Un escudo de smartphones – La Vanguardia

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Última hora de la guerra Ucrania – Rusia
Desde mediados del 2020, la compañía china Huawei está vetada para mantener relaciones comerciales con empresas de Estados Unidos porque el Gobierno de este país considera –sin haber publicado nunca pruebas– que esa corporación ha aprovechado su infraestructura y tecnología para espiar información confidencial, secretos industriales y datos de los usuarios. En consecuencia, por ejemplo, los móviles de esta marca no pueden usar el sistema operativo Android, de Google, porque esta es una compañía norteamericana.
Con la invasión rusa de Ucrania, diversas compañías tecnológicas, como Intel, Apple, Samsung, Microsoft, Google y muchas otras han anunciado la suspensión de sus actividades de negocio en Rusia. Esas medidas no son menores. En el mundo existen 8.300 millones de líneas de móvil, más que los 7.900 millones de habitantes de la Tierra. Nadie, incluidos los rusos, es ajeno a la elevada implicación que tienen los smartphones en la vida diaria de la gran mayoría de la humanidad.
Puede que las razones de muchas de las suspensiones de negocios de importantes compañías de todo el mundo no estén puramente motivadas por la guerra en Ucrania. Hay una poderosa razón económica. El desplome de la cotización del rublo desde el inicio de las hostilidades hace que muchos productos del exterior dejen de ser rentables en Rusia. Lo que cuenta, sin embargo, es que la tecnología está cada vez menos disponible para cualquier ciudadano ruso, aunque haya que lamentar que millones de ellos vean entorpecidas sus vidas por ese boicot mundial. Primero están los ucranianos, millones de civiles hostigados por una cruenta guerra. Quedarse sin funciones en el móvil no es nada comparado con eso.
Si el mundo tecnológico le da la espalda a Rusia, a la larga habrá consecuencias, porque la globalidad es una situación que no habría sido posible sin muchos de los avances que hoy utilizamos con normalidad, pero que no hace tanto ni siquiera existían.
Intel ha decidido dejar de enviar sus chips a este país. Las tarjetas Visa, MasterCard y American Express ya no son operativas en territorio ruso. Las transferencias bancarias entre países con el sistema Swift que hoy podemos hacer con un móvil, tampoco son operativas para bancos rusos. Apple no solo ha suspendido la venta de sus productos, también ha dejado sin efecto el pago con sus teléfonos mediante Apple Pay. Google ha interrumpido el negocio de la publicidad en el país y Microsoft no comercializará nuevos productos.
Lo que las tecnológicas han hecho hasta ahora respecto a Rusia por su agresión bélica puede ser todavía más. Quedarse sin la tecnología que hoy nos facilita tantas cosas es como volver a la edad de piedra. Exactamente el lugar al que pertenece Vladímir Putin.
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