¿Por qué son importantes las finanzas islámicas? – Noticias de Asia … – Reporte Asia

Ciertamente, en los mercados financieros de Asia-Pacífico, la huella de las finanzas islámicas es cada vez más importante. Y se espera, que después de la Copa del Mundo de Fútbol que se celebró en Qatar recientemente, la tendencia crezca todavía más. En principio, porque las finanzas islámicas son el puente para hacer negocios con la banca musulmana que se rige por la Sharía, la ley de carácter religioso que gobierna, entre otras, las operaciones comerciales que están permitidas. 
El mercado de las finanzas islámicas hoy tiene presencia tanto en Londres como en Emiratos Árabes Unidos o Indonesia. Y también ya tiene representación en América Latina, por lo que estamos hablando de un fenómeno global que excede a las poblaciones que siguen el Islam.
Para hacernos una idea del tamaño del negocio de las finanzas islámicas, tengamos en cuenta que, solo en 2019, antes de la parálisis provocada por la pandemia de Covid-19, el valor de los activos financieros islámicos registró un aumento del 14%, desde los US$2,52 billones hasta los US$2,88 billones. Y se estima que en 2024 llegue a los US$3,69 billones.
Son un tipo de servicio financiero que se enfoca en prestar e invertir sin cobrar intereses, lo que se desvía de las prácticas bancarias tradicionales y de las occidentales en general. Esto se debe a que la banca islámica defiende los principios de la Sharía, y en ese marco, el concepto de interés o «riba» se considera poco ético y, por lo tanto, está prohibido utilizarlo.
Por ello, los bancos islámicos obtienen sus ganancias al invertir con socios comerciales, lo que significa que no dependen de las tasas de interés para prestar dinero como lo hacen otros tipos de bancos. De allí que los negocios que apalancan las finanzas islámicas pongan foco en la Tasa Interna de Retorno (TIR), la rentabilidad que ofrece una inversión.
Por eso, otro aspecto que hace que las finanzas islámicas sean diferentes de las finanzas convencionales es su enfoque en la participación en las ganancias en lugar del retorno estricto de las inversiones vía tasas de interés (existen además herramientas para los casos en los que se registran pérdidas).
Para requerir fondos en estos mercados, debe considerarse que reconocen como prioritarios aquellos proyectos donde la inversión se transforma en capital de trabajo, inversión directa, generación de activos tangibles, adquisiciones, leasing, ahorro, etcétera.
Conceptualmente, en la banca musulmana el dinero se trata como “capital potencial”, lo que significa que se convierte en capital real solo cuando se une a otros recursos para emprender una actividad productiva.
Entre los entidades más importantes en este segmento se puede destacar el Kuwait Finance House, que a fines de 2020, contaba con activos totales que ascendían a US$71 mil millones. Su utilidad neta el año pasado fue de US$600 millones, mientras que el retorno sobre el patrimonio promedio fue de 8.8%.
Por otra parte, otro jugador de peso es el Qatar Islamic Bank, una institución que aumentó sus activos en un 7% en 2020 trepando a US$48 mil millones, con un capital de US $6.4 mil millones y una utilidad neta que aumentó a US$830 millones. QIB Ofrece una amplia gama de productos y servicios en banca corporativa, desde financiamiento comercial hasta financiamiento estructurado, así como productos relacionados con depósitos, cuentas bancarias, etc;
Pero, sin lugar a dudas, el Maybank Islamic (MI) ha sido durante mucho tiempo una de las instituciones financieras islámicas más innovadoras y se posiciona como el centro de financiamiento regional para la banca islámica en los países de la Asociación de Naciones del Sudeste Asiático (ASEAN). Es el banco islámico más grande de Asia, con activos totales de US$64 mil millones.
Asimismo, MI domina el mercado de Malasia, controlando más del 30% de la industria bancaria islámica allí. Sus productos y servicios están disponibles a través de una red en Malasia, Indonesia, Singapur, Dubai, Hong Kong, Londres y Nueva York.
