Los mensajes de Petro que confunden a la inversión – El Colombiano

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En Davos, Suiza, durante el Foro Económico Mundial, el presidente Gustavo Petro dio a entender a los líderes mundiales que Colombia podría ser una gran fuente de energías limpias. Sin embargo, poco después de regresar a Colombia, anunció que asumía la competencia para tomar decisiones sobre las tarifas de servicios públicos, lo que deja sin autoridad a las comisiones reguladoras que durante décadas han velado por la seriedad de los sistemas de energía, gas, agua y comunicaciones.
Estos mensajes contradictorios causan confusión entre los mercados y los inversionistas que con apetito buscan dónde invertir su dinero, lo que a su vez genera empleo y aumenta el valor agregado de la economía.
Además, las empresas que se esperaba que apoyaran la propuesta de transición energética, como aquellas que ya comenzaron proyectos de energía eólica y solar, advirtieron que si el presidente reduce las tarifas de forma arbitraria, estarían dispuestas a dejar el mercado y entregar los servicios al Gobierno.
Aunque aún no se sabe cuáles serán las competencias reguladoras específicas que el presidente asumirá, Germán Corredor, presidente ejecutivo de la Asociación de Energías Renovables Colombia (SER), alertó que están en riesgo 3.000 millones de dólares proyectados para invertir en los próximos dos años en energía limpia.
Corredor habló del nerviosismo que causan estas afirmaciones en los inversionistas que acaban de llegar a Colombia con el interés de construir infraestructuras de vanguardia.
Pero esto es todavía un caso hipotético, lo que es real es que en la mayoría de los sectores económicos no se está invirtiendo. EL COLOMBIANO habló con empresarios del sector de energía, minería de materiales de construcción y fabricación de ladrillos, agroindustria, minería de oro e hidrocarburos, y la respuesta es contundente: están guardando los excedentes de liquidez mientras se aclara el futuro del país.
Freno a las inversiones locales
“Normalmente uno plantea diversos escenarios y toma decisiones sobre ellos. Si las cosas van mal, uno invierte menos. Pero no es el caso, no vamos mal, ni siquiera sabemos cómo vamos. No hay seguridad ni estabilidad, la realidad de un día a otro desaparece. Entonces, bajo estas condiciones, nuestra decisión es trabajar con lo que tenemos, sin invertir un solo peso que no sea estrictamente necesario para mantener la operación”, dijo uno de los empresarios.
De hecho, ya está buscando opciones de inversión en el exterior, especialmente en Ecuador y España, a pesar de haber creado empresas en Colombia toda su vida y solo ahora empezar a pensar en sacar parte de su capital.
Lo mismo ocurre en el sector de los hidrocarburos. Desde los gremios y las empresas cuentan que se necesitan inversiones multimillonarias para alcanzar la expectativa de producción de gas natural, pero la falta de seguridad jurídica no permite hacerlas. “Los mensajes que van y vienen acerca de los contratos de exploración nos tienen en un limbo, es muy difícil invertir en este sector con estas condiciones de incertidumbre”, expresó otra fuente.
Las discrepancias entre la ministra de Minas y Energía, Irene Vélez, y el ministro de Hacienda, José Antonio Ocampo, en cuanto al volumen de las reservas de gas y la asignación de nuevos contratos de exploración petrolera y gasífera, ya que todavía no está claro si hay una decisión final, también tienen un impacto negativo.
Lo mismo sucede con los minerales de transición, como el cobre. En noviembre pasado, Ian Harris, CEO de Libero Cobre —un proyecto de exploración cuprífera en Putumayo—, manifestó que aunque el gobierno ha dicho que el plan es avanzar en la extracción de minerales que favorezcan la transición energética, como el cobre, el litio, el níquel y el manganeso, se niega siquiera a estudiar la posibilidad de explotar cobre en Quebradona, en Jericó (Antioquia).
“Nos hemos encontrado en dificultades para invitar a inversionistas, porque primero es complicado que entiendan que para el gobierno hay una diferencia entre los minerales de transición y el oro, el carbón o los hidrocarburos. Para el inversionista todo es minería y el mensaje del gobierno es ‘no a la minería’. Más difícil todavía es explicar por qué podría surgir un proyecto de cobre mientras otro del mismo mineral no”, dijo el directivo.
¿Y la inversión extranjera?
Colombia ha realizado esfuerzos durante varios años para que los mercados le crean, que se han traducido en un aumento en la inversión extranjera.
