Líderes dramáticos, 2ª parte: ¿Por qué Jeff Bezos tiene tantas fotos de su mamá en Twitter? – La Tercera

Jeff Bezos. Foto: Blue Origin
La Tierra es el mejor planeta de todos (Jeff Bezos).
El mundial tuvo un final electrizante. Se enfrentaron dos selecciones, dos fuertes estilos de liderazgo. Dos marcas. Messi y Mbappé. Un verdadero choque de titanes y un tremendo espectáculo que reproduce –con sus características propias- distintas y legendarias rivalidades, tanto deportivas, como musicales o empresariales. Federer y Nadal en el tenis, James Hetfield y Lars Ulrich en Metallica y Steve Jobs y Bill Gates en el mundo tecnológico.
Estos enfrentamientos, si bien son conflictivos, pueden ser muy rentables. Bien lo saben las marcas deportivas. ¿Adidas o Nike? De hecho, Tim Gallwey (1938), uno de los padres del Coaching Ejecutivo, sostiene en el Juego Interior del Tenis -uno de los libros de cabecera de Bill Gates- que “tu oponente en el tenis realmente es tu amigo si consigue que te esfuerces y corras. No será un amigo si se limita a devolver la pelota, ya que esto no nos ayudará a mejorar el juego”.
Fuera de las pistas de tenis, Elon Musk celebra la final del mundial y twittea “couldn’t ask for a better game”. Sí, el dueño de Twitter no solo comparte noticias sobre el espacio, los autos eléctricos y la tecnología, sino que en sus redes sociales se da tiempo para opinar y comentar sobre fútbol y sobre cualquier polémica que gire alrededor de sus negocios y su persona. Musk, con afilada pluma digital, se ríe de sus adversarios y les dedica delirantes memes que no los dejan precisamente bien parados.
Acto seguido reviso la cuenta de Jeff Bezos y no hay rastro del Mundial de Qatar. Simplemente para él no ha sido tema. Por si acaso reviso su Instagram y confirmo que es casi igual a su cuenta de Twitter. Una cuenta seria, donde publica noticias vinculadas al espacio, los negocios, la tecnología, la filantropía y el medio ambiente. Hay fotos de personalidades políticas y empresariales. Y de su mamá, su papá y sus hijos. Pero principalmente de su mamá. ¿Casualidad?
En la segunda parte de Crea & Divaga, Vida y reflexiones de Jeff Bezos –libro prologado por Walter Isaacson, el mismo autor que escribió la biografía de Steve Jobs y que aparentemente escribirá la de Musk-, el dueño de Amazon sostiene que “en la vida a uno le conceden distintos dones, y en la mía dos de los mejores han sido mi madre y mi padre (…) A mí siempre me quisieron. Mis padres me amaron de forma incondicional y, por cierto, no lo tuvieron fácil en la vida. Mi madre no suele hablar mucho de eso, pero me tuvo a los diecisiete años”.
Así parte la Vida y Obra de Jeff Bezos; con el homenaje de un hombre a una madre adolescente de Albuquerque y a Miguel, un cubano que llegó a los 16 años solo a los Estados Unidos sin hablar una palabra de inglés y que se transformaría en su papá. Escuchemos al hijo de Mike:
“Mi padre no es mi padre biológico. Se llama Mike. Es un inmigrante cubano que llegó a los Estados Unidos a raíz de la Operación Peter Pan y, de hecho, fue acogido por una misión católica en Wilmington (Delaware). Más adelante consiguió una beca para ir a la Universidad en Albuquerque, y fue allí donde conoció a mi madre. Así que mi historia es, más o menos, como un cuento de hadas”.
Para los que leyeron la biografía de Steve Jobs los paralelos con el padre de Apple son innegables, pues este mago de las comunicaciones también era hijo de padres adolescentes que lo entregaron en adopción, con la condición de que la pareja que lo acogiera le garantizara una educación universitaria.
¿Más casualidades?
Para ir despejando dudas, comparto un extracto del artículo Los líderes en el diván” (2004) de Manfred F.R. Kets de Vries:
“Hay indicios de que muchos líderes exitosos masculinos tuvieron una madre fuerte que los apoyaba y un padre más bien distante o ausente. Un bello ejemplo de esto lo entrega Jack Welch en su autobiografía, en la que habla de su apego a una madre colosal, y se refiere a su padre, maquinista, como alguien bastante agradable, pero no muy presente. Lo mismo le ocurrió a un líder muy diferente: Richard Branson, de Virgin, cuya madre le decía a todo el mundo que estaba segura de que su hijo llegaría a ser primer ministro. Fue ella quien lo convenció de que era capaz de hacer todo lo que se propusiera; su padre jugó un rol mucho menor en su vida. El ex presidente Bill Clinton es también producto de una madre que lo adoraba y de un padre ausente (que murió antes de su nacimiento). De hecho, me parece que hay mucho de verdad en la famosa afirmación de Freud de que nada conduce más al éxito que ser el hijo predilecto de tu madre”.
Volviendo al fútbol, entre los memes más crueles del Mundial, hay uno donde aparece Messi con su papá, Neymar con el suyo, Mbappé igual… y Cristiano Ronaldo solo. Sí, CR7 no tuvo un padre que lo acompañara en su carrera y es por ello que a sus fanáticos les conmueve que en las fotos con los balones de oro y en las que el Bicho levanta las Champions, sale siempre al lado de su mamá.
