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Como refugio cultural y de protesta social.
Leemos en Polygoon: As Iranian youths protest, cafes filled with board games and D&D provide community (17 octubre 2022), por
Algunos extractos adaptados el castellano:
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Encontramos formas de adaptarnos y encontrar la felicidad en la tiranía.
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Pero muy pocas personas fuera de Oriente Medio conocen a Irán por su cultura de juegos de mesa, que es enorme.
Por enorme, quiero decir masiva. Cuando uno entra en Teherán, la capital de Irán, la encuentra llena de cafés. Muchos de ellos están dedicados a los juegos de mesa, y encontrarás a gente de todas las edades, géneros y orígenes diferentes jugando con trocitos de colores y fichas de cartón, explorando todo tipo de juegos, desde pesados juegos de estrategia al estilo europeo hasta simples rompecabezas de deducción. El mundo de los juegos de mesa en mi país es extraordinario, y ha crecido en la última década y media hasta convertirse en una parte fundamental de la cultura moderna de Irán.
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Desde 1979, la República Islámica ha utilizado su poder para crear una forma de apartheid de género que se dirige específicamente a las mujeres jóvenes. En muchas calles de Teherán se puede encontrar a los miembros de la Policía de la Moralidad persiguiendo y acosando a las jóvenes por algunas de las razones más ridículas, como ir de la mano con sus novios o llevar el hiyab de forma incorrecta, como fue el caso de Amini [fallecida en dependencias policiales tras ser detenida por no llevar velo en público].
Esta forma extrema de restricción social en público ha hecho que los cafés de juegos de mesa sean ridículamente rentables. La transformación de las calles públicas en reductos de la Policía de la Moralidad allanó el camino para que los negocios de propiedad privada se convirtieran en refugios para los jóvenes iraníes. Su calidez, su apertura, sus deliciosos platos y los rostros amables de su personal constituyen una excelente vía de escape para muchos jóvenes que desean pasar las tardes en un lugar relajado con sus amigos sin tener que preocuparse por las cosas más sencillas, como lo que llevan puesto. Muchos de estos cafés son propiedad de jóvenes frustrados que los regentan.
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¡Nos jugamos!
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