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Cuando Juan Fernando Tobón, gerente del Grupo Prinza, fue a Hong Kong entendió cómo en el futuro cambiaría la relación de las personas con la propiedad inmobiliaria, negocio al que se ha dedicado toda la vida.
Allí casi nadie podía acceder a una propiedad, y la inmensa mayoría de las personas vivía en arriendo, y se han adaptado a ello sin problema; incluso le manifestaban extrañeza cuando contaba que en Colombia las familias sueñan con tener casa propia y hacen todos sus esfuerzos por comprarla.
“Esto va a cambiar, para allá vamos nosotros. La propiedad ya empezó a encarecerse y cada vez será más difícil para una persona comprar casa”, dice Tobón, quien recuerda que su abuela, sin mayores recursos, compró una casa de 200 metros cuadrados en el barrio Buenos Aires. “Eso era hace años, hoy ninguno de sus nietos profesionales puede comprar una propiedad de ese tamaño”.
Por eso creó Arpi, una startup que funciona dentro del Grupo Prinza, empresa promotora y constructora de proyectos inmobliarios con 20 años de experiencia, uniendo las dos herramientas con las que cuenta: construcción y tecnología.
La propuesta de valor de Arpi es que las personas puedan acceder a metros cuadrados de propiedad a un costo relativamene bajo y obtengan la rentabilidad mensual por su arrendamiento.
Cada metro cuadrado puede costar cerca de $5 millones y el mínimo para entrar en un proyecto son cinco metros cuadrados. Con esa inversión, que inclusive puede pagarse a plazos si el proyecto aún está en planos, los inversionistas pueden ir aumentando su patrimonio sin los dolores de cabeza de la administración de la propiedad.
“Con Arpi no hay que pensar en costos de administración, mantenimiento, tiempos muertos sin arrendatarios, en fin, todos los problemas que tiene encima alguien que compra una propiedad para inversión”, señala Tobón.
Por ejemplo, Arpi ya construyó en La Estrella el Centro de Servicios Sur, donde actualmente los arredatarios son Comfama, Sura, Ayudas diagnósticas, Dolarcity, entre otros, cuyos contratos de arrendamiento son de 10 y 15 años, por lo que la rentabilidad está garantizada, al menos por ese tiempo.
Tobón explica que Arpi se encarga de toda la administración de los inmuebles y, luego, el dinero excedente es dividido en partes iguales entre la cantidad de metros cuadrados que tiene la propiedad, que en este caso son 3.429.
Así, si algún local o apartamento está desocupado no tiene mayor peso en el total de la propiedad horizontal, ya que los que sí están rentando compensan la posible pérdida.
Pero en Arpi no quisieron quedarse solo como una proptech, sino que llevan su negocio hasta el ámbito financiero, para lo cual crearon una aplicación en la que se pueden transar Arpis, que es un cripto activo que facilita el intercambio de metros cuadrados de forma segura, a través de blockchain, con alcance global y sin intermediarios.
Esto quiere decir que un Arpi es una acción real de propiedad inmobiliaria, que también equivale a un metro cuadrado del proyecto donde se invierte y es un criptoactivo transable.
Las transacciones se hacen a través de un app desarrollada por el Grupo Prinza, y sobre el mercado secundario, que apenas es incipiente, ya los creadores creen que será ganador.
De momento, la rentabilidad promedio que ofrecen por la inversión en el Centro de Servicios Sur, que es el único que ya está en operación, es del 18% anual incluyendo la valorización del inmueble.
“Con Arpi queremos democratizar la propiedad, para que todos podamos tener un pedazo de propiedad que genere rentabilidad, y ayudar a cientos de colombianos a construir su pensión, que sirva como un sistema de ahorro para la vejez”, concluye Tobón
Arpi tiene disponibles algunos metros cuadrados en el Centro de Servicios Sur, en La Estrella, con rentabilidad inmediata.
Está disponible sobre planos Belive, un proyecto mixto (comercial y vivienda) en Patio Bonito en El Poblado.
Así mismo, proyectan varios mall tipo Central de Servicios en Barrio San Cristóbal, Castilla, Floresta, y los municipios de Amagá y Caldas.
También proyectan un coliving campestre en el Oriente antioqueño.
Soy periodista egresada de la Universidad de Antioquia. Mi primera entrevista se la hice a mi padre y, desde entonces, no he parado de preguntar.
