/ sábado 19 de febrero de 2022
Paola Mendoza | El Sol de Morelia
Morelia, Mich. (OEM-Infomex).- El confinamiento social a causa de la pandemia por Covid-19, la pérdida de empleos que ocasionó el cese de actividades presenciales en miles de empresas y la alta exposición a las redes sociales fueron los principales componentes por los que cientos de personas idearon la creación de un negocio propio que se maneje a través de plataformas digitales.
Durante el primer año de la pandemia del virus SARS-CoV-2, en México se perdieron 12 millones de empleos formales acorde a las cifras del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI) en su Encuesta Nacional de Ocupación y Empleo, mientras que a mayo de 2021 quedaban dos millones de trabajos por recuperar, el 71 por ciento de las mujeres despedidas desde el inicio de la epidemia no habían encontrado trabajo.
La falta recurso y oportunidades laborales orillaron a cientos de mujeres y varones, a incursionar en la venta de productos a través de redes sociales, aplicaciones como Facebook, Instagram y WhatsApp se convirtieron en ventanas para exhibir al mundo aquello en liquidación.
Marcas de ropa, bazares de segunda mano, estilistas, artistas de uñas, artesanos, agrónomos, chefs, y cualquier persona que tuviera algo que vender comenzó a emprender negocios a través de plataformas digitales, creando una identidad de marca y ofreciendo sus servicios sin un espacio físico para realizar las transacciones.
Para Michel Mendoza, dueña del negocio de ropa y calzado “Calzado Mich” en Instagram y Facebook, los bajos salarios que obtenía en su anterior trabajo y la falta de disponibilidad de horario la orillaron a buscar una solución accesible para incrementar sus ingresos, vendiendo en un inicio zapatos por pedido a través de sus cuentas personales.
Con la llegada de la pandemia, su disponibilidad de tiempo para dedicarle al negocio aumentó, a la par de las visitas a su página y la venta de sus productos, cada vez más personas conocían su tienda virtual, sin embargo, la dinámica para las entregas comenzó a ser un tema complicado.
Entre los envíos, empaquetar todo lo vendido y entregarlo en diferentes puntos de la ciudad, Michel admitió que el trabajo se convirtió en una tarea muy pesada de realizar, además de peligrosa en algunos sentidos, pues el andar con cajas y bolsas esperando a los clientes, puede ser foco de atención para los ladrones.
“Por lo general trato de ir acompañada, con mi novio o con alguien de mi familia, a veces sí hago entregas de hasta 20 o 30 productos en un sólo día y lo traigo todo en mi coche, junto con el dinero que me llevo después de la venta, (…) aunque lo hago en espacios públicos, como tratando de evitar cualquier tema, siempre queda el dejo de la duda si alguien está viendo y se me va a acercar a pedirme dinero o la propia mercancía”, manifestó.
Así como Michel, Zaira Amante, dueña de la tienda de ropa y accesorios en Instagram “Sol o Luna”, concordó en que uno de los mayores retos en su emprendimiento es realizar la entrega de su mercancía en puntos estratégicos, la falta de un espacio propio, que salga de las paredes de su casa, complica la concreción de las ventas, pues en muchas ocasiones, aseguró, se ha quedado con la ropa comprometida sin ninguna venta.
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A través de este tipo de vivencias y del crecimiento que han tenido los emprendimientos digitales, desde inicios del año 2021 comenzaron a proliferar en la ciudad de Morelia espacios de exposición por medio de la autogestión de las interesadas en exhibir sus productos, bazares y mercaditos comunitarios iniciaron a aparecer en las principales plazas públicas de la ciudad, andadores, corredores y uno que otro espacio privado se sumó a la venta de marcas locales.
Para Denise Alejandre Zepeda, integrante de la colectiva feminista “Incendiarias”, quienes han organizado en la capital al menos tres ediciones de “La Mercadita”, un espacio colectivo para que pequeños emprendimientos muestren sus productos a la par de otras marcas en el Jardín de Las Rosas, el brindarles la oportunidad a mujeres emprendedoras de mostrar sus mercancías en un lugar seguro cambia las dinámicas de vulnerabilidad a las que se ven expuestas todos los días.
“Es un tema de apropiación del espacio público, de que si bien, ninguna o muy pocas de estas chicas tienen lugares para vender sus productos, se les brinde la posibilidad de mostrar lo que venden y comenzar a tejer estas redes de colectividad y de apoyo mutuo”, refirió.
Denise explicó que en cada edición de “La Mercadita” participan de manera diaria alrededor de 120 negocios liderados por mujeres, pese a que sólo se han llevado a cabo tres espacios del estilo, señaló que la demanda es constante por parte de las morelianas que buscan nuevos espacios que sean seguros para vender sus productos.
