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NUEVOS NEGOCIOS.El confinamiento y la pandemia dispararon la compra a través de internet y el envío a domicilio. Esto ha propiciado el surgimiento de una generación de empresas que buscan hacer negocio como Glovo, Deliveroo o Uber. En el caso de Glovo, la start-up española de reparto a domicilio presente ya en más de 870 ciudades de 23 países del mundo, dobló sus ingresos en 2020.
Esteve Almirall
Profesor titular, Departamento de Operaciones, Innovación y Data Sciences de Esade
La covid lo ha cambiado todo! ¡Los negocios serán todos digitales! ¡El metaverso es la nueva revolución! ¿Cuántas veces hemos oído estas frases?.
Ciertamente la covid, esta epidemia que no cesa, ha cambiado muchas cosas. Empujados a la digitalización de todo o casi todo por una necesidad apremiante, todos hemos incorporado en pocos meses lo que hubiese tardado años. Hemos integrado en nuestras vidas comportamientos sociales como reuniones virtuales, educación o sanidad virtual, y lo hemos hecho a una escala que jamás hubiésemos soñado.
Todo ello ha abierto un mundo de posibilidades insospechadas. Quizás un buen ejemplo sea Peloton, esa bicicleta estática con una pantalla incorporada que permite hacer spinning desde casa en una clase virtual o real, con compañeros virtuales o reales. La experiencia es altamente inmersiva y uno se pregunta si siguen teniendo sentido las clases de spinning o el futuro es simplemente virtual. Las acciones de Peloton llegaron durante la pandemia a niveles inimaginables.
Parecía que la comodidad de lo virtual prevalecería sobre el mundo físico. Sin embargo, un vistazo a la situación actual nos revela de forma inmediata que la realidad no es exactamente como parecía, que el mundo real existe y una vez solventadas las limitaciones de la época covid gracias a las vacunas, el mundo vuelve a ser como era, o parecido.
¿Cómo será pues emprender en el mundo post-covid? ¿Qué era parte del espejismo y qué es parte del futuro? Éstas son preguntas que empresas y emprendedores no dejan de formularse.
Centrémonos por un instante en la nueva realidad, en lo que la covid ha tenido de transformador. Lo más importante es probablemente ese curso acelerado de digitalización que todos hemos superado y con buena nota. Ello ha configurado una nueva realidad donde lo digital ya no es una barrera sino un plus. Incluso hacer la compra diaria con el móvil, vía aplicaciones como Gorillas que te lo traen a casa en ocho minutos, o enviar un glovo, se ha convertido en algo cotidiano, algo que ya forma parte de nuestras vidas.
Todo ello permite nuevas aventuras que van más allá de lo que imaginábamos hace tan sólo unos pocos meses, debido al cambio de escala. Nuevas empresas como supermercados a domicilio con tiempos de entrega inferiores a diez minutos, moda hyper-fast-fashion sólo online como Shein, Allbirds… en general, empresas que necesitan de un volumen importante para ser viables, ahora lo son, gracias a nuestro curso acelerado de digitalización.
También tenemos actividades que se han traspasado en buena medida a lo virtual. Ejemplos son los cursos en línea, las videoconferencias o las web-conferences. Ello conlleva toda una serie de nuevas oportunidades porque online significa no sólo global sino la capacidad de trasladar a código una parte de la actividad, ganando en eficiencia.
Por último, en el apartado de la nueva realidad, tenemos el futuro. El futuro como el metaverso, las conferencias en 3D o los hologramas, ya no es algo lejano, con una lenta curva de adopción, sino algo que roza lo inmediato, lo explorable.
Sin embargo, hay otra cara de la moneda, una cara con rostro de espejismo. Es el caso de Peloton y muchos otros. Actividades que funcionaron cuando no había alternativa, pero que no tienen cabida cuando ésta existe. ¿Cómo diferenciarlos del resto? La verdad está en manos del consmidor, en el valor que los clientes atribuyan a lo real sobre lo virtual, y esto es un blanco no sólo móvil, sino que depende del espacio cultural en el que nos movamos. Sabemos, o más bien intuimos, que es un proceso en rápida evolución y no una realidad ya estabilizada.
Emprender en la era post-covid es pues más apasionante que nunca. Innovar es aquello nuevo que se vende, como dice Xavier Marcet. Y las dos formas básicas de innovar están abiertas. Por un lado, una evolución tecnológica que amplía la frontera de posibles nuevas propuestas más allá de lo que jamás hubiésemos imaginado. Y, esa misma fiebre del oro tecnológico, vuelca más y más recursos en ampliar más si cabe esa frontera.
Pero por el otro, y éste es el mérito de la covid, las propuestas que el mercado está dispuesto a aceptar han cambiado, porque los clientes, sus actitudes y valores han cambiado. Éste es un proceso que aún está en sus inicios.
Recordemos, la mayor parte de las innovaciones son innovaciones de mercado. ¡Jamás hubo un tiempo mejor para emprender que ahora!
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