Destaco, por último, que en 2021 las instituciones financieras indonesias Bank Rakyat Indonesia Syariah (BRIS), Bank Syariah Mandiri (BSM) y Bank Negara Indonesia Syariah (BNIS) se fusionaron para convertirse en PT Bank Syariah Indonesia Tbk (BSI). Este único banco buscará satisfacer y facilitar la creciente demanda entre los ciudadanos indonesios de productos bancarios islámicos.
El derecho financiero islámico está construido en base a los preceptos de la Sharía, el conocimiento que representa los cánones del derecho islámico. En el caso del derecho financiero, incluye un cuerpo de normas jurídico-privadas, como también de contratación bancaria.
Dentro de la Sharía, la ley que rige las transacciones comerciales (mu’amalat) tiene grandes diferencias con el sistema comercial convencional, diferencias que se expresan en cinco principios centrales, tres negativos y dos positivos. Los tres principios negativos son:
1. Prohibición de “riba” (exceso o incremento);
2. Prohibición de “gharar y maysir” (incertidumbre y especulación);
3. Prohibición de invertir en determinados productos o actividades “haram”.
Por su parte, los dos principios positivos determinan:
a. La obligación de repartir pérdidas y ganancias entre las partes contractuales y;
b. La obligación de que todo negocio guarde relación con un activo tangible;
Habiendo conocido el marco teórico-teológico, queda claro que existen ciertos negocios que no están permitidos, como aquellos meramente especulativos, la inversión en bonos convencionales y otros títulos de deuda que generan ingresos por intereses, actividades relacionadas con el alcohol u otros vicios, además de aquellos relacionados a la industria porcina.
Pero en la práctica, no existe un marco legal y regulatorio global unificado para las finanzas islámicas, sino que cada país las practica con mayor o menor apego a la Sharía, o con su propia interpretación socio-cultural de la norma.
Pensemos en la banca islámica como una plataforma, sean fondos de inversión o bancos mayoristas o minoristas, que al igual que en Occidente, le ofrecen servicios financieros a sus clientes, tarjetas de crédito, cuentas corrientes, créditos personales, seguros, etc; pero sin requerir una ganancia por el mero préstamo dinerario. El banco en este caso deduce su ganancia con la aplicación de distintas herramientas, que además marcan un tipo de relacionamiento entre la entidad y el destinatario, que busca ser lo más equitativo posible.
La primera herramienta que vamos a revisar es Mudaraba o financiamiento fiduciario. Tiene lugar cuando una parte proporciona la inversión y la otra la invierte en una empresa comercial, aportando el trabajo. En este caso, las ganancias se comparten de acuerdo con un índice fijo y el proveedor de capital soporta las pérdidas.
La segunda se denomina Musharaka, o financiación participante, más parecido a un «Joint Venture», en el que los socios comparten sus ganancias de acuerdo con una proporción predeterminada y las pérdidas se dividen estrictamente de acuerdo con sus contribuciones.
La tercera herramienta es Murabaha, que implica un contrato de venta en el que un cliente solicita a la entidad bancaria que adquiera bienes de un determinado proveedor y se los revenda al precio de compra original más los gastos y una ganancia negociada.
 
 
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Por su parte, el cuarto instrumento son los Sukuk. Son bonos que no generan intereses, sino que proporcionan a los inversores la propiedad parcial de un activo hasta el vencimiento de la deuda.
Debe considerarse que el mercado de sukuk alcanzó los US$ 726,8 mil millones en los primeros seis meses de 2022 y se prevé que aumente a US$ 742,3 mil millones para fines de año. A largo plazo, se pronostica que el tamaño del mercado de sukuk alcance los 1,1 billones de dólares a 2027, creciendo a una CAGR (tasa de crecimiento anual compuesto) del 7,9%.
Por último, el Takaful, a menudo denominado «seguro islámico», es una forma de que las empresas mitiguen el riesgo financiero de eventos imprevistos. Se basa en la solidaridad y la cooperación social, es un pacto entre un grupo de personas que acuerdan indemnizar de manera conjunta la pérdida o daño de un fondo al que donan colectivamente (fondo fiduciario).
