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La pandemia obligó a utilizar masivamente aplicaciones digitales de todo tipo para enfrentar las cuarentenas obligatorias, mientras que los gobiernos inyectaron millonarios subsidios para enfrentar el cierre de la economía, lo que al final generó inflación y aumento de las tasas de interés por parte de los bancos centrales para combatir este fenómeno. Eso se tradujo en mayores costos del capital para todos.
Así lo expresó Camilo Zea, CEO de la firma Pronus, quien dijo que es necesario diseñar estrategias para mantener los negocios en pie y que el dinero siga fluyendo. Sin embargo, advirtió que algunos sectores fintech se pueden golpear más fuerte.
Durante la pandemia, como el dinero era tan barato por las políticas de bajas de tasas para estimular la economía, el apetito de riesgo era grande.
El ejecutivo señaló que hay una métrica de la razón del valor de la vida de un cliente dividido por el costo de adquisición de ese cliente, y que antes de la pandemia era de 5, con la que era suficiente para conseguir capital con un modelo de negocio bien construido.
“Hoy, esa razón es hasta de 15 a 20 veces, lo que indica que el apetito de riesgo cayó y la plata barata se acabó”, dijo.
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Ante ese panorama, dijo, para las fintech que fondean crédito, las deudas se han encarecido hasta en un 40%. Lo que antes costaba del 10 al 11%, hoy está entre el 14 y el 15% y si se le agregan otros costos esa tasa puede ir hasta 16 y 17%.
“De esa manera esos negocios se aprietan, es decir, se vuelven difíciles y ese escenario de tasas probablemente hará necesario repensar algunos negocios para que sigan siendo objetivo de financiación de los inversionistas”, aseguró.
Las estrategias
Pronus, aseveró su CEO, identificó una serie de estrategias “que ayudarían a encontrar más fácilmente capital a las fintech en este contexto desafiante que estamos viviendo”.
La primera tiene que ver con el modelo del negocio, “pues este debe ser robusto, específico, en el que se vea muy detallado en qué se va a invertir la ronda de capital. Hay que incluir la inversión para tecnología o aspectos físicos, infraestructura, gastos de costo operativo (opex), aunque también es fundamental el capex (de capital)”, enfatizó Zea.
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Otro aspecto importante que señaló el CEO de Pronus es que el horizonte de tiempo que se modela para la consolidación de la fintech “debe ser lo suficiente largo para no necesitar rondas tan frecuentemente. Si antes se levantaban rondas de capital para 12 meses -conocido como runway-, ahora hay que hacerlo para 24 y 36 meses, pues como se está apretando el mercado de capital, tener los recursos para dos o tres años es lo recomendable”.
El ejecutivo reveló que a veces incluso “es más fácil conseguir 100 millones de dólares que 100.000 dólares, pues los inversionistas desafortunadamente no les gustan invertir en tiquetes tan pequeños, pues los costos de una debida diligencia, de estudiar estos proyectos, es importante y significativo y por eso tratan de invertir el máximo tiquete posible. Tener esas rondas de inversión más largas puede ayudar a tener un tiquete más grande”.
Por último, Zea afirmó que “hay que evitar el B2C (business to consumer o modelo de negocio en el que una empresa le vende de forma directa al consumidor final) por un tiempo” pues durante la pandemia hubo varios negocios B2C que obtuvieron mucho capital y crecieron como Nubank y Ualá, que lograron rondas que los tienen vivos y los mantendrán sobre las bases de esas rondas. Aseguró que “lo recomendable es mirar un poco más el B2B”
El ejecutivo de Pronus dice que lo importante para una fintech es ser innovadora, con una buena data y un sólido modelo de monetización, es decir qué ingresos se van a tener de esos datos. Además, hay que mirar una estrategia que permita escalar no solo en el mercado en el que opera la fintech, sino en otras geografías.
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Enfatizó en que a veces hay fondos que no invierten en una fintech si están en una sola jurisdicción pues “ahí sirve no solo una que opere en Colombia, sino que esté en Perú, México, Argentina e ideal si está en Brasil”.