De acuerdo con información del Banco de la República, en 2003, Colombia recibió 1.720 millones de dólares de empresas foráneas que invertían en Colombia, mientras que en el tercer trimestre del año pasado, esa cifra alcanzó los 13.489 millones de dólares. De estos, US$4.607 millones corresponden a servicios financieros y empresariales, US$2.352 millones al sector petrolero, US$1.388 millones a las industrias manufactureras y US$2.384 millones a transporte, almacenamiento y comunicaciones, entre otros (Ver gráfico).
Estados Unidos es el principal inversionista en Colombia, con US$3.565 millones en los primeros nueve meses de 2022, lo que representa un aumento del 260 % en comparación con el mismo periodo del año anterior.
Y precisamente sobre la sensación que hay entre inversionistas estadounidenses acerca de las condiciones para invertir en el país, se refirió María Claudia Lacouture, presidenta de la Cámara de Comercio Colombo Americana (Amcham Colombia).
“Colombia es uno de los países más atractivos para la inversión en América Latina según el Departamento de Estado, por cuenta de un mercado interno dinámico, el incremento de la población con acceso a la educación superior y el cumplimiento generalizado de estándares internacionales en materia regulatoria. Sin embargo, el cambio de gobierno y las diferentes reformas que se tienen previstas, más las perspectivas inflacionarias, han suscitado cautela y compás de espera por parte de los inversionistas, en otros casos, para tener clara la línea de acción sobre los caminos que seguirá el Gobierno”.
Lacouture ve buenas posibilidades en el sector agrícola, de energías limpias, especialmente solar y eólica, y de protección del medio ambiente, pero insistió en que lo que el inversionista busca primordialmente es seguridad jurídica.
Por su parte, China podría ser considerada como un inversionista con mejor ánimo. Ingrid Chaves, directora ejecutiva de la Cámara Colombo China de Inversión y Comercio, expresó que el gobierno chino tiene una apuesta a largo plazo y no le importa realmente cual sea el gobierno de turno.
De hecho, últimamente se han visto muchos proyectos en los que está involucrada la inversión de ese país: están construyendo la línea 1 del metro de Bogotá, ganaron la licitación para la construcción del metro ligero de la 80 en Medellín, construyen la carretera Mar 2 y estarán a cargo del oleoducto que traerá gas a la ciudad desde el sur de Córdoba.
Y ven con buenos ojos invertir en obras de infraestructura, energías limpias, tecnología y minería. Incluso, Huawei, la empresa tecnológica más grande del continente asiático está interesada en licitar por la asignación de espectro 5G.
En opinión de Chaves, al gobierno colombiano le ha faltado claridad en cuanto a los proyectos en los que quiere ser apoyado, ya que las empresas chinas antes de la pandemia estaban buscando oportunidades, mientras que ahora son más precavidas y el visto bueno del gobierno se vuelve crucial.
Y es que como dijo Lacouture, “además de incentivos y promoción resulta clave brindar estabilidad jurídica, reglas claras que impulsen la certidumbre inversionista, en medio de un contexto tan cambiante a nivel internacional como el actual, al tiempo la generación de incentivos que impulsen el desarrollo y atracción de la inversión y genere empleo formal que pueda traducirse en recursos para el crecimiento económico del país”.
Así que los mensajes contradictorios no le hacen ningún bien a la economía nacional .
En la tarde del jueves se conoció que Felipe Bayón, presidente de Ecopetrol, abandonará el cargo el próximo 31 de marzo. Este timonel había mantenido a flote a la compañía durante los meses más difíciles de los últimos años. Durante la pandemia, Ecopetrol dio altas utilidades por 1,7 billones de pesos, aún cuando la mayoría de las petroleras a nivel global reportaron pérdidas. Para 2021, las utilidades netas se elevaron a 18 billones, y con corte a septiembre de 2022 eran de 26,6 billones de pesos. Nunca una empresa colombiana había generado tanto dinero. Así que su salida, luego de controvertir en escenarios internacionales la posición del Ejecutivo en cuanto a la asignación de nuevos contratos de exploración petrolera y gasífera, pone en duda el manejo que tendrá la petrolera bajo el actual gobierno. Ecopetrol no solo está pendiente de autorizaciones para nuevos proyectos de fracking en Estados Unidos sino que busca más presencia en el mercado brasileño.
Si quiere más información:
Soy periodista egresada de la Universidad de Antioquia. Mi primera entrevista se la hice a mi padre y, desde entonces, no he parado de preguntar.

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