3 claves para reprogramar tu mentalidad emprendedora – Emprendedor.com

La mayoría de negocios quiebran en su primer año. ¿Y? Eso ya lo sabemos. Pero no es por falta de planeamiento, capital o viabilidad del producto. Muchos quiebran por un asesinato interno llevado a cabo por sus creadores por una mala mentalidad emprendedora. ¿Lo peor? Es un homicidio inconsciente.
¿El real problema? Al no conocer la causa real del fracaso, este se repite y repite, dejando a quien emprende frustrado con la pregunta: “¿Por qué no logro el éxito con mis negocios?” Y muchas veces, el problema no es el negocio, es uno mismo. Te explico…
Todos los seres humanos tenemos creencias y patrones que conforman nuestra identidad y esa identidad gobierna nuestras acciones y estas acciones nos pueden llevar al éxito o al fracaso.
¿De qué sirve una gran idea de producto, si quien la crea es una persona que está enemistada con el dinero y lo repela inconscientemente por situaciones que vivió en su infancia? ¿De qué sirve tener los contactos y capital para ejecutar un proyecto si uno le tiene pánico al éxito? ¿De qué sirve la experiencia y conocimiento en un nicho de mercado si nuestra baja autoestima saboteará nuestro siguiente contrato? Puedo seguir así por horas. Si no corregimos nuestras creencias y patrones limitantes, estaremos secuestrados por nuestro inconsciente y condenados a fracasar.
Nuestro cuerpo es nuestra mente inconsciente y cuando llegamos a los 35 años, ya está programado al 95% como consecuencia de comportamientos memorizados (hábitos) y actitudes preinstaladas. Ese es nuestro software operativo.
Un hábito, es cuando nuestro cuerpo, liderado por nuestro inconsciente, ya no requiere a nuestro cerebro para una tarea. Si alguna vez te encontraste preguntándote: “¿Le puse azúcar a mi café?”, es porque tu cuerpo no te necesito para ejecutar esa decisión. ¿Lo preocupante? Nuestro cuerpo hace lo mismo frente a todas las decisiones en nuestro intento de construir nuestros emprendimientos. El sirviente, nuestro cuerpo, se convirtió en el amo y nuestra mente perdió el control.
Lo primero, con reflexión. Veamos tres variables claves, según yo, en la formación de un negocio: La relación con el dinero, el miedo y la autoestima.
¿Eres amigo de él? ¿Lo quieres contigo? ¿Cómo se hablaba de dinero en tu casa en tu niñez y adolescencia? ¿con cariño? ¿generaba alegrías o discusiones? Reflexiona y recuerda por un momento… ¿Qué opinaban tus padres de la gente con mucho dinero? Si tuvieras 13 años otra vez y tuvieses que relacionar el dinero a una sola palabra en esa época, ¿cuál sería? Es importante esta reflexión. Puede esconder una actitud inconsciente preprogramada en torno algo que supuestamente quieres generar: Dinero.
Sí tus papás discutían por dinero o hablaban mal de la gente con dinero, puedes haberte programado con “el dinero es un problema” o “la gente con dinero hizo algo turbio para obtenerlo” y para evitar problemas y ser turbio podrías auto sabotear una potencial facturación grande en tu negocio.
¿Cómo amistarte con el dinero, en el caso de ser necesario? Con una carta. Háblale, cuéntale cómo has hablado de él, los prejuicios que pudiste haber tenido y pídele disculpas si es necesario. Reconcíliate, dile que lo quieres en tu vida y prométele trabajar mucho para que esté contigo en grandes cantidades, siempre.
¿Y si fracaso? ¿Si pierdo el dinero? ¿Si mi familia y amigos me ven fallar? El miedo se genera cuando permitimos que nuestros paradigmas creen una falsa narrativa, a modo de propaganda en nuestra mente, la cual filtra sólo los hechos negativos y nos los presenta cómo si fueran todos los hechos. El miedo luego se gradúa a preocupación y eso secuestra nuestro enfoque, energía y vitalidad para emprender y prosperar.
¿Qué hacer? Tomar consciencia, empezando por reconocer lo que es y hace el miedo y tomar la decisión de controlar la narrativa. Analizar realmente todos los hechos de una situación, los alentadores y los desafiantes (no definirlos como buenos o malos, porque eso es un tema de perspectiva). Luego, entender que los inviernos existen y prepararse para el siguiente, de ser el caso, entendiendo que será un proceso de curtimiento, generación de aprendizajes y cultivo de nuevas habilidades.
¿Sientes que puedes? Y no respondas en automático, sitúate en un momento de “éxito” de tu negocio en el futuro. Un momento de gran facturación, una enorme responsabilidad y riesgo. ¿Cómo es un día apagando incendios en ese futuro? ¿Cómo administras la presión de tomar riesgos que involucran a otras personas, su capital y/o tiempo? Describe un día desafiante en tu negocio y pon atención a cómo te sientes mientras lo haces.
Para destrabar el real “yo puedo”, no se debe ejecutar, sino reflexionar, mirar hacia adentro y descubrir si hay puntos ciegos de nuestro ser que nos puedan jugar una mala pasada en el futuro. Siempre recomendaré un buen psicólogo para que te ayude a transitar ese viaje y reencausar, de ser necesario, tus creencias limitantes en relación con tu capacidad de logro.
Sí, hay que avanzar lento para poder tener la reflexión introspectiva que nos dará claridad y consciencia para conquistar lo que queramos conquistar con nuestros emprendimientos.
A mí me costó mucho, muchísimo el entender esto. Soy impaciente y ansioso, pero con los años me fui dando cuenta de la importancia de ir más profundo en mí. De tener la curiosidad y valentía de conocerme para destrabarme. Aún sigo en ese proceso, ya que no tiene fin, pero recorro el camino habiendo recuperado el control de mi narrativa y alimentando mis creencias funcionales y formando así una identidad que me impulse a seguir creciendo.
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