Invertir en acciones verdes europeas, un negocio que pocos ven – EL PAÍS FINANCIERO

Europa pasó a liderar los rankings de innovación y desarrollo, por encima de los Estados Unidos. En las inversiones verdes hay beneficios que pueden ser aprovechados.
Los mercados de renta variable europeos son un tema complicado para los inversores de la región, especialmente para los del Reino Unido. Es que existe el preconcepto (que viene de larga data) que dice que no hay nada que ofrecer en el continente fuera de los sectores bancario, de servicios públicos y farmacéutico, sumados algunos pocos fabricantes de artículos de lujo. Y esto es muy difícil de cambiar.
A esto hay que agregarle los altos niveles de deuda y la incertidumbre política (basta mencionar que se ha iniciado una guerra en Ucrania luego de la invasión de Rusia). Todo esto hace que los inversionistas prefieren mirar hacia otros horizontes.
El consenso ha sido durante mucho tiempo que las valoraciones bajas de las empresas de Europa son un castigo merecido y que se pueden encontrar mejores oportunidades en otros lugares.
En el caso del Reino Unido, los datos de las principales plataformas de inversión D2C confirman que el interés de los inversores privados en las acciones europeas sigue estando muy por detrás de su apetito por los mercados de Londres y los Estados Unidos.
Y no han estado muy equivocados. Según Hargreaves Lansdown, las acciones estadounidenses aumentaron del 6 al 17 por ciento de los activos de capital directo entre 2017 y 2021. Las acciones europeas, en el mismo periodo, subieron del 2,4 al 3,7 por ciento. El contraste es evidente.
El rendimiento relativo de los mercados de renta variable de las dos regiones habrá jugado un papel importante en estas tendencias divergentes. Pero el buen desempeño de la renta variable europea el año pasado tampoco convenció a los inversores privados del Reino Unido para dar el paso y cruzar el Canal de la Mancha.
En la plataforma de inversores interactivos, apenas un 0,8 por ciento de todas las transacciones directas de acciones realizadas en 2021 se realizaron en acciones europeas, el mismo nivel que para las acciones asiáticas.
Después de una década definida por crisis políticas y mercados de bajo rendimiento, la transformación floreciente de los mercados bursátiles europeos ha sido fácil de pasar por alto. Algunos de estos cambios están en consonancia con las tendencias observadas en otros lugares: la ponderación de la tecnología en el Euro Stoxx 50 se ha más que duplicado, a más del 14 por ciento, en los últimos cuatro años. Pero los cambios van más allá de simples aumentos en el valor de mercado.
Lo más destacado de Europa es su sector de “tecnología verde”. Reforzado por el apoyo de los formuladores de políticas en medio de los esfuerzos para la transición hacia el “cero neto en emisiones de carbono”, y ayudado por el papel fundamental que debe desempeñar la electrificación en la reducción de emisiones, las bolsas de la UE ofrecen ahora una variedad de oportunidades diferentes.
En este frente, el “viejo continente” puede competir (y mucho) con sus pares internacionales. Es más, de alguna manera, ya los ha superado. Así opina Leon Howard-Spink, gestor de fondos de renta variable europea de Schroders.
“Hay una amplitud y profundidad en el mercado europeo, en las áreas de tecnología y tecnología verde, que simplemente no se encuentran en el Reino Unido. Eso es innegable”, dijo en su última conferencia en Londres.
El consenso ha sido durante mucho tiempo que “Europa” e “innovación” son dos palabras que simplemente no van juntas. La escena tecnológica estadounidense, respaldada por Silicon Valley y las inyecciones de capital de riesgo, ha sido dominante. Por mucho tiempo, Europa fue descartada como un remanso de nuevas ideas.
Pero a pesar de esta narrativa predominante, Europa es ahora, en realidad, un líder en innovación.
El informe Global Innovation Index 2021 de la Organización Mundial de la Propiedad Intelectual, que utiliza 81 indicadores para rastrear las tendencias de innovación en las economías globales, clasifica a Suiza y Suecia como las dos economías más innovadoras del mundo. Estados Unidos ocupa el tercer lugar y las naciones europeas ocupan seis de los 10 primeros lugares en la clasificación.
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Para el número relativamente pequeño de inversores del Reino Unido que negocian acciones europeas, la apuesta realmente interesante son las acciones verdes. Estos tienden a caer en tres categorías distintas, como lo demuestra un trío de las cinco principales acciones de Europa negociadas en Hargreaves Lansdown en 2021.
Una de esas acciones se basa en un cambio de negocio de toda una industria (la automotriz): Volkswagen; otra, es un juego tecnológico clásico, el gigante de componentes de semiconductores ASML; y la tercera es un nuevo tipo de empresa de energía verde: el negocio de soluciones de hidrógeno Nel.
