Tras las medidas de apoyo que los gobiernos otorgaron para poder enfrentar la pandemia del covid, en 2020 la deuda privada mundial aumentó 13 por ciento del Producto Interno Bruto (PIB) global, más rápido que el aumento observado durante la crisis financiera mundial y casi tan rápido como la deuda pública, lo que representa un riesgo para la recuperación económica, advirtió el Fondo Monetario Internacional (FMI).
De acuerdo con lo planteado en el capítulo “La deuda del sector privado y la recuperación mundial”, de las Perspectivas de la Economía Mundial, abril 2022, los niveles recientes de apalancamiento podrían desacelerar la recuperación económica en un promedio acumulado de 0.9 por ciento del PIB en las economías avanzadas y de 1.3 por ciento en los mercados emergentes, durante los próximos tres años.
No obstante, es probable que la recuperación sea más lenta en países donde el apalancamiento se concentra entre empresas vulnerables y hogares de bajos ingresos; los procedimientos de insolvencia son ineficientes; el espacio fiscal es limitado; y donde la política monetaria debe endurecerse rápidamente.
Especialmente, los hogares de bajos ingresos y las empresas vulnerables (negocios altamente endeudados y poco rentables que luchan por pagar los intereses) suelen ser menos capaces de soportar un alto nivel de deuda y, como resultado, es probable que en el futuro realicen recortes más drásticos en el consumo y en el gasto de inversión.
El FMI explicó que las políticas acomodaticias durante la fase aguda de la crisis del covid-19 mitigaron su costo económico, al proporcionar liquidez amplia y barata a los hogares y empresas afectadas, pero estas políticas también condujeron a una rápida acumulación de deuda, extendiendo un aumento constante en el apalancamiento general, alentado por condiciones financieras de apoyo desde la crisis financiera mundial de 2008.
Sin embargo, en la medida que las economías se recuperan y la inflación se acelera, los gobiernos deben tener en cuenta el impacto del endurecimiento de la política fiscal y monetaria en los consumidores y las empresas más presionadas financieramente al determinar el ritmo de salida de las políticas de apoyo extraordinario.
Por ejemplo, un endurecimiento inesperado de 100 puntos base en la tasa de interés reduciría la inversión de las empresas más apalancadas en 6.5 puntos porcentuales acumulados durante dos años, cuatro puntos porcentuales más que para las empresas menos apalancadas.
En este contexto, el organismo internacional señaló que para evitar que un endurecimiento rápido de la política monetaria provoque perturbaciones importantes y potencialmente duraderas, las autoridades deben prestar mucha atención a la evolución adversa del sector financiero.
Indicó que esto es especialmente importante en países donde una ola de quiebras en sectores muy afectados por la pandemia podría extenderse al resto de la economía y los gobiernos de estos países podrían incentivar la reestructuración sobre la liquidación y, cuando sea necesario, extender el apoyo a la solvencia.
Además, añadió el FMI, las autoridades también deberían mejorar los mecanismos de reestructuración e insolvencia (a través de una reestructuración extrajudicial específica, por ejemplo) para promover una reasignación rápida de capital y mano de obra hacia las empresas más productivas.
Asimismo, si las grandes deudas de los hogares amenazan la recuperación, los gobiernos deberían considerar programas de reestructuración de deuda rentables destinados a transferir recursos a personas relativamente vulnerables que tienen más probabilidades de gastar sus ingresos.
IPM
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