Criptomonedas: un engaño detrás del dinero fácil – Periódico El Caribe

Santo Domingo – Un nuevo escándalo vinculado a criptomonedas y un aparente sistema piramidal pone en alerta a las autoridades monetarias por la cantidad de estafas asociadas con supuestos negocios de la economía digital.
El programa Desclasificado con Addis Burgos inició una investigación luego de recibir más de 100 contratos firmados por una persona que se hacía pasar por experta en trading y que ofrecía un 30 por ciento en ganancias a quienes les entregaban capital.
Se estima que recaudó cerca de 100 millones de pesos con la promesa de multiplicarlos. Sin embargo, estas personas creen que se trata de una estafa cuando dejaron de recibir sus mensualidades el año pasado.
El trading consiste en la compra o venta de activos financieros digitales. Esto es criptomonedas, acciones, divisas y materias primas. Sirven de inversión en la bolsa de valores en la que se especula con los precios buscando conseguir las más altas ganancias. El comercio de trading es una apuesta a comprar acciones o criptomonedas baratas que aumenten de precio en el poder de quien las haya invertido. Y luego se venden a un valor mucho mayor.
La persona que se encarga de esto recibe el nombre de trader. Este es quien invierte y opera en los mercados financieros digitales con el objetivo de ganar beneficios a corto, medio o largo plazo. Para eso, gestiona y vigila los movimientos de los mercados, apostando también al riesgo.
La relación de los traders con sus posibles inversionistas empieza en un círculo de confianza. Captan a los que están a su alrededor para que después sean ellos mismos quienes difundan las maravillas de hacer este tipo de negocios. Así se crea una cartelera de clientes para que el trader pueda invertir sus capitales con la promesa de grandes ganancias.
Sarah Rodríguez dice ser una experta en criptomonedas e inversiones de mercados digitales. En los últimos tres años ha captado dinero de la gente con la promesa de multiplicarlos. Ella los lleva a productos financieros virtuales que, según un contrato firmado, serían criptomonedas, mercados Forex o divisas y mercados de valores en Internet.
Una vez que Sarah Rodríguez invirtió el dinero de sus inversionistas por casi tres años, a mediados del año pasado envió un comunicado. Informó que el negocio había sufrido una caída, y que no podría continuar con los pagos de los intereses.
La versión de Sarah es que su flujo de dinero se frisó debido a una intervención bancaria. Según ella, esto provocó que intervinieran la cuenta en junio del 2021. Luego de una transacción de criptomonedas a pesos que depositó a su favor 110 millones de pesos dominicanos y activó alertas.
Los inversionistas denunciaron que Sarah jugaba con sus capitales. Argumentan que a unos les daba el 20 por cierto, y a otros el 30 por ciento. A esto la trader expresó que siempre les pagó a los clientes un 30 por ciento. Pero la razón de que otros recibían un 20 cierto es porque la abogada donde se firmaban los contratos captaba de quienes iban a su oficina un 10 por ciento. A diferencia de los que negociaban directamente con Sarah, que recibían un 30 por ciento.
Pese a que en los últimos meses ha enviado tres comunicados pidiendo plazos para la devolución del capital a los inversionistas, aún no se han saldado.
Una de las historias más conmovedoras es la de una señora de 81 años. Vendiendo hielo y junto a sus hijos totalizó 100 mil pesos para tener mensualmente con qué comprar sus medicamentos. Creyó que era una gran oportunidad de garantizar una entrada fija. Comenzó cobrando 30 mil pesos, pero la felicidad no les duró mucho. Hoy día sus achaques han empeorado sumados a la depresión que le provoca el pago de un préstamo.
Otras historias de personas que tomaron prestado para invertir más dinero y dispusieron de todos sus ahorros, ahora están desesperados. Lo que consiguen no les alcanza para saldar sus deudas, mismas que van aumentando día tras día. Muchos apostaron a lo grande, pero hoy lo lamentan.
Las criptomonedas no son una moneda de curso legal en el país. No obstante, invertir en bolsas sí es legal. En este caso, la captación de dinero no es un delito, siendo que no los recibía para prestarlos a terceros. Pero sí hay otros componentes de este negocio que son totalmente cuestionables.
En la Cámara de Comercio y Producción Santiago reposa un registro mercantil a nombre de Black Box Investments EIRL. Describe que es un negocio de mercado e inversiones, inversiones electrónicas, trading, criptomonedas, mercado de valores y nuevos mercados digitales. Una empresa EIRL es de persona única, pero en ella su titular trata de separar su responsabilidad comercial de la personal.
La investigación muestra “supuestas inversiones” de su titular. Indica que los contratos firmados con sus clientes figuran a nombre de Sarah Rodríguez Díaz. Esta siempre aparece como persona física en un acuerdo de cuatro páginas que resume el negocio. El nombre de Black Box Investment no fue utilizado en ningún documento. Por ello, no cuenta con autorización de las autoridades monetarias para ejercer como puesto de inversión.
Lo trágico de todo esto es que ir a la justicia no garantiza la devolución del dinero. La principal razón de alarma para las autoridades dominicanas es la naturaleza de las criptomonedas. Resulta que estas no operan de manera física, sino que todas las transacciones se realizan de manera online. Por consiguiente, se torna más difícil rastrear la procedencia de las estafas que se han reportado.
La Superintendencia del Mercado de Valores mantiene en circulación varias advertencias sobre esquemas de inversión fraudulentas. Desde 2017 la Ley de Mercado de valores en República Dominicana establece que cualquier persona que ofrezca servicios de bolsa locales o internacionales debe estar registrado, y más que eso, regulado.
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