Juan Hernández
/ viernes 30 de septiembre de 2022
La semana pasada regresé de una gira de trabajo por Estados Unidos y, entre los encuentros que sostuve, pude reunirme con César Martínez, encargado de la primera oficina de “El Gran Bajío” en Austin, Texas. En nuestra conversación, Martínez reconoció la gran aportación de Guanajuato y en especial del gobernador Diego Sinhue Rodríguez Vallejo para lograr que esta región trascienda en el plano internacional. Esto lo menciono porque estamos en el Mes Nacional de la Herencia Hispana en Estados Unidos y si algo viene a fortalecer la instalación de “El Gran Bajío” en el vecino del norte, es lo que los migrantes han venido forjando desde hace décadas: una riqueza cultural, económica e ideológica que hoy es parte de la identidad del país más poderoso del mundo.
Del 15 de septiembre al 15 de octubre se realiza en Estados Unidos el Mes Nacional de la Herencia Hispana para reconocer a la comunidad latina como parte fundamental de su historia. La finalidad es visibilizar las tradiciones, usos y costumbres que los hispanos han aportado y que hoy florecen en el país más desarrollado del planeta gracias a los migrantes. Por ejemplo, y para orgullo nuestro como mexicanos, para nadie es un secreto que el Cinco de mayo es una de las celebraciones más esperadas en la Unión Americana; y ni qué decir de nuestra comida, la cual de la mano de nuestros paisanos que la comercializan en cualquier lugar que se encuentren, ha servido de influencia para emprender grandes negocios. Tan sólo la cadena Taco Bell cuenta con 6 mil restaurantes en Estados Unidos. ¿Y qué me dicen del guacamole? Además de ser una de las “joyas” más preciadas de nuestra cocina, también lo es para nuestros vecinos del norte: en cada Super Bowl los estadounidenses consumen un promedio de 114 mil toneladas de aguacates mexicanos.
La aportación económica de los latinos es de los temas que más llaman la atención por los mitos que señalan que estas comunidades en vez de sumar han restado oportunidades a los norteamericanos. En el 2021 Estados Unidos fue nombrado por la Revista CEOWORLD el país más emprendedor del mundo. Nada mal para la nación de las oportunidades, pero su éxito tiene tras bambalinas historias de millones de migrantes. El reporte de la National Foundation For American Policy estima que el 55% de las empresas en la Unión Americana con un valor de mil millones de dólares o más, tienen al menos a un fundador migrante. Además, dichas empresas crean en promedio 1 mil 200 empleos cada una. ¿Datos que nos deben sorprender? ¡No lo creo! Un informe del Congreso Económico Conjunto, el Caucus Hispano y el Comité de Empresas Pequeñas de la Cámara de Representantes, estima que existen cinco millones de empresas latinas en Estados Unidos y que contribuyen cada año con 800 mil millones de dólares a su economía.
¿Y qué ocurre con la sangre latina derramada defendiendo a la bandera de las barras y las estrellas? Cuando el entonces presidente de los Estados Unidos, Lyndon Baines Johnson, leyó su discurso inaugural de la primera Semana de Herencia Hispana, fue muy claro: “La gran contribución a nuestra herencia nacional hecha por la gente hispana, no sólo es en la cultura, los negocios y la ciencia, sino a través de su valor en la batalla”. En la historia de los conflictos bélicos en los que ha intervenido Estados Unidos, la participación de los latinos ha sido numerosa. El Museo Nacional de la Segunda Guerra Mundial estima que aproximadamente 500 mil hispanos prestaron servicio en las Fuerzas Armadas durante este combate. Por su parte, la Latino Advocates for Education reporta que en la Guerra de Corea acudieron 180 mil soldados latinos, de los cuales al menos 100 mil eran de origen mexicano. Y en la actualidad, de acuerdo al Departamento de Defensa en el 2020 el 19% de los integrantes eran latinos, siendo la minoría de mayor crecimiento en los últimos años.
Ahora bien, ¿cómo pinta la herencia que los latinos han dejado en el escenario político? De entrada, cada cuatro años dicen “ahora sí podemos definir quién ocupará la Casa Blanca”. Y aunque seguimos sin ver a un candidato presidencial demócrata o republicano de apellido Sánchez, García o Pérez, la inercia parece que nos llevará a vivir muy pronto un momento histórico. Por dar un ejemplo, este año Mayra Flores se convirtió en la primera mujer nacida en México en prestar juramento al Congreso de los Estados Unidos. Así mismo, según la Asociación Nacional de Funcionarios Demócratas Latinos son más de seis mil los latinos que ocupan cargos electos en toda la Unión Americana.
Finalmente, no olvidemos que en el 2024 se darán nuevamente elecciones presidenciales en Estados Unidos y México. Al respecto, el Centro de Investigación Pew estima que 36 millones de latinos puedan votar en la Unión Americana. Además, recordemos que, con la reforma del 2021 a la Constitución Mexicana, serán muchos más los paisanos que viven en Estados Unidos que puedan elegir al próximo presidente de México (al día de hoy 1.6 millones aproximadamente ya tienen su credencial para votar, aunque el número puede aumentar considerablemente en los siguientes meses). La mesa está puesta, las fichas se mueven y ahora que vivimos el Mes de la Herencia Hispana, es imposible no pensar que los latinos (en gran medida mexicanos) podemos decidir en menos de dos años el futuro tanto de Estados Unidos como de México.
