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Rincón incide en la necesidad de dar visibilidad a los negocios locales. /
Rubén Rincón, coordinador de campañas de la asociación de comerciantes de Urduliz, está convencido que «este año la ventas superarán las expectativas», entre otros motivos gracias a la iniciativa que han puesto en marcha: el sorteo de dos cestas de productos el 31 de diciembre.
– La pandemia ha supuesto un antes y un después para los negocios.
– Durante estos meses hemos sufrido tres bajas, dos de ellas por motivos económicos, y otra en cambio, por personales. También tenemos algunos que están aún pendientes de continuar o no por el daño que les ha hecho la crisis sanitaria. Sin embargo, es verdad que la construcción del hospital ha ayudado a que las tiendas no decrezcan y en algunas ocasiones, incluso que hayan aumentado. Si hacemos un análisis completo de la situación, podemos decir que hemos tenido bastantes más nuevos afiliados que pérdidas.
– ¿Cómo se ha vivido la vuelta a la 'nueva normalidad'?
– Cada establecimiento es un mundo. En función de a qué se dedica cada local podríamos decir una cosa u otra. En el caso de la gestoría, se ha trabajado más que nunca, pero es verdad que la hostelería ha sido la gran perjudicada. Poco a poco están saliendo a flote, pero hay que seguir esperando. Desde nuestro punto de vista, un sitio que no tenga comercio, es un lugar sin vida, un municipio fantasma.
– ¿Hay miedo ante los negativos datos de la pandemia?
– Los bares son los que peor lo están pasando. La implantación del pasaporte covid les suscita preocupación. Desde luego supone una complicación más, además de todas las medidas que ya han tenido que tomar durante estos meses. Tener que controlar uno a uno si se está vacunado o no provoca que ese tiempo no lo puedan invertir en otros ámbitos de su trabajo. Desde la entidad les intentamos informar de manera continua sobre todas las subvenciones y normas que se han ido implementando para ayudarles en la gestión diaria.
– ¿Cuál es la tendencia?
– Evidentemente, la gente de Urduliz ha comenzado a moverse más. Pero es cierto que nos vienen muchas personas de otros municipios. Una cosa compensa a la otra. En este caso, depende también del tipo de sector, ya que una localidad tan pequeña como en la que nos encontramos no tiene quizás almacenes de ropa que puedan competir con las grandes marcas que hay en los centros comerciales. No obstante, una gran parte de los servicios de automoción los encontramos aquí y generan que residentes de Gorliz o Sopela acudan a hacer las reparaciones de su vehículo a nuestro pueblo. Además, los problemas de estacionamiento que quizás tienen localidades como Plentzia, hace que algunos trabajadores vengan hasta aquí a aparcar su coche antes de coger el metro para ir a trabajar, y al volver, aprovechar para hacer las compras.
– Muchos, en cambio, han preferido hacer uso de las tiendas online.
– Sin duda nos hemos tenido que reinventar. El año pasado se creó la página web de la organización para poder dar visibilidad a todos los comercios que forman parte de la misma, ya que el 95% no tiene presencia en la red. Actualmente no disponemos de los recursos necesarios para implantar plataformas de pago digitales, aunque sí que es una idea que tenemos en la cabeza.
– ¿Cuál considera que es el mayor reto al que deben enfrentarse?
– Hoy en día estamos realizando todas las campañas posibles, siempre enfocadas al consumo de los clientes para que puedan sentir el beneficio que supone gastar en Urduliz. Por ejemplo, estamos ejecutando una iniciativa de bonos gracias a la subvención de 15.000 euros del Ayuntamiento, y que nos ha ayudado a crear 3.000 bonos.
– La Navidad está a la vuelta de la esquina. ¿Cómo se afronta?
– Para estas fechas estamos trabajando en el sorteo de dos cestas con una selección de productos de algunos de los establecimientos. Cada vez que un consumidor compra en alguna de las tiendas asociadas, recibirá una participación para la rifa que se formalizará el 31 de diciembre. El año pasado la campaña tuvo un impacto de 6.800 personas, y este año esperamos que se superen todas las expectativas.
