Desde temprano, dos protestas sindicales coinciden este jueves en distintos puntos de la Ciudad de Buenos Aires por reclamos sectoriales en la actividad del transporte.
Entre las 8 y las 10, la Asociación Gremial de Trabajadores del Subte y Premetro (Agtsyp) hará su primera protesta gremial contra Emova, el nuevo nombre que adquirió la concesionaria del servicio que mantuvo el Grupo Roggio esta semana, luego de la finalización del contrato con Metrovías.
Con una “apertura de molinetes” en la estación Congreso de Tucumán de la línea D, los Metrodelegados rechazarán la “presencia de empresas contratistas” en la red de subterráneos que “hacen tareas que son propias al personal de mantenimiento”. La organización sindical exigió a la concesionaria que “existe legislación al respecto y convenios colectivos que la nueva empresa -Emova Movilidad- debe respetar”, señalaron a través de un comunicado.
“Si la empresa subcontrata personal externo, está implícitamente reconociendo el faltante de personal de planta para realizar estas tareas, por eso reiteramos el pedido de restitución de los puestos de trabajo en todos los sectores”, indicaron desde Agtsyp.
Voceros de Emova calificaron la protesta como “insólita” y señalaron a Infobae que “los delegados sindicales se oponen a que hagamos obras que apuntan a mejorarle los espacios de trabajo como vestuarios o salas de descanso a sus propios representados”. Además, plantearon que “no existe una tercerización sino de la contratación de una empresa para ejecutar la obra, no se tratan de tareas de simple mantenimiento”.
“Creemos que existe una campaña de origen político partidaria busca impedir ejecutar estas mejoras para los trabajadores”, señalaron desde la concesionaria. “Este tema ya está en conocimiento de las autoridades laborales de la Ciudad”, concluyeron las fuentes.
La concesión del subte fue adjudicada al grupo Roggio en diciembre pasado, luego de quedar como el único oferente tras la retirada de sus dos contendientes, RATP y Keolis-Helport. Pero la conflictividad gremial permanece, más allá de los cambios de nombre. El 18 de noviembre pasado, los Metrodelegados ya habían realizado otro reclamo similar contra las tercerizaciones en la estación Juan Manuel de Rosas de la línea B.
A pocos kilómetros del conflicto subterráneo, en el Aeroparque Jorge Newbery, un grupo de trabajadores despedidos de la aerolínea Latam volvían a movilizarse a las 7 de la mañana a la terminal para exigir al Gobierno que cumpla con el compromiso asumido por los ministerios de Trabajo y Transporte para que se cumpla el acta de continuidad laboral en la actividad aeronáutica.
“Nos dijeron que esperemos la reactivación. Hoy hay más pasajeros que en la prepandemia. LATAM, volvió a operar desde Aeroparque, y desde el interior las rutas más rentables; hacen negocios en dólares y euros”, denunciaron en un comunicado.
El sector gremial que impulsa el reclamo, que está alineado con el Frente de Izquierda-Unidad (FIT-U), denunció que los funcionarios del área de Transporte “alegan que el ‘compromiso asumido no obliga’ a las privadas de la actividad a asumirlo” y que “la mayor parte del incremento laboral se dirige hacia Aerolíneas Argentinas, donde los trabajadores están sobrecargados, con ritmos extenuantes debido a la falta de personal”.
“El gobierno tiene la solución al alcance de la mano”, señala el texto de prensa.
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