Jueves, 9 de Diciembre de 2021
Hoy nos adentraremos en la historia de Katia Sánchez, una de las cuatro féminas emprendedoras a las que hicimos referencias en nuestra primer entrega de ¡Mujeres al poder! . Ella, al igual que las demás, eligió el camino del emprendimiento como propósito de vida e hizo de la Comunicación Social su pilar fundamental de desarrollo…
Aris
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La comunicación es unos de los pilares básicos de la gestión gubernamental del país y por ello se busca fomentar la preparación de profesionales competentes que impulsen el sector comunicativo. En este sentido, los estudiantes que egresan de las carreras afines a esta rama del conocimiento lo hacen con el propósito de buscarse un espacio entre el gremio ya establecido para lograr poner en práctica todo lo aprendido y así contribuir al desarrollo de la comunicación en nuestro país.
Katia Sánchez fue una de ellos. Comenzó a estudiar Comunicación Social sin saber qué era y se graduó creyendo que podía conquistar el mundo -o al menos Cuba- con su carrera. A sus 28 años de edad es Licenciada en Comunicación Social, mentora y speaker en Mentoras Creativas , una iniciativa que tiene como objetivo impulsar proyectos liderados por mujeres en las industrias creativas del país; dueña y fundadora de La Penúltima Casa ; podcaster en El Pitch y todo lo que puedas imaginarte que tenga de complemento la Comunicación Social.
Hoy nos adentraremos en la historia de Katia Sánchez, una de las cuatro féminas emprendedoras a las que hicimos referencias en nuestra primer entrega de ¡Mujeres al poder! . Ella, al igual que las demás, eligió el camino del emprendimiento como propósito de vida e hizo de la Comunicación Social su pilar fundamental de desarrollo.
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A Katia la conocí antes de que fundara su proyecto La Penúltima Casa y en ese entonces ya me parecía una muchacha de esas que no se queda quieta en un lugar porque, aunque salir de su zona de confort le cueste mucho, los retos para ella son un mecanismo de aprendizaje. Por aquel entonces hablábamos de cuestiones de la carrera que tenemos en común pero nunca imaginé hasta dónde podía ser capaz de llegar cuando de desarrollo profesional se trata. No porque no confiara en su capacidad como comunicadora, sino porque no imaginaba aquel cuerpo diminuto con tantas ganas de hacer y de hacerlo bien.
Actualmente puedo decir que verla evolucionar en su proyecto ha sido una satisfacción para mí porque veo en ella un referente a seguir, al igual que les sucede a muchas mujeres y hombres que ven en la Comunicación una forma de desarrollo profesional y personal. Ella ha sabido ganarse un espacio entre el gremio cubano y hoy en día es imposible hablar de Comunicación Social en Cuba sin mencionarla.
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Sobre comunicación en Cuba, La Penúltima Casa, el movimiento cubano de mujeres emprendedoras y los retos futuros que tiene por delante conversamos con Katia.
¿Cómo surge La Penúltima Casa? ¿Qué te impulsó a decir: yo puedo y debo hacerlo?
La Penúltima Casa surge de la necesidad de espacios educativos y de socialización en torno a la comunicación en Cuba. Cuando comencé apenas existían referentes en el país en el ámbito de la comunicación digital, y quienes nos dedicamos a esta profesión estábamos, por así decirlo, bastante desconectados entre nosotros mismos. La idea de La Penúltima Casa fue buscar ese hogar donde pudiésemos refugiarnos para aprender y colaborar.
Yo creo que en Cuba uno emprende por diferentes motivos, que van desde la posibilidad de crear algo novedoso, la búsqueda de crecimiento y oportunidades laborales que muchas veces no encontramos en el sector estatal, y también la mejoría económica. Todos esos factores son importantes y, en mi caso, se unió el hecho de que yo me sentía muy subvalorada en los centros de trabajo donde estuve.
¿Tuviste que sacrificar algo en el camino para llegar a lo que eres ahora?
Cuando uno gana algo, pierde otras cosas. Ese equilibrio también le da sentido a lo que hacemos y nos hace valorar más cada paso que damos. Tengo muy poco tiempo para mis amistades, para mi familia, desde que comencé a emprender. Renuncié a la comodidad de un trabajo seguro, de un sueldo fijo, para lidiar con el estrés, con regulaciones muchas veces absurdas, con incomprensiones y responsabilidades. Creo que es parte del proceso saber que vas a hacer sacrificios y que vas a pasarlo mal muchas veces. Pero cada alegría, cada logro vale toda la pena. Sobre todo, saber que lo que haces impacta en la vida de otras personas, es una recompensa maravillosa del proceso emprendedor. Me queda mucho más por conseguir, y otros tantos sacrificios por hacer.
¿Crees que el movimiento de mujeres emprendedoras actual ha ayudado a eliminar brechas de género en la sociedad cubana?
Hay muchísimo valor, talento y creatividad generándose desde las mujeres emprendedoras en Cuba, y su contribución a la economía y a una sociedad más equitativa es notable. Ha sido y sigue siendo muy difícil, sin embargo, lidiar con las brechas de género. Hay algunas tangibles, como el trabajo doméstico y de cuidado que recae en las mujeres, y el tener roles secundarios en equipos de trabajo. Otras se ven menos. Tengo la oportunidad de interactuar cada vez con más mujeres del sector y veo, como resultado de procesos culturales, limitantes claras: es común encontrar entre nosotras situaciones como el síndrome del impostor, el no sentirse preparadas para asumir ciertos retos, el pensarse malas esposas / madres / hijas, problemas para administrar sus finanzas y para lidiar con negociaciones económicas, subvaloración de su trabajo, dificultades con la distribución del tiempo, etc. Entonces, por un lado, creo que la actual visibilidad de las mujeres emprendedoras está mostrando todo lo que podemos hacer. Por el otro, necesitamos más espacios de acompañamiento y soporte para apoyar a las mujeres en temas de negocio y desarrollar liderazgos femeninos que verdaderamente empoderen a este sector.
