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Economía
Bajar el ritmo reduce presiones sobre los precios e impulsa el ahorro. Por eso, recomienda una desaceleración saludable.
Economía colombiana.
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Empecemos con una metáfora. Supongamos que tenemos dos opciones en una maratón: gastarnos toda nuestra energía en los primeros kilómetros corriendo a una velocidad excesiva, a riesgo de no terminar el recorrido completo; o correr a un paso más lento, que nos permita ahorrar energía para cumplir el objetivo final, así no figuremos en las cámaras por ir adelante en los primeros metros de la competencia. Un dilema parecido se presenta en la economía, sobre todo por las decisiones que se toman en el corto y el mediano plazo.
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En Colombia, el consumo privado está creciendo con fuerza, liderando la expansión económica de Colombia, tanto en 2021 como en 2022. Al mismo tiempo, este comportamiento del gasto de los hogares ha determinado unas bajas tasas de ahorro, un incremento del crédito interno y presiones inflacionarias adicionales a las provenientes del entorno externo y el mayor precio de los alimentos.
Si se mantiene el consumo con este elevado desempeño, probablemente, no seremos capaces de terminar la maratón, pues nos faltarán las energías para el final. La economía debe reducir la velocidad si se pretende que el crecimiento económico sea sostenible a largo plazo. Es mejor respirar profundamente y guardar energías para los siguientes años.
La maratón económica, con la cual se busca reducir la pobreza, reducir el desempleo y aumentar la capacidad de producción no es un objetivo de corto plazo: es una meta que se logra paso a paso. Es probable que Colombia entre en una desaceleración económica en los siguientes trimestres. La probabilidad es muy alta dada la incertidumbre global, el entorno de mayores tasas de interés en el mundo y en Colombia y el impacto negativo de la inflación.
Sin embargo, esa desaceleración luce saludable en comparación con el crecimiento potencial de Colombia, ya que reducirá las presiones sobre los precios, impulsará el ahorro de los hogares, limitará la toma de elevados riesgos empresariales y el inicio de negocios menos rentables, reducirá el déficit exterior del país y restringirá los excesos de endeudamiento de hogares y empresas.
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Luego de atravesar por esa desaceleración saludable, el país deberá continuar abocándose a las políticas de oferta para incrementar el crecimiento potencial a largo plazo, de modo que sea capaz de seguir completando su maratón y seguir creciendo de forma estable, duradera y sana durante los siguientes años. El objetivo final es seguir mejorando los indicadores sociales, los cuales se ven más afectados cuando la economía se frena en seco y se pone en peligro de terminar su maratón. Corramos con inteligencia. Es mejor terminar, que cansarnos a la mitad.
Mauricio Hernández-Monsalve
Economista senior de BBVA Research para Colombia.
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