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(Expansión) – El presidente Andrés Manuel López Obrador ‘arrasó’. El mensaje que deja la consulta de revocación de mandato arroja un aparente respaldo a la llamada cuarta transformación. Sin embargo, para los empresarios, lo trascendente está en otras variables: garantizar la estabilidad macroeconómica y la certidumbre jurídica; lo demás es show.
Desdén e indiferencia. Fueron algunas de las actitudes que expresaron los empresarios ante los resultados de la consulta popular sobre la revocación de mandato del presidente Andrés Manuel López Obrador. Para las grandes empresas, los fondos de inversión y el ecosistema emprendedor, el resultado que salió de las urnas no es necesariamente lo más importante, sino el tono de gobierno que viene a partir de ahora.
Pero el mapa de impactos es distinto, considerando que la comunidad empresarial no es monolítica; lo que para algunos empresarios es el fin, para otros significa una simple vendetta política. Las generalidades, en esta historia, pueden caer en el error.
Para las grandes empresas, nacionales y extranjeras, la jornada de ayer fue un acto eminentemente político, aunque sí hay un elemento que les preocupa: los ataques en contra del INE, antes, durante y después de la consulta de revocación de mandato. Bajo el cristal del sector privado, los golpes al árbitro electoral minan la democracia que se ha construido en las últimas décadas, alimentan una mala imagen del país, abonan a la incertidumbre, ponen en duda el Estado de derecho y, con ello, inhiben las inversiones.
Dicho lo anterior, y aunque las representaciones empresariales no lo reconocerán públicamente, buena parte de las grandes empresas no albergan buenas expectativas. Todo lo contrario. Para muchas de ellas viene más radicalización, más polarización.
Los fondos de inversión sostienen el mismo diagnóstico y, al igual que las grandes empresas, consideran que la revocación no provocó el punto de inflexión; la alerta fue generada antes, con los cambios que pretenden imponerse en el mercado eléctrico.
Para los inversionistas, México aún tiene los drivers que atraen capitales: una localización geográfica fenomenal, privilegiada, una población joven, trabajadora, cada vez más capacitada. Pero, también, cuenta con algo pernicioso: volatilidad en sus políticas regulatorias. ‘Pequeño detalle’, cuando el capital se va donde mejores condiciones tiene.
Así, para los fondos de inversión (y también para el resto de la comunidad de negocios), no hay economía que se soporte sin energía eléctrica, aún y con todos sus atributos; si no se tiene certidumbre de la capacidad energética que tiene un país, no es posible garantizar su crecimiento y, luego entonces, no hay incentivos para invertir. Así de simple.
Esto tampoco significa el fin. En este momento, los inversionistas no contemplan medidas extremas. Dejar el país no está en su estrategia, pero sí explorar otros mercados.
Lo que sí es muy claro es que habrá sectores en los que no habrá inversiones; en energía, evidentemente, no habrá un centavo de inversión hasta esperar mejores condiciones. Las reglas están cambiando y, en consecuencia, la inversión privada no va a estar ahí.
Para el ecosistema emprendedor, el panorama en cierta forma es distinto, pues algo los distingue frente a la élite empresarial: no buscan rentas, no atan sus negocios a concesiones públicas. Así, por ejemplo, 2021 fue un año histórico para el emprendimiento en cuanto a levantamiento de capital, captando alrededor de 4,000 millones de dólares, que se invirtieron en decenas de empresas, varias de ellas unicornios hoy.
Por lo tanto, mientras en las altas esferas del sector privado hay preocupación por la coyuntura, México se está volviendo un mercado latinoamericano relevante para el capital emprendedor. El mercado global de capitales observa que en México hay emprendedores globales, que no solo están aspirando a una salida local sino que están buscando trascendencia de sus negocios a nivel global.
Es decir, México se descubrió para el mercado global como un país que puede generar emprendimientos de alto impacto en gran escala. Eso nunca en la historia había pasado.
Los emprendedores tendrían un panorama distinto, más allá de la politiquería. Aunque el foco por atender podría estar en otro lado: de un tiempo para acá, el emprendimiento se ha sobrecalentado en términos de valuaciones y ha registrado inyecciones brutales de dinero, lo que puede generar distorsiones y en su momento ajustes.
Dicho esto, mañana o en algunos años podrían venir por ahí malas noticias, pero eso es otra historia.
Conclusión: el proceso revocatorio, para los empresarios, fue una simple anécdota.
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¿Quién vendrá a cambiar las cosas? ¿Quién se encamina a ser el sucesor de Andrés Manuel López Obrador? ¿Será alguien que mantenga el endurecimiento del actual gobierno o representará otro estilo? Estas preguntas, y otras más, empezarán a repetirse en diferentes esferas de opinión. Los empresarios serán parte.
La narrativa de Claudia Sheinbaum ya incomoda al sector privado. Marcelo Ebrard es un enigma; se pensaba que renunciaría al cargo a raíz del enfrentamiento de su jefe con el Parlamento Europeo, pero eso no ocurrió. Hoy hay muchas dudas y ninguna certeza.
Nota del editor: Jonathán Torres es socio director de BeGood, Atelier de Reputación y Storydoing; periodista de negocios, consultor de medios, exdirector editorial de Forbes Media Latam. Síguelo en LinkedIn y en Twitter como @jtorresescobedo . Las opiniones publicadas en esta columna pertenecen exclusivamente al autor.
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