¿Qué se necesita para ser una mujer emprendedora?
Usualmente se asocia el término emprendedor a una persona que crea algo que le reporta un beneficio económico, muy ligado a los negocios. Sin embargo, nosotros trabajamos con un concepto de emprendimiento que tiene que ver con el desarrollo de ideas novedosas para solucionar problemas o necesidades. Desde este punto de vista, una persona en su organización también está emprendiendo si innova, si crea, si genera proyectos de valor y los pone en marcha. Todo el sentido de ser una mujer emprendedora está en esa garra, en esa chispa de querer hacer cosas y tomar el camino largo, pero útil. Necesita de mucha autodeterminación, de lidiar con estigmas e incomprensiones. Pero cada vez somos más, y en una situación de crisis como la pandemia, muchas han sabido reinventarse, crecer y apoyar a otras en desventaja.
¿Has hecho alianzas con otras mujeres emprendedoras?
Claro que sí. El Pitch es un podcast de comunicación y negocios que surgió de una alianza con otra emprendedora, Adriana Sigüenza . Unimos su experiencia como asesora de negocios y mi trabajo desde la comunicación con La Penúltima Casa, y creamos un producto que fue líder en el país en el sector, con un festival online donde participaron 400 personas e invitados internacionales.
El Pitch es un podcast de comunicación y negocios en Cuba. Entrevistas exclusivas con casos de éxito. Tips de negocios y sección de Q&A. Ideal para emprendedores, personas que quieren comenzar un negocio, marcas y empresas. Actualmente está en su segunda temporada. Foto tomada de la página en Facebook de El Pitch
Colaboré hace algunos meses con el primer ebook colaborativo sobre emprendimiento, creado por la organización Soy mujer, de Colombia, con otras mujeres de Latinoamérica y Cuba.
Actualmente estoy participando de una iniciativa que se llama Mentoras Creativas. Tiene como objetivo impulsar proyectos liderados por mujeres en las industrias creativas en el país. Ahí soy mentora y también speaker, así que estaré apoyando a una emprendedora y dando un taller grupal para las mujeres dentro del programa.
¿Cómo es emprender tu propio negocio desde Cuba?
Creo que estamos viviendo momentos interesantes de cambio y desarrollo, que han promovido esta proliferación de negocios en Cuba. Están las pruebas de cuánto estamos contribuyendo a la economía. Hay muchas nuevas ideas, mucha gente joven que tiene iniciativas y energía para generar valor que contribuya a la sociedad y la vida de las personas. Tenemos profesionales sumamente preparados y creativos que se han sumado al sector privado generando proyectos de enorme potencial. Sí necesitamos más apoyo, menos prejuicios, más políticas que fortalezcan el emprendimiento. Nos falta mucho camino por recorrer en ese sentido, porque emprender un negocio sigue siendo un proceso que lidia con sinsentidos, burocratismos e incomprensiones. Hoy estamos mostrando cuán necesarias son las ideas frescas de este sector para el dinamismo de la economía del país, la motivación y el crecimiento de proyectos de vida realizables desde Cuba.
Planes futuros
Quiero consolidar más La Penúltima Casa como espacio colaborativo y de educación en torno a la comunicación digital. Así que estamos, poco a poco, estudiando, creciendo y reorganizándonos. Siempre veo el futuro con optimismo. Ojalá también surjan proyectos dentro de La Penúltima Casa enfocados en mujeres emprendedoras, eso sería maravilloso.
¿Qué consejo le darías a otras mujeres que no se han decidido a dar el paso que tú diste?
Yo les diría que es normal tener miedos. He tenido muchos desde que comencé a emprender: cuando hice mi primer producto, cuando tuve mi primer cliente, cuando trabajé con la primera persona en el equipo, cuando lancé el podcast. Los miedos siempre están ahí. Hay que saber gestionarlos y entender que son parte del proceso, y que ayudan a medir cuánto nos interesa algo. Hagamos de esos miedos una razón para sobrepasarlos, porque tenemos capacidad para ello, aunque otras personas nos digan lo contrario. Y, también, pidamos ayuda: hay siempre personas a nuestro alrededor dispuestas a tendernos una mano.
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Segura estoy de que ésta no es la última vez que escucharemos hablar de Katia Sánchez porque son muchos los proyectos que le quedan por delante y aun más grande son sus ganas de seguir llevando la Comunicación Social en Cuba a las dimensiones que merece.
Katia nos enseñó que el miedo al fracaso es de humanos pero que nada llega si no te arriesgas y si bien nos dejó claro que pierdes algunas cosas en el camino, también ganas muchas otras que te ayudarán a crecer como persona y como profesional. Salir de tu zona de confort nunca es malo porque te da otras perspectivas de la vida que no veías desde tu anterior posición.
Lucha por tus sueños y siempre di: ¡Yo puedo y debo hacerlo!.
Pinera de nacimiento y amante de las bellezas que me regala la vida, mi hija x ejemplo. Comunicadora a toda costa…
Su correo nunca será publicado.
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