Luis Arturo Gómez
/ lunes 10 de octubre de 2022
Por Luis A. Gómez
Los esquemas de jubilación con los que cuentan instituciones como Petróleos Mexicanos (Pemex), el Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS) o el Sindicato Nacional de los Trabajadores de la Educación (SNTE), entre otras, son sumamente atractivas para sus trabajadores, pero altamente perjudiciales para las finanzas públicas. Dichos esquemas fueron planteados hace décadas de manera totalmente irresponsable, sin haber proyectado si todas esas prestaciones realmente serían sostenibles en el largo plazo.
Sin duda, en los próximos años veremos todos estos esquemas ir desapareciendo poco a poco y, claro, a cada uno de sus gremios marchar, protestar, amenazar y luchar hasta las últimas consecuencias por evitarlo; pero hay que decirlo, eso es inevitable, insostenible e impensable en un México en aras de hacer las cosas de manera correcta.
El sustituto de esos esquemas de jubilación pasará a ser el mecanismo que ya tenemos muchos mexicanos: las Administradoras de Fondos para el Retiro (Afores). Éstas son empresas privadas dedicadas a administrar el dinero que los trabajadores ahorran en sus cuentas individuales en su vida laboral. Operan bajo el nuevo sistema de pensiones y tienen el objetivo de ofrecer al trabajador una mejor pensión en el momento de su retiro.
Aunque las Afores tienen poco tiempo operando (desde 1992), y aún no vemos a “las primeras generaciones” retirarse por este método, la realidad es que es un esquema bastante inteligente, pues quita la carga jubilatoria al erario, y principalmente, genera sustanciales rendimientos para los trabajadores, pues los recursos se invierten en el mercado de valores. Existen 10 segmentaciones llamadas Sociedades de Inversión Especializadas en Fondos para el Retiro (Siefores) en donde, según la edad del trabajador, los recursos serán invertidos. A los trabajadores más jóvenes se les podrá otorgar un mayor rendimiento, pues sus recursos se invertirán principalmente en renta variable (acciones de las empresas que cotizan en bolsa), y a los de más avanzada edad se les dará menos rendimiento, pero mayor seguridad, invirtiendo sus ahorros principalmente en bonos gubernamentales a corto plazo (mercado de dinero).
No obstante, algo que definitivamente se debe modificar en este nuevo sistema es el tamaño de las aportaciones, pues actualmente son muy bajas, y esto ocasionará que al momento del retiro la pensión sea sólo un porcentaje del último salario del trabajador, estimado, según los expertos, en un 20%.
Por ello, los usuarios del sistema de Afores debemos hacer aportaciones voluntarias (recursos que deposita el mismo trabajador, aparte de la aportación que se da de manera automática) a nuestra cuenta de retiro. Principalmente ahora que tenemos una tasa de referencia de 9.25% anual, lo cual significa que estaremos recibiendo un rendimiento mucho mayor por nuestras aportaciones voluntarias.
LAF y MF Luis Gómez, analista financiero.
Maestro en Finanzas. Director general del Colegio de Negocios
luisgomezfinanciero@gmail.com
Por Luis A. Gómez
Los esquemas de jubilación con los que cuentan instituciones como Petróleos Mexicanos (Pemex), el Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS) o el Sindicato Nacional de los Trabajadores de la Educación (SNTE), entre otras, son sumamente atractivas para sus trabajadores, pero altamente perjudiciales para las finanzas públicas. Dichos esquemas fueron planteados hace décadas de manera totalmente irresponsable, sin haber proyectado si todas esas prestaciones realmente serían sostenibles en el largo plazo.
Sin duda, en los próximos años veremos todos estos esquemas ir desapareciendo poco a poco y, claro, a cada uno de sus gremios marchar, protestar, amenazar y luchar hasta las últimas consecuencias por evitarlo; pero hay que decirlo, eso es inevitable, insostenible e impensable en un México en aras de hacer las cosas de manera correcta.
El sustituto de esos esquemas de jubilación pasará a ser el mecanismo que ya tenemos muchos mexicanos: las Administradoras de Fondos para el Retiro (Afores). Éstas son empresas privadas dedicadas a administrar el dinero que los trabajadores ahorran en sus cuentas individuales en su vida laboral. Operan bajo el nuevo sistema de pensiones y tienen el objetivo de ofrecer al trabajador una mejor pensión en el momento de su retiro.
Aunque las Afores tienen poco tiempo operando (desde 1992), y aún no vemos a “las primeras generaciones” retirarse por este método, la realidad es que es un esquema bastante inteligente, pues quita la carga jubilatoria al erario, y principalmente, genera sustanciales rendimientos para los trabajadores, pues los recursos se invierten en el mercado de valores. Existen 10 segmentaciones llamadas Sociedades de Inversión Especializadas en Fondos para el Retiro (Siefores) en donde, según la edad del trabajador, los recursos serán invertidos. A los trabajadores más jóvenes se les podrá otorgar un mayor rendimiento, pues sus recursos se invertirán principalmente en renta variable (acciones de las empresas que cotizan en bolsa), y a los de más avanzada edad se les dará menos rendimiento, pero mayor seguridad, invirtiendo sus ahorros principalmente en bonos gubernamentales a corto plazo (mercado de dinero).
No obstante, algo que definitivamente se debe modificar en este nuevo sistema es el tamaño de las aportaciones, pues actualmente son muy bajas, y esto ocasionará que al momento del retiro la pensión sea sólo un porcentaje del último salario del trabajador, estimado, según los expertos, en un 20%.
Por ello, los usuarios del sistema de Afores debemos hacer aportaciones voluntarias (recursos que deposita el mismo trabajador, aparte de la aportación que se da de manera automática) a nuestra cuenta de retiro. Principalmente ahora que tenemos una tasa de referencia de 9.25% anual, lo cual significa que estaremos recibiendo un rendimiento mucho mayor por nuestras aportaciones voluntarias.
LAF y MF Luis Gómez, analista financiero.
Maestro en Finanzas. Director general del Colegio de Negocios
luisgomezfinanciero@gmail.com
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