Un aspecto clave que según el CEO de Pronus se debe analizar es tener un entendimiento del mercado en el que se quiere actuar y sus riesgos. “No solo a los típicos del negocio, pues si hablamos de un originador de crédito hay que analizar el riesgo de crédito, el de suplantación o de lavado de activos y financiación del terrorismo”.
“También hay que ver los riesgos políticos, los riesgos sociales, los asociados de la correlación del mercado con otros” y un aspecto fundamental en la actualidad es pensar en el gobierno corporativo. Sobre este aspecto comentó que “no es posible que una fintech compre sin control en cosas suntuarias. Recalcó que las fintech se deben ver limpias, sin gastos innecesarios.
Zea advirtió que algunas fintech deberán regularse y especialmente las que han llegado a tener un tamaño importante.
“Como antiguo regulador lo digo. La recomiendo. La forma de escalar una fintech de estas, en un mercado de personas o de empresas, es a través de una licencia de un regulador. Esto también tiene impacto importante en el múltiplo. Las fintech reguladas tienen múltiplos de valoración mucho más altos que las que no lo están”, remató Zea.
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La pandemia de COVID-19 impulsó una importante transformación que está ganando cada vez más y más fuerza: la transformación social. La tendencia es hacia tener una mayor preocupación por los grandes retos sociales y medioambientales.
Una empresa debe ser capaz de ofrecer soluciones innovadoras a diversos retos, de no ser así, la hará menos competitiva. Las estrategias tradicionales, donde los objetivos sociales van por un lado y los empresariales van por otro, empiezan a ser cosa del pasado.
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No incluir la dimensión social o medioambiental en los procesos de estrategia de marca e innovación puede generar riesgos incuestionables desde una perspectiva de competitividad, pues, a medio y largo plazo, las empresas deben generar marcas con propósito.
“Las empresas con propósito se trazan como meta liderar iniciativas que inciten el desarrollo de una economía más inclusiva y sostenible en beneficio de todos los stakeholders”, indicó María Isabel Parra, CEO de +Conectiva, empresa de consultoría fundada por María Isabel Parra.
Señaló que la meta radica en impulsar negocios económicamente rentables, socialmente responsables y totalmente resilientes gracias a la generación de capital social producto de un claro entendimiento de sus grupos de interés.
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Estudios a nivel mundial revelan que las empresas con propósito generan mayores ganancias y crecen, en promedio, tres veces más rápido que su competencia.
Más del 80% de los consumidores pagaría más por una marca que representa a una compañía que demuestra ser más ambiental y socialmente responsable (Estudio Deloitte). El 57% de ellos asegura, inclusive, que podría llegar a cambiar sus hábitos de compra para preferir marcas que encajan con sus prioridades.
Las marcas orientadas a un propósito aumentaron su valoración en un 175% durante los últimos 12 años, frente a una tasa de crecimiento de solo el 70% para las marcas que no se demuestran seguras de su papel en el entorno (Kantar).
Los consumidores tienen mayor interés en marcas sostenibles y que demuestran su compromiso y responsabilidad con el entorno en el que se desenvuelven, es por esto que María Isabel Parra, CEO de +Conectiva, comparte los pilares más importantes que todas las empresas con propósito deben tener:
Cinco pilares marcan la gestión de las empresas con propósito:
● Definir un propósito que inspire y comunique el impacto que este genera en la sociedad.
● Impulsar acciones sostenibles, maximizando resultados positivos a largo plazo y de triple impacto (social, económico y ambiental).
● Fomentar una cultura centrada en la confianza, la colaboración y el sentido de pertenencia.
● Garantizar un liderazgo auténtico y consciente a fin de movilizar a la industria a mejores prácticas y empoderar al talento humano a alcanzar objetivos propios y comunes.
● Robustecer el ecosistema empresarial para promover una nueva forma de hacer negocios.
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Hoy, para una empresa, tenga el tamaño que tenga, el propósito social es parte de un elemento clave de competitividad, con lo cual el camino de aprendizaje y crecimiento será mucho más corto y consciente: solo necesitan encontrar (o potenciar) su causa, desarrollarla y comunicarla de forma efectiva.
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