El Banco de España detecta una pérdida de pulso en la reactivación empresarial tras el verano y advierte de las dificultades del sector servicios para recobrar el nivel de actividad previo a la pandemia.
La «recuperación fuerte e intensa» que proclama a diario la vicepresidenta de Asuntos Económicos, Nadia Calviño, sólo ha servido para que las empresas recuperen algo menos de la mitad del valor añadido que generaban antes de la pandemia. Los datos de la Central de Balances – que testa el comportamiento de los balances de un millar de empresas del país para anticipar el comportamiento del sector privado de la economía trimestre a trimestre – que acaba de hacer públicos el Banco de España han puesto cifras al relato de la recuperación incompleta y heterogénea del que viene hablando el gobernador Pablo Hernández de Cos desde hace semanas y atestiguan que las empresas están mejorando sus cifras, sí, pero tal vez no a la velocidad que se esperaba.
Lo que dicen las cifras es que la producción del tejido empresarial doméstico experimentó un crecimiento del 10,9% entre enero y septiembre de este año respecto al mismo periodo del ejercicio anterior, pero que esa recuperación está siendo al menos hasta el momento insuficiente para compensar el desplome de más del 22% que experimentó la facturación de las empresas españolas en 2020 como consecuencia de la pandemia. El Banco de España pone el dato en perspectiva comparándolo con el nivel de producción registrado en los tres primeros trimestres de 2019 y lo que resulta es que el valor añadido bruto de este año se sitúa todavía un 13,8% por debajo del que se registró entonces, lo que ilustra el largo camino que aún le queda por recorrer al tejido empresarial español para recuperar los niveles de producción previos a la pandemia.
No sólo ocurre con la producción. La rentabilidad bruta de las empresas aún se sitúa un 22% por debajo de la que había antes de la Covid y la Rentabilidad Ordinaria Neta (RON), señalada por el Banco de España como la mejor medida para la rentabilidad de los proyectos empresariales, está un 40% por debajo de los niveles pre-covid. Un abanico de datos que subrayan que la crisis pandémica no es ni mucho menos pasado para las empresas españolas, muchas de las cuales aún está en una situación de franca vulnerabilidad. Según la informacion proporcionada por la Central de Balances, al cierre del tercer trimestre de 2021 el porcentaje de empresas no rentables superaba el 30% y la suma de éstas y las que presentan una rentabilidad que las mantienen en el filo de la navaja (por debajo del 5%) está cerca del 54%. La foto es mejor que hace un año, cuando las no rentables suponían el 36% y el agregado rondaba el 60%, pero es sensiblemente peor a la de 2019.
No dejar a nadie atrás. Uno de los eslóganes preferidos de las autoridades durante los peores momentos de la pandemia no parece aplicar para el sector empresarial, donde el Banco de España aprecia un riesgo elevado de que haya sectores que se queden atrás en la recuperación de los niveles de actividad anteriores a la pandemia. El servicio de análisis del supervisor aprecia ámbitos como el de la energía y la industria donde la actividad ha recuperado con solvencia la intensidad anterior al infausto 2020, igual que otros que aún se sitúan bien lejos de esos niveles, particularmente en el sector de los servicios (Ver gráfico).
Esa heterogeneidad es sectorial y se acredita por la existencia de sectores como la restauración y la hostelería, el comercio, información y comunicaciones, servicios sociales, transporte y textil que están en niveles de producción muy inferiores a los que tenían antes de la pandemia, pero también se aprecia por tamaños de empresa. Mientras las medianas y las grandes parecen estar recuperándose con más vigor, las pymes y las microempresas tienen más dificultades.
Desde el Departamento de Economía y Estadística del supervisor se recalca el papel clave jugado por la financiación pública canalizada a través de las líneas de avales del ICO para estabilizar la situación de las sociedades a las que la pandemia cogió en una peor situación financiera. El Banco de España ha detectado un incremento del endeudamiento en las empresas más vulnerables, del mismo modo que ha detectado que las que tenían una posición financiera más saneada y disponían de colchón financiero han optado por evitar el endeudamiento en los casos en que han podido.
Estos factores han servido para que la situación financiera general del tejido empresarial no haya experimentado un brusco empeoramiento como consecuencia de la pandemia, si bien desde el Banco de España también atribuyen esta situación al contexto de tipos históricamente bajos que han permitido tener bajo control los gastos financieros de las compañías.
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