La semana pasada regresé de una gira de trabajo por Estados Unidos y, entre los encuentros que sostuve, pude reunirme con César Martínez, encargado de la primera oficina de “El Gran Bajío” en Austin, Texas. En nuestra conversación, Martínez reconoció la gran aportación de Guanajuato y en especial del gobernador Diego Sinhue Rodríguez Vallejo para lograr que esta región trascienda en el plano internacional. Esto lo menciono porque estamos en el Mes Nacional de la Herencia Hispana en Estados Unidos y si algo viene a fortalecer la instalación de “El Gran Bajío” en el vecino del norte, es lo que los migrantes han venido forjando desde hace décadas: una riqueza cultural, económica e ideológica que hoy es parte de la identidad del país más poderoso del mundo.
Del 15 de septiembre al 15 de octubre se realiza en Estados Unidos el Mes Nacional de la Herencia Hispana para reconocer a la comunidad latina como parte fundamental de su historia. La finalidad es visibilizar las tradiciones, usos y costumbres que los hispanos han aportado y que hoy florecen en el país más desarrollado del planeta gracias a los migrantes. Por ejemplo, y para orgullo nuestro como mexicanos, para nadie es un secreto que el Cinco de mayo es una de las celebraciones más esperadas en la Unión Americana; y ni qué decir de nuestra comida, la cual de la mano de nuestros paisanos que la comercializan en cualquier lugar que se encuentren, ha servido de influencia para emprender grandes negocios. Tan sólo la cadena Taco Bell cuenta con 6 mil restaurantes en Estados Unidos. ¿Y qué me dicen del guacamole? Además de ser una de las “joyas” más preciadas de nuestra cocina, también lo es para nuestros vecinos del norte: en cada Super Bowl los estadounidenses consumen un promedio de 114 mil toneladas de aguacates mexicanos.
La aportación económica de los latinos es de los temas que más llaman la atención por los mitos que señalan que estas comunidades en vez de sumar han restado oportunidades a los norteamericanos. En el 2021 Estados Unidos fue nombrado por la Revista CEOWORLD el país más emprendedor del mundo. Nada mal para la nación de las oportunidades, pero su éxito tiene tras bambalinas historias de millones de migrantes. El reporte de la National Foundation For American Policy estima que el 55% de las empresas en la Unión Americana con un valor de mil millones de dólares o más, tienen al menos a un fundador migrante. Además, dichas empresas crean en promedio 1 mil 200 empleos cada una. ¿Datos que nos deben sorprender? ¡No lo creo! Un informe del Congreso Económico Conjunto, el Caucus Hispano y el Comité de Empresas Pequeñas de la Cámara de Representantes, estima que existen cinco millones de empresas latinas en Estados Unidos y que contribuyen cada año con 800 mil millones de dólares a su economía.
¿Y qué ocurre con la sangre latina derramada defendiendo a la bandera de las barras y las estrellas? Cuando el entonces presidente de los Estados Unidos, Lyndon Baines Johnson, leyó su discurso inaugural de la primera Semana de Herencia Hispana, fue muy claro: “La gran contribución a nuestra herencia nacional hecha por la gente hispana, no sólo es en la cultura, los negocios y la ciencia, sino a través de su valor en la batalla”. En la historia de los conflictos bélicos en los que ha intervenido Estados Unidos, la participación de los latinos ha sido numerosa. El Museo Nacional de la Segunda Guerra Mundial estima que aproximadamente 500 mil hispanos prestaron servicio en las Fuerzas Armadas durante este combate. Por su parte, la Latino Advocates for Education reporta que en la Guerra de Corea acudieron 180 mil soldados latinos, de los cuales al menos 100 mil eran de origen mexicano. Y en la actualidad, de acuerdo al Departamento de Defensa en el 2020 el 19% de los integrantes eran latinos, siendo la minoría de mayor crecimiento en los últimos años.
Ahora bien, ¿cómo pinta la herencia que los latinos han dejado en el escenario político? De entrada, cada cuatro años dicen “ahora sí podemos definir quién ocupará la Casa Blanca”. Y aunque seguimos sin ver a un candidato presidencial demócrata o republicano de apellido Sánchez, García o Pérez, la inercia parece que nos llevará a vivir muy pronto un momento histórico. Por dar un ejemplo, este año Mayra Flores se convirtió en la primera mujer nacida en México en prestar juramento al Congreso de los Estados Unidos. Así mismo, según la Asociación Nacional de Funcionarios Demócratas Latinos son más de seis mil los latinos que ocupan cargos electos en toda la Unión Americana.
Finalmente, no olvidemos que en el 2024 se darán nuevamente elecciones presidenciales en Estados Unidos y México. Al respecto, el Centro de Investigación Pew estima que 36 millones de latinos puedan votar en la Unión Americana. Además, recordemos que, con la reforma del 2021 a la Constitución Mexicana, serán muchos más los paisanos que viven en Estados Unidos que puedan elegir al próximo presidente de México (al día de hoy 1.6 millones aproximadamente ya tienen su credencial para votar, aunque el número puede aumentar considerablemente en los siguientes meses). La mesa está puesta, las fichas se mueven y ahora que vivimos el Mes de la Herencia Hispana, es imposible no pensar que los latinos (en gran medida mexicanos) podemos decidir en menos de dos años el futuro tanto de Estados Unidos como de México.
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Sociedad
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David Rogelio Colmenares Páramo
Pepe Grillo
Universidad de Gto
Analisis
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