciendo, como “Si te levantas a las 12 del mediodía ya perdiste la mitad de tu día’, ‘Al que madruga Dios los ayuda’, ‘Tus virtudes púlelas y en lo que eres buena se la mejor, y los defectos trata de esconderlos así sacarás lo mejor de ti’, ‘Hablas mucho y repites lo que ya sabes, mejor escucha y aprenderás algo nuevo’, ‘Se oye muy bonito ahora hazlo, ya que lo hagas te felicito’”.
Como empresa y como familia han emprendido un nuevo reto con Fundación Gilsa, con el cual para el siguiente año podrán ver los resultados de todo el esfuerzo sembrado en cimentar su base, y así potencializar su impacto en nuestra comunidad, primordialmente.

source