Al cuestionar al gobierno de Morelia acerca las dinámicas de las ventas por medio de redes sociales, el titular de la Dirección de Emprendimiento e Innovación de la Secretaría de Fomento Económico (Sefeco), Ricardo Ortiz Montes de Oca, refirió que la administración municipal apoya la creación de nuevos modelos de negocio y, conscientes de los riesgos que los comercios en línea implican, resaltó que se trabaja en un proyecto mediante el cual se pueda brindar acompañamiento policial a quienes así lo deseen al momento de hacer sus entregas.
Precisó que se tiene conocimiento más de 200 emprendimiento digitales en la capital michoacana, a quienes se dirigirá este proyecto, pues además de la presencia policial, también se plantea que negocios privados adheridos a cámaras empresariales, sirvan como base de operaciones, sitios seguros para hacer las transacciones.
Morelia, Mich. (OEM-Infomex).- El confinamiento social a causa de la pandemia por Covid-19, la pérdida de empleos que ocasionó el cese de actividades presenciales en miles de empresas y la alta exposición a las redes sociales fueron los principales componentes por los que cientos de personas idearon la creación de un negocio propio que se maneje a través de plataformas digitales.
Durante el primer año de la pandemia del virus SARS-CoV-2, en México se perdieron 12 millones de empleos formales acorde a las cifras del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI) en su Encuesta Nacional de Ocupación y Empleo, mientras que a mayo de 2021 quedaban dos millones de trabajos por recuperar, el 71 por ciento de las mujeres despedidas desde el inicio de la epidemia no habían encontrado trabajo.
La falta recurso y oportunidades laborales orillaron a cientos de mujeres y varones, a incursionar en la venta de productos a través de redes sociales, aplicaciones como Facebook, Instagram y WhatsApp se convirtieron en ventanas para exhibir al mundo aquello en liquidación.
Marcas de ropa, bazares de segunda mano, estilistas, artistas de uñas, artesanos, agrónomos, chefs, y cualquier persona que tuviera algo que vender comenzó a emprender negocios a través de plataformas digitales, creando una identidad de marca y ofreciendo sus servicios sin un espacio físico para realizar las transacciones.
Para Michel Mendoza, dueña del negocio de ropa y calzado “Calzado Mich” en Instagram y Facebook, los bajos salarios que obtenía en su anterior trabajo y la falta de disponibilidad de horario la orillaron a buscar una solución accesible para incrementar sus ingresos, vendiendo en un inicio zapatos por pedido a través de sus cuentas personales.
Con la llegada de la pandemia, su disponibilidad de tiempo para dedicarle al negocio aumentó, a la par de las visitas a su página y la venta de sus productos, cada vez más personas conocían su tienda virtual, sin embargo, la dinámica para las entregas comenzó a ser un tema complicado.
Entre los envíos, empaquetar todo lo vendido y entregarlo en diferentes puntos de la ciudad, Michel admitió que el trabajo se convirtió en una tarea muy pesada de realizar, además de peligrosa en algunos sentidos, pues el andar con cajas y bolsas esperando a los clientes, puede ser foco de atención para los ladrones.
“Por lo general trato de ir acompañada, con mi novio o con alguien de mi familia, a veces sí hago entregas de hasta 20 o 30 productos en un sólo día y lo traigo todo en mi coche, junto con el dinero que me llevo después de la venta, (…) aunque lo hago en espacios públicos, como tratando de evitar cualquier tema, siempre queda el dejo de la duda si alguien está viendo y se me va a acercar a pedirme dinero o la propia mercancía”, manifestó.
Así como Michel, Zaira Amante, dueña de la tienda de ropa y accesorios en Instagram “Sol o Luna”, concordó en que uno de los mayores retos en su emprendimiento es realizar la entrega de su mercancía en puntos estratégicos, la falta de un espacio propio, que salga de las paredes de su casa, complica la concreción de las ventas, pues en muchas ocasiones, aseguró, se ha quedado con la ropa comprometida sin ninguna venta.
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Para Denise Alejandre Zepeda, integrante de la colectiva feminista “Incendiarias”, quienes han organizado en la capital al menos tres ediciones de “La Mercadita”, un espacio colectivo para que pequeños emprendimientos muestren sus productos a la par de otras marcas en el Jardín de Las Rosas, el brindarles la oportunidad a mujeres emprendedoras de mostrar sus mercancías en un lugar seguro cambia las dinámicas de vulnerabilidad a las que se ven expuestas todos los días.
“Es un tema de apropiación del espacio público, de que si bien, ninguna o muy pocas de estas chicas tienen lugares para vender sus productos, se les brinde la posibilidad de mostrar lo que venden y comenzar a tejer estas redes de colectividad y de apoyo mutuo”, refirió.
Denise explicó que en cada edición de “La Mercadita” participan de manera diaria alrededor de 120 negocios liderados por mujeres, pese a que sólo se han llevado a cabo tres espacios del estilo, señaló que la demanda es constante por parte de las morelianas que buscan nuevos espacios que sean seguros para vender sus productos.
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