Escuchemos al mismo Cristiano:
“Mi madre me crió sacrificando su vida por mí. Ella dormía con hambre, para que por la noche yo pudiera comer. No teníamos dinero para nada. Ella trabajaba 7 días a la semana y por la noche como limpiadora para comprar mi primer botín para que yo pudiera ser jugador, todo mi éxito está dedicado a ella. Y mientras tenga vida siempre estará a mi lado, teniendo todo lo que yo pueda brindarle. Ella es mi refugio y mi mayor regalo”.
Así, desde una perspectiva freudiana, estos grandes deportistas, músicos y empresarios, se lanzan a tareas colosales para devolverles la vida a sus mamás, a esas mujeres que lo dieron todo, cuando no tenían nada, por ellos. Y desde aquí es bastante comprensible que un sujeto como Jeff Bezos se quiera comer el mundo. Ahora, si a esta altura de la columna no sabes bien quien es Bezos o cuál es la gracia de este regalón, es momento de detenerse en el prólogo de Walter Isaacson:
“A menudo me preguntan quién, hoy en día, considero que está a la altura de aquellos sobre quienes he escrito como biógrafo: Leonardo Da Vinci, Benjamin Franklin, Ada Lovelace, Steve Jobs y Albert Einstein. Aunque todos ellos eran muy inteligentes, no era la inteligencia lo que los hacía especiales. Personas inteligentes las hay hasta debajo de las piedras, pero muchas de ellas no llegan a menudo demasiado lejos. Lo que convierte a alguien en un verdadero innovador es su creatividad y su genio. Y ese es el motivo por el que mi respuesta a la anterior pregunta es Jeff Bezos”.
Desconozco que opinará Elon Musk de esta presentación, pero dudo que le haga gracia, pues los dimes y diretes entre ellos atraviesan la carrera espacial, la conquista de Marte, la inmortalidad, los autos eléctricos, la economía y las series que llevan a la pantalla. Abundan estas noticias, pues captan la atención de fanáticos de uno y otro, pues ambos, aunque aparentemente muy distintos, logran hacer buenos negocios y satisfacer a su fanaticada. Y en su biografía, Bezos se une al lado de los misioneros y deja a Musk -sin nombrarlo- al lado de los mercenarios, sujetos que “intentan vender lo antes posible para maximizar sus ganancias”.
Escuchemos a Bezos
“En Amazon pagamos sueldos muy competitivos, pero no hemos instaurado esa cultura del club de campo en el que ganas masajes gratis y cualquier otro beneficio que se ofrezca en ese momento. Además, yo siempre he sido medio escéptico ante ese tipo de beneficios porque me preocupa que la gente se quede en una empresa por motivos equivocados. Lo que quieres es que los empleados se queden en la empresa por la misión. No quieres tener mercenarios en tu empresa, quieres tener misioneros. A los misioneros les importa la misión. De hecho, la idea es muy simple (…). ¿Cómo se puede contratar a gente fantástica y conseguir que no se vayan? Ofreciéndoles, ante todo, una gran misión, algo que tenga un verdadero propósito, que tenga sentido. Eso es lo que quiere la gente, que su vida tenga sentido”.
Para Bezos las claves del éxito están en la mirada de largo plazo y en pensar eterna y apasionadamente en el cliente. Obsesionarse con ellos, pues su objetivo declarado es ser la empresa más orientada al cliente del mundo. ¿El consejo para sus empleados? “Trabaja duro, diviértete, haz historia”. Suena lindo, pero la estrategia de Bezos no es ingenua, pues confía en que a la larga, las empresas que aman sus productos o servicios y adoran a sus clientes, terminan ganando más dinero.
Y mientras la gente en Amazon trabaja duro para que los clientes reciban los productos que han comprado, Bezos se pregunta ¿por qué necesitamos ir al espacio? Esta inquietud lo ha hecho chocar y demandar a Musk en Tribunales, pues compiten seriamente en la carrera espacial, pues ambos verdaderamente piensan en el futuro de la humanidad. Tal vez uno sea más misionero o mercenario que el otro, pero lo concreto es que la lucha espacial los eleva a otra categoría. No son empresarios, son visionarios. Volvamos con Jeff:
“Queremos ir al espacio para proteger este planeta (…) No queremos tener que vivir en una civilización estancada, que acabará siendo el auténtico problema si nos quedamos solamente en este planeta (…) Debemos lograr que nuestros nietos y sus nietos tengan un futuro dinámico. No podemos dejar que caigan víctimas del estancamiento y el racionamiento. Así que el cometido de esta generación es crear esa vía hacia el espacio para que las generaciones futuras puedan dar rienda suelta a su creatividad”.
A Ted Jorgensen, el padre biológico de Jeff, le costó entender el interés del periodista Brad Stone en él y más fue su sorpresa cuando éste le dijo que su hijo, a quien no había visto en cuarenta y cinco años, era hoy uno de los hombres más ricos del mundo. Pese a los intentos de Ted y a unos intercambios epistolares, Jeff no llegó a su reencuentro.
Así, gracias a la biografía de Bezos, a los estudios e investigaciones de Manfred Kets de Vries sobre los líderes dramáticos y a las tempranas observaciones de Sigmund Freud sobre la histeria, nos acercamos al motor, al corazón, de estos seres legendarios, seres, al menos en el caso de Bezos, muy conscientes de que no hubieran sido capaces de lograr todo lo que lograron, si no hubiese sido por la fe de su madre en él, por el apoyo de su padrastro y la ausencia del padre.
Continuará…
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El registro de cruces y docenas de inscripciones grabadas en las paredes en un yacimiento cercano a Jerusalén, de los períodos bizantino e islámico temprano, indican, que la capilla estaba dedicada a Salomé.
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