Así es como las mujeres emprenden desde su hogar – Mujeres Expansión

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María Elena Magalón no sabía de números. Aún así tuvo que hacerse cargo del negocio familiar, que no pasaba por su mejor momento. Habían pasado 11 años desde que la familia queretana encontró en la producción de lombricomposta, un fertilizante natural, la posibilidad de generar ingresos, pero con el tiempo cada vez los pesos ganados eran menos.
En promedio, Magalón -con ayuda de uno de sus hijos- fabricaba 50 toneladas de fertilizante orgánico al año. A veces, con suerte y buen clima, llegaba a las 80, y vendía la lombricomposta en costales de 40 kilos, a 120 pesos cada costal.
Su suerte cambió cuando se inscribió en una convocatoria de emprendedores que vio en la oficina de Desarrollo Agropecuario de Amealco, Querétaro, orquestada por la organización social de vinculación empresarial Balloon Latam.
Esta compañía vio que el negocio de María Elena era escalable y podía generar un mayor impacto a la comunidad, así que la capacitaron en liderazgo, finanzas, marketing digital, comunicación, negocios y ventas, durante 18 meses.
Joshua Villaseñor, director de Balloon en México, detalla que para impulsar el negocio del fertilizante se adentraron en conocer cómo operaba, qué deficiencias tenía, qué problemas resolvía y, sobre todo, qué es lo que María Elena esperaba y quería de él.
“Una vez que investigamos esto, diseñamos un plan de acción que estuviera orientado a la realidad local. El modelo de negocio cambió, con miras a que el producto llegara a más puntos de distribución”, explica.
Magalón asegura que esta experiencia le sirvió para ver con otros ojos su negocio. No sólo se volvió a enamorar de la tierra, sino que adquirió habilidades que le permitieron ser más abierta, segura de sí misma y con un conocimiento claro de cómo funciona su micro empresa. “A mí no me conocía nadie, ahora hasta ayudo a otras mujeres a que logren su sueño de emprender”, expresa.
Hoy día, la micro empresa de María Elena se llama Pozo Blanco, y genera arriba de un millón de pesos en ventas anuales, con una producción de 500 toneladas de fertilizante orgánico que llega a Querétaro, Estado de México, Morelos, Irapuato y Guerrero. Su objetivo a corto plazo es dar a conocer el producto en más puntos de la República Mexicana.
Pozo Blanco es uno de los 2,500 emprendimientos que Balloon Latam ha impulsado en México desde 2015, de los cuales, 80% son liderados por mujeres. Su modelo de negocio consiste en formar alianzas con gobierno o empresas privadas que buscan acceder a una mayor red de proveeduría, con una visión de impacto y desarrollo para la comunidad. Por ejemplo, la plataforma de marketplace Mercado Libre y el desarrollador de parques industriales Vesta.
“Desde sus áreas de Responsabilidad Social, las empresas públicas y privadas son las que pagan la capacitación, mientras que los emprendedores como María Elena ponen su idea y las ganas de aprender para hacer mejores negocios entre ellos”, menciona Villaseñor. El rol de Balloon es fungir como conexión.

Los frenos del emprendimiento


Villaseñor considera que la mayoría de las y los emprendedores no tuvieron una formación profesional para emprender. En los años que lleva trabajando con nuevos emprendimientos ha observado que uno de los frenos más comunes es que, aún teniendo un gran producto, la mayoría no sabe venderlo.
Asimismo, se vive el auge del comercio electrónico y la necesidad de saber marketing digital para poder explotar el uso de las redes sociales y otros medios digitales, de una manera comercial. Esto incluye conocer al público objetivo, saber en qué canales se encuentra y qué tipo de contenido le interesa.
“Como Magalón, muchos emprendedores no saben moverse en el mercado, cómo administrarse o cómo crear un buen modelo de negocio, con base en un producto o servicio que resuelva necesidades reales”, menciona el directivo.
Para crear negocios rentables, con miras al crecimiento y a la supervivencia en el mercado, sí hay que saber de números, ventas y reportes financieros. No dejar de aprender nuevas habilidades y concientizar que el mundo del emprendimiento requiere mucha dedicación y paciencia.
Teresita Serrano, directora académica de Latam Business School, reconoce que hay mucho talento y creatividad en el mercado mexicano. En particular, las mujeres revolucionaron el ecosistema emprendedor a raíz de la pandemia del nuevo coronavirus.
Cobró relevancia el movimiento de las llamadas ‘nenis’, al tiempo que se puso sobre la mesa la necesidad de que haya más apoyos de financiamiento, logística y acceso a la profesionalización de habilidades digitales.
Sin embargo, la mayoría se mueve en la informalidad. Acorde con el Instituto Mexicano para la Competitividad (Imco), a marzo de 2021, las emprendedoras representaron 26% del total de mujeres ocupadas en el país; 82% de ellas opera en la informalidad, es decir, 4,286,000 emprendedoras está ocupada en una unidad económica sin el reconocimiento de la ley.
La informalidad tiende a estar relacionada con menores niveles de productividad, salarios más bajos y falta de acceso a herramientas que permitan a los negocios crecer o acceder a nuevos mercados.
En este sentido, Serrano urge que existan más oportunidades de desarrollo para que las mujeres puedan empoderarse, adquirir las habilidades que necesitan para crecer en plena economía digital, ya sea en un corporativo o por cuenta propia, y formalizar sus negocios para llevarlos a otro nivel.
“El mundo emprendedor es una gran área de innovación para las mujeres, que impacta en su entorno. Se necesita coraje para romper con las creencias que las limita para despegar todo su potencial, pues una mujer empoderada genera un impacto social enorme”, concluye.

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