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especial grandes empresas
C. Barroso
01/11/2022 a las 10:08h.
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Hubo un tiempo en que las grandes compañías fiaban su progreso en innovación al departamento de I+D+i. Cuando se dieron cuenta de la lentitud en la investigación por lo complejo que resulta mover grandes estructuras, decidieron adoptar colaboraciones y sinergias con startups y centros de investigación con el objetivo de buscar soluciones más ágiles a sus requerimientos. Para seguir en la cresta de la ola, las grandes empresas unieron su destino a emprendedores con proyectos disruptivos.
Bill Joy, cofundador de Sun Microsystems, una de las empresas tecnológicas más importantes del planeta, decía que no toda la gente inteligente trabaja para ti. En Ferrovial tienen muy asumida esta máxima. «Hay gente con mucho talento fuera de tu empresa, tengas el número de empleados que tengas. Carece de sentido no mirar lo que hay fuera y lo que otras personas pueden estar desarrollando», explica Ciro Acedo, responsable del ecosistema de Innovación Abierta en la empresa constructora.
Henry Chesbrough, profesor de la Escuela de Negocios de Harvard (Estados Unidos), le puso nombre en 2003, ‘Open innovation‘ (innovación abierta), a la nueva manera de cooperación con pequeñas empresas, centros de investigación o profesionales externos.
Los gigantes del Ibex intensifican su relación con las startups seducidos por la agilidad de las firmas emergentes para responder a los cambios del mercado
España no ha sido ajena a este fenómeno global. Se calcula que más del 90% de las empresas del IBEX y la mayoría de las empresas públicas disponen de mecanismos vinculados con el ecosistema emprendedor. Cerca de un millar de empresas que trabajan en territorio nacional son identificadas cada año para posibles alianzas. Luego se examina el 10%.
Un ejemplo de la musculatura de las grandes compañías españolas en innovación abierta lo representa Ferrovial, empresa que lleva unos diez años apostando por este modelo: realiza una veintena de pilotos por año. «Hemos llegado recientemente a un acuerdo –comenta Acedo– con una startup de Estados Unidos que se llama OpenSpace, en el sector de la construcción, y también realizamos un piloto interesante con la israelí Datumate. Estamos haciendo además pruebas de concepto con la española Neutroon, en el ámbito de un software que gestiona redes de 5G privadas».
Con los centros de investigación o universidades se alcanzan acuerdos a más largo plazo porque la investigación requiere un proceso de más tiempo. Destaca la entente con el MIT (Massachusetts Institute of Technology), en Boston, colaboración que data de hace varios años.
¿Pero qué debe tener una startup para que una compañía grande se fije en ella? Juan Carlos Fernández Incera, cofundador de la compañía de e-commerce Ezenit, es profesor de Fundamentos de Marketing y Creación de Empresas de la Universidad Villanueva (Madrid), donde además lleva el programa de Emprendimiento. En la Universidad CEU San Pablo (Madrid) imparte Pensamiento Creativo. Considera el docente que la startup debe ser «bastante potente en algún tema de I+D y responder a la medición de una serie de KPIs dentro del mundo digital. Y también detalles financieros». Acedo apunta también a la fortaleza tecnológica como uno de los valores tenidos en cuenta para el ‘fichaje’: «Una base tecnológica de innovación o un modelo de negocio disruptivo que pueda resultar interesante».
Apostar e invertir. Es la máxima de muchas grandes empresas para aprovechar las posibilidades innovadoras que abren las startups. Un ejemplo es GoHub Ventures , el fondo de inversión corporativo de Global Omnium (antes Aguas de Valencia). Dotado con 30 millones y fundado hace cuatro años, su objetivo es convertirse en socio estratégico de «startups ‘deep tech’ con soluciones disruptivas para la automatización de procesos, reducción de costes e innovación de producto. Invertimos en startups B2B SaaS de Europa, USA y Latam», señala Patricia Pastor, directora general de GoHub Ventures. En su porfolio de empresas figuran 23 startups B2B SaaS, «que abarcan desde Industria 4.0, IA, 5G, ‘edge computing’ hasta digitalización de procesos transversales, asistentes conversaciones o firma y facturación electrónica», añade Pastor. En opinión de su directora general, «la innovación abierta es la mejor herramienta para permitir un proceso exitoso de transformación digital transversal en cualquier sector productivo».