Deseo destacar, además, el rol creciente de los sukuk verdes. De manera similar a los bonos verdes, las ganancias de los sukuk verdes (bonos islámicos) se pueden utilizar para financiar proyectos favorables al medio ambiente. Son valores que cumplen con la Sharía y están respaldados por un grupo específico de activos.
Hasta el 21 de mayo de 2021, se habían emitido más de USD10 mil millones de sukuk verde en 16 entidades de cuatro países (Indonesia, Arabia Saudita, Emiratos Árabes Unidos y Malasia) y el Banco Islámico de Desarrollo.
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Bien, primero hay que aclarar que en los países musulmanes las finanzas islámicas no representan más que un porcentaje de las operaciones totales. En estos países también operan bancos internacionales no islámicos que realizan sus negocios en los modos más tradicionales.
Sin embargo, dentro de los países musulmanes existe la tendencia que refleja el interés de parte de su población de hacer negocios en base a reglas de índole religioso, impulsando una banca separada, dedicada a promover negocios que estén en sintonía con los valores del Islam. A estos negocios se los denomina Halal, o permitidos.
Pero las finanzas islámicas están empezando a ser utilizadas más allá del mundo islámico, convirtiéndose en un vehículo cada vez más empleado por empresas no musulmanas debido a sus virtudes prácticas.
Como lo refleja el Banco Mundial: «Los principales mercados financieros están descubriendo pruebas sólidas de que las finanzas islámicas ya se han integrado en el sistema financiero mundial y que tienen el potencial de ayudar a abordar los desafíos de acabar con la pobreza extrema e impulsar la prosperidad compartida».
El derecho financiero islámico está construido en base a los preceptos de la Sharía, el conocimiento que representa los cánones del derecho islámico
De hecho, la industria financiera islámica ha crecido sustancialmente en Asia durante las últimas dos décadas. Esto se debe a que la población musulmana en diferentes países asiáticos, especialmente en el sudeste asiático, está aumentando.
Es evidente que Indonesia lidera este crecimiento, con más de 250 millones de musulmanes (casi una cuarta parte de todos los musulmanes asiáticos vive en Indonesia). En ASEAN, la siguen Brunei y Malasia. En el resto de los países de esa región, su presencia disminuye considerablemente.
En este contexto, el rápido crecimiento de la población musulmana y la mejora de sus niveles de vida son dos motores que están fomentando la popularidad de las finanzas islámicas como una buena alternativa a los mecanismos de financiación convencionales.
Pakistán, India, Indonesia y Bangladesh tienen la población islámica más alta, lo que hace que la región de Asia Pacífico se destaque por el crecimiento de la industria de alimentos halal.
En términos concretos, el gasto que los musulmanes en su conjunto hicieron en 2019 fue de US$2,02 billones (alimentación, productos farmacéuticos, moda o viajes). En 2020 el tamaño mundial del mercado de alimentos y bebidas halal fue de U$1.96 billones, por el impacto de la pandemia de Covid-19, reflejando una disminución del 16% en comparación con el período 2017-2019.
Pero se proyecta que el mercado crezca hasta US$ 3.37 billones para 2028, exhibiendo un CARG (tasa de crecimiento anual compuesta) de 6,56% durante 2021-2028;
On the occasion of Qatar National Day,we are pleased to launch the Early Payment Plan (EPP).Payments for purchases are now easier through EPP. Simply use the #QIBMobileApp to convert your large #CreditCard transactions into monthly instalments for a period of 3 to 24 months. pic.twitter.com/X92gg64GZI
— QIB Group (@QIBGroup) December 11, 2022
Por último, hablando específicamente de alimentos, la denominación Halal es certificada en distintos países a través de entidades que están avaladas por las autoridades de cada mercado musulmán con el que se quiere comercializar. Cada nación tiene una legislación diferente, propia. Pero en todos los casos son muy estrictas las normas de higiene y seguridad alimentaria que se requieren. De allí que muchos consumidores, más allá del musulmán, hayan adoptado la comida Halal por considerarla de mayor calidad, más natural, más piadosa con los animales (por las prácticas que deben realizarse cuando se los sacrifica) y con una trazabilidad mejor construida.
