Quién hay detrás de Bored Ape Yacht Club: la polémica colección NFT más exitosa del mundo – Hipertextual

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Tecnología, ciencia y cultura digital
La eclosión del mundo NFT a nivel mayoritario hace ahora alrededor de un año causó confusión y expectación a partes iguales. O, para ser justos, seguramente más confusión. Para algunos la propuesta de los NFT podría revolucionar el arte digital, usar la tecnología blockchain y Ethereum para asegurar el uso debido de creaciones en la web. Para otros, eran una propuesta que solo serviría para especular (como así ha sido en muchos casos) y para generar una especie de furor por el coleccionismo digital: los nuevos cromos; como también ha pasado. Y ahí, en ese cruce de caminos que seguramente tome un poco de ambas partes, aparecieron unos monos aburridos: la colección Bored Ape Yacht Club.
Una muesca más en la pistola de los que opinan que todo esto es un sinsentido, o una muestra de que se puede articular algo más que la venta por mucho dinero de una ilustración digital a través de un NFT. Bored Ape Yacht Club (BAYC), con sus monos creados a través de unos prediseños por un algoritmo aleatorio, se han vendido por sumas millonarias, en parte gracias al FOMO creado por personalidades y famosos de todo tipo que los adquirieron en la primavera de 2021, cuando fueron creados y puesto a la venta. En total, se calcula que han movido en transacciones en ETH unos 3.000 millones de dólares.
Al adquirir una copia, sus poseedores conseguían los derechos para hacer con el personaje de esa ilustración lo que quisieran (como usarlo para otra creación, algo no disponible en todos los contratos NFT), pero además daban acceso a una comunidad en Discord y un espacio denominado THE BATHROOM que se explicaba como una especie de gran graffiti digital disponible para todos. El nombre de ese espacio, según explicaron sus creadores en una entrevista con New Yorker, correspondía a emular esos baños de antros en los que todo el mundo ha escrito algo en la pared.
¿Tiene algo de esto sentido? Que juzgue cada uno. Seguramente sus precios inflados por el impulso de famosos que entraron en el juego lo irracionalicen completamente, pero también hay que reconocer que al adquirir un NFT de esta colección, sus poseedores, pasaban literalmente a pertenecer a club. No era solo un JPG ridículamente caro. Era un pase a algo por construir ridículamente caro.
Ahora, la compañía tras BAYC, Yuga Labs, ha lanzado su propios toke -ApeCoin- con el fin de seguir inflando sus bolsillos y su negocio y permitir que personas con menos capacidad de gasto puedan tener cierta participación en la comunidad. A ello se suma una inversión de 450 millones de dólares por parte del fondo Andreessen Horowitz, una referencia en la financiación de startups.
Con el dinero, parece que los planes de Yuga, al hilo de sus presentaciones, es desarrollar lo que quieren explicar como una compañía basada en la web3 y el metaversoconceptos todavía en construcción. O, quizá de forma más llana, ahora tienen dinero para exprimir lo que al final han creado: una franquicia y unos personajes que algunos ya comparan con creaciones que pueden dar lugar a negocios similares al que tiene Disney en su caso por vía de videojuegos.
Pero… ¿Qué y quién hay detrás de los orígenes de BAYC y Yuga Labs? Esta es la historia de uno de los sinsentidos (para algunos) más rentables de la historia de internet.
Parte del éxito de Yuga Labs puede atribuirse a la decisión de la empresa de crear un proyecto centrado en la comunidad para gestionar la marca BAYC. Sus creadores se inspiraron originalmente en CryptoPunks, el primero de muchos proyectos de NFT que buscaban crear una biblioteca de personajes con rasgos y niveles de rareza únicos.
Cuando aún no se conocía quién había detrás, la única pista era que Yuga Labs era la creación de dos amigos, Gargamel y Gordon Goner, ambos seudónimos. El dúo mantuvo su anonimato hasta hace poco, cuando un artículo de Buzzfeed de febrero de 2022 reveló sus identidades como Greg Solano y Wylie Aronow.
Solano es un escritor y editor de 32 años que se esconde tras el seudónimo Gargamel, mientras que Aronow, de 35 años, se hace llamar Gordon Goner.
Ambos habían estado involucrados en el espacio de las criptomonedas como “hodlers” y traders desde 2017. Con el tiempo, descubrieron que la aparición de las NFT les creaba oportunidades para mostrar su lado creativo. Para materializar sus objetivos, reclutaron a dos ingenieros de software, a saber, los también seudónimos Emperor Tomato Ketchup y No Sass, como parte del equipo fundador del proyecto. Ambos se pusieron manos a la obra, aunque sin mucha experiencia. Con el tiempo, se supo que los dos programadores tiraron sus primeras líneas de código en Solidity, el lenguaje de referencia para crear smart contract a comienzos de 2021.
Tras la publicación del artículo de BuzzFeed, los fundadores respondieron a la exclusiva con el meme “Web2 me vs. Web3 me” en Twitter, en el que esencialmente se comparaban con una foto de sí mismos en el mundo real con un NFT o avatar de Bored Ape.
Got doxxed against my will. Oh well.

Web2 me vs. Web3 me pic.twitter.com/uLkpsJ5LvN
Según un perfil que les realizaron en Rolling Stone antes de que se conocieran sus identidades, Gargamel y Gordon Goner, no tenían ningún background tecnológico. Antes de fundar el club, Gargamel trabajaba como escritor y editor. Goner tenía previsto cursar un máster, pero cayó enfermo y se dedicó a especular con criptomonedas. Los dos, de treinta y tantos años, son “nerds literarios”, según se definía el propio Gargamel. Crecieron en Miami y se conocieron, hace una década, bebiendo en un bar, “gritando sobre [el autor] David Foster Wallace”.
Got doxed so why not. Web2 me vs Web3 me. pic.twitter.com/jfmzo5NtrH
Pero hay otra pata que no se suele nombrar en la creación de Bored Ape, que luego ha seguido alimentando su máquina de billetes con el lanzamiento de colecciones paralelas con versiones de sus monos mutantes y de los perros de esos nonos. Hablamos de Sénecauna artista de la que apenas se conoce nada que fue la creadora de los bocetos originales que dieron lugar a las ilustraciones.
El 11 de marzo de 2022, Yuga Labs amplió aún más su ecosistema NFT al adquirir CryptoPunks y Meebits de Larva Labs. Ambas colecciones eran dos de los competidores más destacados de BAYC en términos de valor y seguimiento. Por lo tanto, se puede afirmar que este movimiento consolida la posición de Yuga Labs en la cima del mercado de las NFTs. Son, por así decirlo, un gigante.
Con este acuerdo, Yuga Labs posee ahora todos los derechos de propiedad intelectual, marcas y derechos de autor de las colecciones CryptoPunks y Meebits, junto con 1.711 NFTs de Meebits y 423 de CryptoPunks.
A ello se suma el lanzamiento de su token y la reciente inversión de 450 millones, con la que dicen que quieren posicionarse como una compañía en el “metaverso y la web3”, campos todavía por explorar.
Por ahora no se sabe mucho de sus planes, pero Aronow dijo a The Verge que imagina un juego de rol multijugador y “un mundo interoperable” que será “dirigido por los jugadores”, que según una presentación filtrada en Reddit, consistiría en una especie de mundo virtual donde los actuales poseedores de uno de sus NFT contarían con ciertas parcelas de terreno. Veremos.
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