Existen distintas vías de ejecutar la innovación abierta. Una de las fórmulas pasa por que la empresa grande tome una participación minoritaria en la startup. También se puede llegar a acuerdos para desarrollar iniciativas conjuntas. A veces el proceso acaba con la absorción. Advierte Fernández Incera que existen dos grandes obstáculos para la adquisición de una startup y vienen por la empresa grande: «La parte legal, los contratos son complicados de firmar, y los protocolos de seguridad, muy estrictos, en las grandes compañías».
Todos los sectores se han apuntado al modelo, como el bancario. «Desde CaixaBank –informan fuentes de la entidad– apostamos por un escenario de colaboración con startups y ‘fintechs’. Entre las iniciativas que hemos puesto en marcha se encuentra un programa de innovación abierta denominado DayOne Open Innovation Program, en el que participan diferentes áreas de negocio del Grupo CaixaBank, como DayOne y Business Open Innovation. Actualmente, se están desarrollando pilotos con Nax Solutions, Trak y Deeder, aunque también trabajamos con otras startups fuera del marco del programa».
Junto con empresas líderes como Global Payments, Samsung, Visa y Arval, CaixaBank ha impulsado el Payment Innovation Hub, el primer hub de innovación compartida para crear los medios de pago del futuro. «También hemos lanzado –afirman– un programa de incubación dirigido específicamente a startups del sector agro, denominado AgroBank Tech Digital INNovation, para impulsar la transformación digital de la industria agrícola».
No existe prácticamente ninguna empresa grande que no pueda presumir de aceleradoras o programas de mentoring para impulsar startups. Wayra es la iniciativa de Telefónica diseñada para escalar e invertir en startups y llevar la innovación a cualquier parte del mundo. Desde 2011, han invertido en más de 800 startups.
La innovación abierta resulta beneficiosa para todos los actores. «La colaboración con startups y emprendedores nos permite testear nuevas soluciones y tecnologías rápidamente –expresan desde CaixaBank–, mejorar nuestra agilidad y eficiencia y acelerar el tiempo desde que surge una idea hasta que se comercializa el nuevo producto o servicio. A su vez, a las startups, les permite validar sus soluciones y mejorarlas». Para Acedo, «las grandes empresas acceden a talento, tecnología y nuevos modelos de negocios de una forma más ágil. Que una startup pueda probar algo por nosotros y nosotros validarlo es muy valioso. Y las startups reciben apoyo financiero, reputacional, conocimiento del sector y acceso a los mercados».
El Covid ha podido significar un impulso extra a este modelo. «La pandemia ha puesto de manifiesto la necesidad de adaptarse muy rápidamente a los cambios. Por eso CaixaBank ha apostado por este modelo creando el área de Business Open Innovation, para dar apoyo a todas las áreas de negocio del Grupo e impulsar la colaboración con startups nacionales e internacionales», sentencian desde CaixaBank.
Sobre este asunto, Fernández Incera cree que «todo lo digital ha crecido durante la pandemia, sobre todo la innovación relacionada con la tecnología. Y se ha conseguido democratizar el acceso de las pequeñas empresas a las grandes, que tienen muchas ganas de escuchar ideas».
El futuro de la innovación abierta parece despejado. Porque ya está asumido por el mundo empresarial. «La tecnología avanza más rápido de lo que somos capaces de asimilar las personas –señalan fuentes de CaixaBank–, y con ella van cambiando las preferencias de los consumidores. En este entorno de innovación y disrupción, la innovación abierta y la colaboración con el sector emprendedor están en la mesa de cualquier Consejo como prioridad estratégica».
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«La innovación abierta cada vez va a ir a más. Las empresas grandes se están planteando tener cada vez menos estructura y pasar más proyectos a compañías satélite que luego pueden terminar absorbiendo», concluye Fernández Incera.
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