ASML y Nel se encuentran entre las acciones que se han visto muy afectadas por el último alejamiento de los inversores de las acciones de crecimiento a principios de 2022.
Y aunque los inversores profesionales ahora están volviendo a interesarse en el continente: una encuesta de gestores de fondos globales de enero de 2022 de Bank of America encontró que las acciones de la eurozona ahora son cómodamente la mayor sobreponderación regional en las carteras; gran parte de este interés se centra en los sectores de la ‘vieja economía’, como los bancos.
Hay que tener cuidado de no llegar demasiado tarde. Muchos se han perdido las ganancias que ofrece la ‘nueva Europa’, y los sectores a los que les irá bien en un período de política monetaria más estricta, como las finanzas, tienen un mejor acceso en su mercado interno.
Pero el auge de la inversión sostenible se basa en la creencia en los méritos a largo plazo de las empresas innovadoras, y Europa tiene mucho que ofrecer en este frente.
Europa cuenta con líderes de mercado en una variedad de áreas de tecnología verde, desde negocios de equipos de semiconductores hasta empresas eólicas y solares.
Muchos de sus grandes jugadores están bien establecidos y podrían crecer significativamente en las próximas décadas, ayudados por un telón de fondo de importantes políticas e inversiones verdes a nivel de toda la Unión Europea.
Los impulsos ecológicos que están llevando a cabo Europa y otras regiones en respuesta al cambio climático alterarán fundamentalmente las economías y las sociedades.
Los objetivos ecológicos y medioambientales estrictos, para tener alguna posibilidad de cumplirse, requieren marcos sólidos a nivel gubernamental. Y la presencia de esos marcos impone una mayor responsabilidad a las empresas para que hagan su parte.
Sam Arie, jefe de servicios públicos europeos de UBS, cree que es el nivel de apoyo político brindado por la UE algo que diferencia a Europa del Reino Unido y de los Estados Unidos, y que, al mismo tiempo, posiciona al sector verde del continente por delante del resto.
“Los objetivos verdes ambiciosos no importan si no tienes un conjunto definido de instrumentos de política”, dijo Arie en declaraciones a la prensa el 24 de febrero.
La UE es líder mundial en la escala y profundidad de su agenda de inversión verde (y las acciones de las empresas verdes lo saben).
La respuesta del bloque a la pandemia de Covid-19 priorizó el estímulo y la inversión verdes, y es clave para su objetivo vinculante de volverse “climáticamente neutral” para 2050.
El plan de inversión verde de la UE es sustancial. La Comisión Europea tiene como objetivo 1 billón de euros en estímulo verde para 2030 y apoya una nueva inversión anual significativa en la transformación de los sistemas energéticos y el cumplimiento de los objetivos medioambientales.
Basta decir que la UE también tiene un objetivo intermedio de reducir las emisiones en un 55 por ciento para 2030 a través de su plan ‘Fit for 55’. Eso tiene implicaciones inmediatas y muy prácticas para el sector de la energía verde de Europa.
Todo apunta a que invertir en acciones verdes es una buena idea, incluso entrando tarde.
Como señala el plan, la electrificación de fuentes que utilizan energías renovables es clave para alcanzar el objetivo de 2030. Esto es fundamental para la meta a largo plazo de una economía neta cero. La electrificación es un tema importante en la ecologización de la economía de Europa, y uno que ayuda a las grandes empresas de energía verde del bloque.
Los analistas de Goldman Sachs, en una nota de investigación sobre “La urgencia de la electrificación”, argumentaron que Europa tendrá que movilizar casi 4 billones de euros de capital en el espacio de la energía verde hasta 2030 para poder cumplir sus objetivos Fit for 55, con la mayoría del gasto en infraestructura verde. Oportunidades hay de sobra.
Por último, hay que decir que la tecnología verde es un término amplio. Bajo ese paraguas en Europa hay una gama de diferentes tipos de empresas. Si se va a invertir, la electrificación de los automóviles , dada su importancia para la esperanza de cero emisiones netas, es el lugar obvio para comenzar.
Los analistas de Goldman pronosticaron rendimientos mucho más altos de lo esperado, crecimiento de ganancias de dos dígitos hasta 2027, el doble del nivel del mercado; y una importante creación de valor intrínseco para las grandes empresas verdes de Europa.
Otros grandes actores europeos son el gigante desarrollador de energía eólica marina Orsted y la empresa de servicios públicos EDP.
Schneider Electric también está bien situada para aprovechar el cambiante entorno económico y político.
La alianza entre Renault, Nissan y Mitsubishi, que invertirán 23.000 millones de euros en la producción de automóviles eléctricos durante los próximos cinco años, también son acciones atractivas. Sin embargo, están por debajo de las ambiciones de gasto de Volkswagen de 89 mil millones de euros en vehículos eléctricos y desarrollos digitales.


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