Cómo invertir los ahorros para vivir de rentas sin ser millonario – EL PAÍS

Vivir de las rentas es un deseo bastante común entre los mortales. Suele tener una primera parte en la que se obtiene un premio gordo en una lotería, se hereda generosamente, se da un sonoro pelotazo bursátil o se es capaz de tener una brillante idea que se traduce en millones de euros. A partir de ahí, el abultado patrimonio obtenido se invierte con inteligencia en inmuebles, empresas, acciones… y se consiguen unos espléndidos ingresos recurrentes que permiten mantener una buena vida sin trabajar y sin preocupaciones. Un bonito sueño que pocos afortunados consiguen hacer realidad y que, sin embargo, dicen los expertos, es posible lograr, aun sin la lluvia de dinero gratuita soñada, con disciplina de ahorro, tiempo, diversificación y cierta asunción de riesgo.
Para vivir de las rentas es necesario, y en esto coinciden todos los expertos consultados, ahorrar previamente para formar un patrimonio que, puntualizan, debe tener el calificativo de “no necesario” en el futuro próximo para gastos corrientes, vivienda, educación de los hijos, salud… Cuánto se debe ahorrar depende de las necesidades financieras de cada persona. Pueden bastar 200.000 euros o ser necesarios dos millones de euros, dicen, haciendo hincapié en que cuanto antes se empiece y más periódicamente se haga, mejor.
Salvado este primer e importante escollo, Jorge Coca, fundador y director general de Wealth Solutions, defiende un cambio de actitud y una evolución en el pensamiento para lograr vivir de las rentas. Tradicionalmente en España se ha asociado este objetivo con el mercado inmobiliario vía obtención de alquileres periódicos, con los dividendos o incluso en el pasado con los intereses de depósitos o títulos de deuda pública. Sin embargo, hoy por hoy la vivienda está bastante cara y exige dedicación de tiempo a cambio de una rentabilidad media bruta (sin contar impuestos) del 3% o 4%, las empresas no siempre reparten dividendos, la renta fija tiene poco margen de rendimiento y los depósitos o cuentas rentables simplemente ya no existen, asegura.
De ahí que la alternativa más diversificada posible sea, a su juicio, tomar posiciones en tres fondos de inversión (de acumulación) indexados (porque son más baratos en lo que a comisiones se refiere), cuyos pesos (más o menos del 15%, 20%, 40%) los determinen la necesidad de liquidez de cada persona. El primero de estos tres fondos, explica, sería uno vinculado al mercado monetario que diera estabilidad al patrimonio; el segundo, debería centrarse en renta fija global, del que se podría obtener un rendimiento suficiente al menos para cubrir la inflación. “El tercero de los fondos ha de ser de renta variable global necesariamente, ya que, en promedio, se podría obtener a medio o largo plazo una rentabilidad entre el 8% y el 10%, con lo que la trilogía de fondos generaría un rendimiento entre el 4% o 5%, algo ya significativo y que, en función del capital obtenido, sí podría permitir vivir de las rentas”, concluye.
Jorge Coca precisa que los fondos de inversión elegidos para diversificar el patrimonio han de ser de “acumulación”, y Almudena Mendaza, responsable de ventas en Generali Investments Iberia, lo comparte. Según explica Mendaza, los fondos de acumulación (un 75% de los que se comercializan en España frente al 25% de reparto, asegura) “juegan con el interés compuesto: las ganancias logradas se reinvierten y se logran mayores rendimientos a medio y largo plazo, siendo el partícipe quien decide cuándo recupera su dinero”. En los fondos de reparto o distribución, de dividendos o rentas, su suscriptor recibe unos ingresos trimestrales, semestrales o anuales procedentes de dividendos, intereses logrados o incluso de venta de parte de las participaciones.
La horquilla de rendimientos que este tipo de fondos ofrece es amplísima: desde el 0,5% garantizado pasando por el 1%, 1,5% a más del 6% o 7% en los casos no asegurados. “Tienen la ventaja de las rentas periódicas y la desventaja de la tributación. Cada año habrá que pagar impuestos por los ingresos obtenidos, se precisen o no, mientras que en los fondos de acumulación, la carga fiscal solo aparece si estos fondos se hacen efectivos”. Hecha esta matización, Mendaza sostiene que sin asumir riesgo, sin colocar al menos el 15% del patrimonio ahorrado en activos de renta variable, “no se podrá obtener una rentabilidad del 5% a medio y largo plazo, nivel necesario para poder vivir de las rentas”. Lo adecuado para ese mínimo de inversión, que podría ser más amplio si el plazo a esperar para tener ingresos recurrentes se puede alargar, sería, a su juicio, distribuirlos entre fondos de enfoque global de renta variable (que busquen compañías de dividendos y también empresas temáticas) y renta fija (títulos privados de compañías solventes, con buenas calificaciones y siempre denominadas en euros).
Hernán Cortés, directivo de Olea Gestión, tiene claro que quien quiera vivir de las rentas en el futuro debe en primer lugar ahorrar y después seguir una estrategia de inversión que suponga no solo preservar el capital, sino también obtener, en promedio para periodos de 3, 5, 10 o más años, una rentabilidad anual del 5%. Desde su punto de vista, es obligatorio diversificar y romper el perfil “radical” del inversor español que “en muchos casos tiende a colocar el 100% de su patrimonio en Bolsa o el 100% en renta fija o el 100% en mercado inmobiliario”. Esa diversificación ha de pasar los filtros de riesgo (cuánto se es capaz de asumir, pero bajo el tradicional lema británico de No risk, no money) y plazo (mínimo de tres años) antes de abordar las distintas alternativas: renta variable europea, americana, global, fondos de high yield, deuda emergente…
La dificultad que entraña la correcta selección de fondos de este tipo lleva a Cortés a apostar por los fondos de inversión de acumulación (de nuevo, no de reparto por sus implicaciones fiscales), multiactivos mixtos y dinámicos para el inversor de perfil de riesgo moderado. Son, según explica, fondos “que tienen de todo”: desde renta fija privada y pública, deuda de países emergentes, acciones individuales de países o sectores, sector inmobiliario, oro, materias primas… “Si quien ya tiene dinero en depósitos al 0% pasa al menos la mitad de su capital a este tipo de activos ya tiene una solución para obtener la rentabilidad precisa para vivir de las rentas”, concluye.
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