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Ichiro Kosuge, gestor del Goldman Sachs Japan Equity Portfolio, fondo con Rating FundsPeople, responde.
En Japón el inversor puede elegir entre exponerse al mercado siguiendo un estilo value o growth. ¿Qué sesgos presentaría cada uno de estos enfoques? ¿Y cuál es la filosofía de inversión más adecuada en el entorno actual? Ichiro Kosuge, gestor del Goldman Sachs Japan Equity Portfolio, fondo con Rating FundsPeople en 2022, ha querido responder a esta pregunta.
Tal y como explica, en Japón, los índices value tienden a estar dominados por compañías de la vieja economía, que incluye a los sectores más afectados por los cambios regulatorios, económicos y tecnológicos.
«Más del 50% del índice MSCI Japan Value está expuesto a sectores en apuros como fabricantes de automoción, servicios de telecomunicaciones, bancos, suministro público y materiales. Los productores de coches japoneses (que representan la mayor parte del indicador) llevan ya años estancados, y la demanda sigue siendo incierta de cara al futuro: las compañías niponas van rezagadas respecto a algunos países líderes (como Estados Unidos y China) en términos de valor de empresa y desarrollo de sistemas avanzados de asistencia al conductor (ADAS)”, señala.
En cambio, los índices growth están más alineados con la nueva economía: innovadores y disruptores tecnológicos como la automatización, la robótica, la inteligencia artificial, el software y la tecnología sanitaria. El índice MSCI Japan Growth está expuesto a sectores de mayor crecimiento como tecnología, semiconductores, equipamiento sanitario, productos domésticos y consumo duradero. En estas áreas cabe esperar motores de crecimiento secular a largo plazo con el giro creciente hacia la economía digital y la aparición de tecnologías disruptivas como 5G, el internet de las cosas (IdC), la conducción autónoma y la sanidad personalizada, entre otras.
En base a su composición sectorial, el gestor observa que resulta difícil formular una tesis de crecimiento superior para las acciones value, dado que los obstáculos a los que se enfrentan permanecerán probablemente durante mucho tiempo.
Incluso con las características únicas del mercado japonés, en el que más de la mitad del conjunto de oportunidades cotizan por debajo de su valor en libros, concentrarse en las valoraciones a corto plazo podría no bastar para obtener una rentabilidad superior a largo.
“La exposición a estas acciones podría aportar rentabilidad superior en periodos breves en los que el mercado responde de forma exagerada a noticias positivas o negativas, pero en periodos más prolongados y en coyunturas de mercado normales tenderán a mostrar rentabilidades menos prometedoras. Para lograr niveles estables de rentabilidad superior a largo plazo, es esencial invertir en ganadores estructurales, y no en apuestas puramente value cuya cotización siempre revierte a la media”, advierte.
A su juicio, en Japón hay empresas en posición de beneficiarse de varias tendencias estructurales domésticas, como por ejemplo el impulso gubernamental de la digitalización, su concentración en la economía verde y el giro hacia la tecnología financiera y el comercio electrónico. “El país también cuenta con varias compañías únicas en los sectores tecnológico y sanitario, que juegan un papel crucial en las cadenas de suministro globales de semiconductores y electrónica y satisfacen la demanda de sanidad avanzada. Estos innovadores tecnológicos y empresas concentradas en el futuro del gasto podrían estar mejor posicionadas para expandir con éxito sus negocios, lo cual continuará favoreciendo al estilo growth en el largo plazo”.
El otro argumento clave a favor de las compañías value es la valoración. Estas compañías se han destacado en periodos breves en los que los diferenciales de valoración han superado significativamente la media móvil a tres años, lo cual les ha aportado un atractivo extremo desde una perspectiva de valoración. No obstante, de acuerdo con el análisis de Kosuge, con muy pocos cambios en términos de fundamentales y de perspectivas a largo plazo, estos periodos tienden a durar muy poco tiempo (habitualmente de uno a tres meses), y las acciones growth vuelven a imponerse cuando los mercados prestan nuevamente atención a los fundamentales.
Con la reciente corrección del segmento growth, el diferencial de valoración respecto a las acciones value se halla cerca de 1σ (desviación estándar) por debajo de la media móvil a tres años, lo que -a su juicio- indica que este se ha estrechado de forma significativa.
«Esto representa un punto de entrada atractivo en acciones growth respaldadas por catalizadores a largo plazo. Aunque estas compañías todavía cotizan a una prima tras la reciente corrección, los fundamentales y las perspectivas de crecimiento no han cambiado de forma significativa y parecen mucho más sólidas comparadas con las áreas cíclicas y de bajo crecimiento del mercado. Esto eleva el atractivo de las acciones growth en términos de valoración a corto plazo, pero también en el contexto del panorama de crecimiento a futuro”, opina.
A su entender, la ralentización del crecimiento económico, las constantes disrupciones de las cadenas de suministro y una inflación de costes persistente apuntan a que 2022 será un año de volatilidad y dispersión más elevadas. “Nuestra expectativa es que el principal motor de rentabilidad será el crecimiento del beneficio”, afirma. No obstante, teniendo en cuenta que la recuperación ya ha tocado techo, cree que esta variable se moderará y mostrará una mayor dispersión, con lo que la selección de valores será un aspecto clave de la rentabilidad total de una cartera.
“Los mercados parecen ya descontar un tipo de interés del 4,5% al 5% en Estados Unidos, con la esperanza de que la inflación deje de aumentar de cara a fin de año y comienzos del siguiente. En un entorno en que el riesgo de valoración por subidas de tipos disminuye y la economía global se ralentiza, el apetito por la estabilidad del beneficio corporativo aumentará, lo cual beneficiará en mayor medida a las acciones growth y de calidad. Invertir de forma selectiva en empresas de calidad con márgenes elevados, efectivo disponible, balances saneados, poder de fijación de precios y posiciones competitivas sólidas será cada vez más importante en un entorno macroeconómico incierto”, concluye.
Goldman Sachs Japan Equity Portfolio Base Acc JPY
ISIN: LU0234695293
Categoría Morningstar: Japan Large-Cap Equity
Empresa: Goldman Sachs Asset Management
