Este contenido fue redactado y/o editado por el equipo de GFR Media BrandStudio.
viernes, 29 de abril de 2022 – 4:00 a.m.
Por Jorge E. Pérez
Como a toda la humanidad, la vida de Carlos R. Cobián se transformó entre el final de 2019 y los inicios de 2020. Con apenas tres meses de diferencia, el empresario tuvo dos pérdidas familiares de gran impacto –su padre y su esposa– con apenas tres meses de diferencia. Entonces, vino la pandemia (con encierro incluido) y, con ello, la posibilidad de que el cielo de su vida se cubriera con los negros nubarrones de la depresión.
“Para mí fue un renacimiento. Reconecté con mi pasión, la música”, admitió Cobián, quien se inició oficialmente como empresario a los 21 años, precisamente amenizando actividades como “disc jockey” (DJ). Gracias a las transmisiones en directo por Facebook, Cobián empezó a ofrecer sus originales mezclas de música que animaron a sus vecinos y a toda una comunidad digital que se conectaba con él para distraerse de toda la incertidumbre colectiva.
“En ese momento, volver a lo que me apasionaba fue bueno: me ayudó a no caer en una depresión (por lo que había vivido) y me permitió renacer para continuar haciendo lo que me gusta”.
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A los seis años, el pequeño Carlos fue diagnosticado con trastorno de déficit de atención e hiperactividad (ADHD, por sus siglas). “Era muy inquieto; siempre estaba buscando algo para entretenerme”, recordó. En su búsqueda por hacer algo, los negocios capturaron su interés. “Vendí dulces, limbers, periódicos, limpié patios, pinté casas… Me llamaba la atención el arte de hacer dinero, no por la ambición de tenerlo, sino por ese proceso que te permite conectar con la gente y darle algo más que un producto o un servicio”, destacó.
Cuando descubrió que la música era su verdadera pasión, Cobián empezó a amenizar fiestas y terminó trabajando en las discotecas de la época. Ya expuesto a ese mundo del entretenimiento nocturno, el empresario comenzó a trabajar como promotor de espectáculos, porque identificó una necesidad. “Lo típico era ir a ver una banda (musical) y un open bar o tragos baratos. No existían experiencias memorables, con un valor por el que la gente estuviese dispuesta a pagar”, dijo.
Ya con más experiencia y una preparación académica en administración de empresas, mercadeo y comunicación, Cobián se arriesgó a crear una agencia dedicada al mercadeo de experiencias. Trabajó para importantes clientes como Coors, Bacardí, Toyota y Pepsi. Sin embargo, al interesarse por la tecnología móvil, el empresario se aventuró, junto con otros socios, a crear una empresa de tecnología móvil a través de mensajes de texto y otros servicios de valor agregado. “La empresa (fue tan exitosa que) llegó a crecer hasta (cubrir) 17 países de América”, enumeró.
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Desde su agencia Cobián Media, el empresario produce y presenta congresos dirigidos al impulso del desarrollo económico del país, a través del emprendimiento. Ha realizado tres eventos particularmente atractivos sobre el tema: uno para impulsar el emprendimiento a través de la innovación, otro para promover el empoderamiento y la equidad en la mujer y, además, una cumbre para fomentar la innovación como herramienta para fortalecer la industria agrícola local.
“Así (fue que) me convertí en un defensor y promotor del emprendimiento”, resaltó Cobián, convencido de la importancia de la preparación y el estudio, combinados con la experiencia de vida, ofrecen suficiente perspectiva para establecer una empresa que cree y fomente valor. Para el empresario, este asunto es crucial.
“Una fórmula específica para tener éxito en el emprendimiento no existe como tal, pero, sí, la materia prima para crear una empresa que añada y capture valor surge a partir de una necesidad o problema”, detalló.
No obstante, Cobián destacó que empezar el proyecto desde la idea es el camino equivocado. “Por eso es que muchas personas fracasan en su intento, lamentablemente, porque manejan el concepto a la inversa”, admitió. “La idea (para crear un producto o servicio) no trae el problema (es decir, la necesidad de un posible mercado), sino que esa necesidad es la que empuja el desarrollo de una solución para esas personas”, explicó.
Cobián resaltó que, aún cuando se trate de una empresa que generará ganancias económicas, es indispensable comprometerse con la necesidad de ayudar a otros.
“Vinimos a este planeta a servir, y lo que podamos hacer para ser útiles debe ser una de las principales razones para emprender. Igualmente, se necesita ser bien consistente y saber que, cuando uno emprende, nunca te puedes desconectar de tu negocio”, afirmó. “Eso es bien importante tenerlo en cuenta porque es parte de esa intención de servicio que añade valor y, a su vez, lo captura”.
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Por otra parte, aunque comentó que “hay estudios de Harvard que establecen que la edad adecuada para emprender es 45 años, porque ya tienes cierta madurez y reputación profesional”, Cobián aseguró que no hay edad para comenzar a emprender. “Idealmente, deberías hacerlo desde jovencito, universitario”, recomendó.
Finalmente, Cobián retomó el tema de la pasión, lo que le ha inspirado toda su exitosa carrera profesional. “Si te dicen que ‘persigas tu pasión’ como motivo para emprender, es algo muy importante, porque, si estás buscando hacer lo que verdaderamente te gusta, vas a poner todo tu empeño en lograrlo y las posibilidades de fracasar son más bajas”, indicó.
Finalmente, Cobián reiteró que el emprendimiento es un compromiso de vida, pero puede lograrse la meta, si te mantienes conectado a lo que verdaderamente se quiere lograr.
“No es fácil; por eso, mucha gente se quita. En mi caso, perseguir mi sueño me llevó a emprender y, en uno de los momentos más difíciles de mi vida adulta, reconectar con mi pasión me ayudó a continuar”, concluyó.
“La pasión por algo debe evolucionar. Mi pasión es la música y pude haberla estudiado, pero escogí proveer a otros la experiencia de disfrutarla tanto como yo lo hago”.
“Emprender es precioso, porque te permite intercambiar problemas por soluciones. Por eso, lo primero es identificar ese problema que molesta a muchos (incluyéndote) y, después, proveer una solución por las que estén dispuestos a pagar para vivir, sentirse o estar mejor”.
“Si tienes una filosofía de servicio y de crear valor con ello, tendrás éxito en cualquier negocio porque crearás una buena reputación”.
“Más que pensar en hacer dinero, deberías pensar en capturar el valor de una solución que ayude a mejorar las vidas de otros”.
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