Emprendedor. Dejó Parque Chas, se mudó a Praia do Rosa y abrió la primera parrilla argentina – LA NACION

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Cuando Lucas Berlingeri llegó a Praia do Rosa por primera vez no le gustó nada. “Tenía quince años y no había nada. Ni restaurantes, ni bares, ni negocios, ni grandes hoteles, ni nada. ‘Guau, pasó un auto’, decíamos cada vez que veíamos alguno por esa calle”, comenta el dueño de Tango, el único restaurante de comida argentina de la zona. Volvió unos años más tarde, ya no de vacaciones sino que a trabajar en la recepción de la posada Além do Jardim, que hace dos décadas había montado su abuela materna con un tío. Entonces sí le gustó Rosa. Era más grande, le gustaba trabajar y ganar su plata. Emprendedor e inquieto, por ese entonces se animó a un primer negocio en Brasil: puso un local de ropa. Claro que, en paralelo, mientras no hacía temporada de verano en Rosa, estudiaba cocina y trabajaba en catering en Capital Federal. Además, cada vez más enganchado con el surf, empezó a pensar en la posibilidad de dejar Parque Chas e irse a vivir a Rosa, que queda en la parte continental del litoral del estado de Santa Catarina.
“Nos mudamos hace seis años con mi ex mujer y dos de mis tres hijos, que tenían 3 y 1 año. En principio trabajé en otra posada y con el local de ropa. Sin embargo, pronto noté que cada año en Rosa veraneaban más argentinos, pero no había un solo restaurante de comida argentina. Entonces puse La Roti, hace cuatro veranos. Servía comida muy similar a la que sirvo hoy. Esos platos típicos que comemos en casa y que acá no se consiguen: milanesas, tortilla de papas, por ejemplo. Y tras un verano como rotisería, como la gente venía a comprar y se quería sentar y charlar, al año siguiente compré sillas, mesas y teché la galería”, señala Lucas que al restaurante –que queda en el centrinho– le puso Tango no porque le gustase el 2×4, sino más bien para lograr una obvia identificación con su país de origen.
Decidido a ir por más, post pandemia sumó parrilla a la propuesta: el asado, el vacío y la entraña están entre los platos más pedidos. Entonces no solo tiene público argentino, sino que además acapara brasileños que adoran nuestros cortes. “Me costó conseguir buena mercadería, pero hay. La carne que uno quiere, cortada como a uno le gusta, existe en Brasil. La oferta mejoró muchísimo. Ya no es chicle o piedra, como hace veinte años. Solo hay que saber encontrarla”, asegura este gastronómico que se volvió loco hasta conseguir un buen corte de milanesa y que sigue a su carnicero de confianza a todos lados. ¿Su rol como jefe del negocio? Es “comodín” entre la barra y las hornallas, porque en la cocina tiene a El Uru y El Pochi, dos amigos que están desde los comienzos. La novedad es que esta temporada, después de hacer un curso, prepara tragos como el Banana Golden que sirve para amenizar la charla.
“El invierno suele ser duro. Tenés que calcular que lo que te entra en el verano te tiene que servir para bancarte todo el año. No es fácil”, reflexiona este joven papá de Dante (7), Valentino (5) y Ambar (4). Con 38 años y súper arraigado a este pueblo que está a 90 kilómetros del aeropuerto de Florianópolis, celebra la solidez de la comunidad de argentinos en Praia do Rosa. “Jugamos al futbol, surfeamos, tenemos grupo de whats app… Hice grandes amigos”, señala mientras confiesa que por tanto moverse entre coterráneos habla muy mal portugués. “Gané calidad de vida: tengo tiempo para ir a la playa y no cierro la puerta de mi casa con llave. Cada tanto puede haber algún robo menor, pero aquí nunca nadie te va a asaltar a mano armada, como pasa en Buenos Aires. Además, mis hijos van a una escuela pública en Garopaba que es buena e incluye ropa, útiles y transporte”, cuenta Lucas y aclara que la playa en familia solo se disfruta de marzo a diciembre, cuando no hay tanto trabajo.
Entusiasta y con espíritu de comerciante, Lucas insiste en que emprender en Rosa no es complicado. “Empecé sin capital. Me entró plata trabajando en la posada y pude apostar a la gastronomía. Creo que siempre ayuda conocer a la gente del lugar, pero más importante es tener muchas ganas y trabajar muchísimo. Desde lo burocrático, emprender en un pueblo de Brasil como Praia do Rosa es sencillo”, apunta Lucas y celebra que cada vez sean más los argentinos que se mudan al sur del país vecino, donde no hay solo jóvenes aventureros que van a hacer temporada, sino toda una generación que ve crecer a sus hijos entre el morro y el mar.
Tango. Está pensado para aquellos que quieren comida argentina en Rosa. Están muy buenas las milanesas (de pollo o de carne) y la tortilla de papas, además de las hamburguesas. En temporada abre todos los días, al mediodía (con opción de brunch) y a la noche. El resto del año, de jueves a domingo. Calle principal s/n. T: +55 (48) 99608-4028. IG: @tango.pdr
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