Esto también ha llamado a grandes jugadores internacionales del sector Alimentos & Bebidas a sumarse a la producción de alimentos Halal, como Nestlé (Suiza), Cargill, American Food Groups, Safron Roads (Estados Unidos), Unilever y Tahira Foods (Inglaterra), BRF SA (Brasil), además de los otros más regionales como Al islami Foods (Emiratos Arabes Unidos), QL Foods SDN Bhd (Malasia), Grupo Dagang Halal (Malasia).
Allí la población musulmana asciende a 6 millones, siendo la de Brasil la más numerosa, donde existen más de 1.500.000 de musulmanes, seguida de Argentina, con la segunda concentración regional, superando el millón.
Sin embargo, los países con más musulmanes per cápita en la región, –es decir, en relación a su población total– son Surinam, Guyana y Trinidad y Tobago. Es más, el islam es una de las tres religiones más practicadas en Suriname, junto con el cristianismo y el hinduismo.
Además, Surinam es un país de avanzada respecto a banca islámica. De hecho, alberga el primer banco islámico de pleno derecho del continente sudamericano, Trustbank Amanah, que nació el 7 de diciembre de 2017 con la ayuda de la Corporación Islámica para el Desarrollo del Sector Privado (ICD).
los bancos islámicos obtienen sus ganancias al invertir con socios comerciales, lo que significa que no dependen de las tasas de interés para prestar dinero como lo hacen otros tipos de bancos
Guyana, por su parte, se unió a la OCI (Organización para la Cooperación Islámica) en 1998 y al IDB (Islamic Development Bank) en 2017 como su país miembro número 57, lo que se formalizó con el compromiso de un programa de trabajo de cinco años. Allí, el IDB aprobó un paquete de ayuda de tres años (2018-2020) de US$900 millones dirigido a áreas de desarrollo clave que incluyen economía, infraestructura, desarrollo rural, comercio y competitividad. Trust Amanah también ofrece servicios en Guyana.
Obviamente, Brasil es el mayor exportador Halal de la región, que comercia activamente con Medio Oriente con una tasa de crecimiento del 400% en los últimos 10 años, en          especial pollo halal, también a África del Norte.
Con respecto a Argentina, las empresas de ese país ocupan el tercer lugar entre los exportadores mundiales de productos HALAL y existen entidades que ofrecen certificación Halal para distintos países, lo mismo que capacitación y relacionamiento empresarial.
Por lo tanto, están dados una cantidad de elementos que marcan el crecimiento de las finanzas islámicas y de la cultura halal en distintos sectores, y es importante ser conscientes de su importancia cada vez mayor. Desde América Latina, el rubro Alimentos & Bebidas es uno de los prioritarios, además de energía, tecnología, medioambiente, turismo, educación y real estate, software, entre otros.
Por supuesto, este tipo de finanzas y fondos de inversión representan una alternativa poco conocida para la mayoría de los países de América Latina. Sin embargo, el acercamiento a este nuevo segmento financiero debe ser visto como un desafío positivo, del que pueden surgir muchas oportunidades para generar clusters de negocios.
El objetivo es satisfacer las necesidades de una población islámica en crecimiento, muy joven, con modelos de familia tradicionales que fomentan el aumento de la natalidad y con una pujante clase media. Se estima que hay 1.600 millones de musulmanes en el mundo, más del 20% de la población mundial. Aunque como hemos visto, los productos y servicios  halal hoy tiene clientes más allá de comunidad islámica, por lo cual, el mercado no tiene límites.
Por todo esto, creo que son importantes las finanzas islámicas y su conocimiento, en el camino a la construcción de nuevas y más diversificadas economías en la pospandemia.
 
El titular del Grupo Caputo es uno de los empresarios más influyentes de Argentina, con experiencia en múltiples sectores como construcción, producción de equipos de aire acondicionado, tecnología y energía.
Ocupó la función de cónsul de Singapur en Argentina, designado por el Ministerio de Relaciones Exteriores del país asiático y fue cónsul argentino ante Singapur.
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