Cuando Donald Trump inició una guerra comercial con China en 2018, México parecía bien posicionado para beneficiarse. Para los fabricantes estadunidenses que se esforzaban por esquivar los aranceles impuestos a las importaciones chinas, el atractivo de trasladar la producción a su vecino del sur parecía claro.
México ofrecía mano de obra calificada, buenas conexiones por carretera y ferrocarril, una industria de exportación establecida y un acceso comercial privilegiado.
El escenario parecía listo para un auge del “nearshoring”, es decir, la relocalización de la producción más cerca a casa. Se vislumbraba una bonanza, tal vez como la que disfrutó México en 1994 después de la firma del Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN).
Pero no fue así. Entre 2018 y 2021, la proporción de productos manufacturados importados por Estados Unidos (EU) procedentes de México apenas cambió, según los datos de la consultora Kearney. En su de agregados que se utilizan en la construcción, lugar, los premios del boicot a China fueron cosechados por los competidores asiáticos de bajo costo, incluidos Vietnam y Taiwán. Los países asiáticos, excepto China, aumentaron su participación en las importaciones de productos manufacturados de EU de 12.6 a 17.4 por ciento durante el periodo.
Tampoco se produjo el rápido crecimiento de las importaciones totales en EU de bienes procedentes de México que se podía esperar si el nearshoring se hubiera hecho realidad. Según la Oficina del Censo de EU, en tres años solo aumentó 11.8 por ciento, hasta alcanzar los 384 mil 600 millones de dólares (mdd) en 2021, después de tener en cuenta la inflación, el aumento total fue de poco menos de 4 por ciento.
Crecieron las exportaciones de bienes en EU procedentes de México en los últimos tres años.
“La mayor parte de las ganancias se fueron a la Asociación de Naciones del Sudeste Asiático (ASEAN), India y Corea”, indica UBS en un informe que examina el nearshoring en México. “Al menos por ahora, los datos de las importaciones de Estados Unidos no respaldan la opinión de que México ha sido un beneficiario neto del nearshoring”. Hubo algunas señales de aumento de la actividad. México atrajo 34 mil 900 mdd en Inversión Extranjera Directa (IED) en el año hasta finales de marzo, frente a los 26 mil 100 mdd del año anterior, aunque esta cifra incluye grandes transacciones puntuales fuera del sector de fabricación. Los parques industriales del norte del país están llenos y algunas compañías internacionales se trasladaron a esa zona. Pero a pesar de esto, el crecimiento económico general de México en los últimos tres años ha sido uno de los más débiles en América Latina.
“Esta debería ser la época dorada de la inversión en México”, dice Mauricio Claver- Carone, presidente del Banco Interamericano de Desarrollo (BID) y gran partidario del nearshoring. Los cálculos del BID sugieren que México tiene el potencial de aportar casi la mitad de los 78 mil mdd en exportaciones anuales adicionales procedentes del nearshoring, que el banco estima que podría generar América Latina a mediano plazo.
Claver-Carone afirma que hay mucho interés por parte de los ejecutivos de trasladarse a México. Sin embargo, el interés todavía no se traduce en ganancias económicas cuantificables, dice Ernesto Revilla, jefe de economía de América Latina en Citi. Aunque el nearshoring se ha convertido en una palabra de moda en los debates sobre el futuro de la economía mexicana, dice, “nadie sabe cómo continuar la conversación”.
La economía moral
Líderes empresariales, diplomáticos e inversores dicen que el presidente Andrés Manuel López Obrador ha sido hostil con algunas compañías extranjeras y se quejan de que su caprichosa toma de decisiones ahuyenta la inversión del país.
México tiene la inversión pública más baja entre los países de la OCDE, con un gasto de apenas 1.3 por ciento del Producto Interno Bruto en 2019. Gran parte de lo que queda se canaliza a los proyectos ambiciosos que defiende el presidente como la recién inaugurada —en una primera fase— refinería Olmeca.
También López Obrador ha atacado repetidamente a los organismos reguladores autónomos de México, al criticar sus decisiones y recortar sus presupuestos. “Somos un gran exportador de pescados y mariscos, pero el gobierno le quitó el financiamiento a la CONAPESCA. Somos un gran exportador de equipos médicos, pero recortaron el dinero para COFEPRIS”, dice Luis de la Calle, director general de la consultora en asuntos públicos De la Calle, Madrazo, Mancera.
A pesar del estado de ánimo decaído, el gobierno y algunos expertos insisten en que México aún podría aprovechar las disrupciones de la cadena de suministro causadas por el covid-19, así como los mayores costos de transporte y los aumentos de los precios de los combustibles relacionadas con la invasión a Ucrania, que hacen económicamente atractivo trasladar la producción a México.
Tatiana Clouthier Carrillo, secretaria de Economía, sostiene que al país le va “bien para invertir” en el nearshoring. “Siempre podría ser más.… siempre podría haber mejores circunstancias para todo”, afirma. Durante muchos años, dice Clouthier Carrillo, México ha sufrido “un desequilibrio, en el que se pensaba en cómo fortalecer la inversión y se ignoraba la parte social”. Ahora, dice, “la idea es tratar de compensar eso”.
En la práctica, el cambio de política trajo consigo decisiones que molestan a las compañías extranjeras. Las de EU, el mayor inversor extranjero de México, se han visto especialmente expuestas.
El mes pasado, el gobierno obligó a Vulcan Materials, el mayor productor estadunidense los datos de la consultora Kearney. En su de agregados que se utilizan en la construcción, a detener la explotación de canteras en Quintana Roo, porque estaba produciendo una “catástrofe ecológica”. Vulcan, que opera en la zona desde hace 30 años, calificó el cierre como “arbitrario e ilegal” y solicitó un arbitraje en virtud del Tratado entre México, Estados Unidos y Canadá (T-MEC).
Las compañías de España también están en la mira. Uno blanco en particular es Iberdrola. La compañía había anunciado planes para invertir 5 mil mdd en proyectos de energías renovables en México, pero ahora abandonó casi toda su inversión y lucha contra el gobierno mexicano en los tribunales.
Mientras, las empresas que necesitan energía para las nuevas plantas en México tienen dificultades para asegurar un suministro adecuado. Además, la dependencia que tiene la CFE de las plantas alimentadas por gas y petróleo que emiten CO2 excluye a las multinacionales que se comprometieron a alcanzar el cero neto en emisiones de carbono.
Alberto de la Fuente, presidente del Consejo Ejecutivo de Empresas Globales (CEEG), advierte que si México no puede cumplir sus objetivos de energía limpia, las empresas “simplemente se irán”.
De IED atrajó México en el año hasta finales de marzo
El gobierno también le ha hecho la vida difícil a las empresas internacionales de forma menos directa. En 2018, cuando canceló el aeropuerto de Texcoco y ordenó al ejército remodelar la base aérea militar de Santa Lucía, se dio un rediseño del espacio aéreo, lo que provocó lo que la Asociación Internacional de Transporte Aéreo (IATA, por sus siglas en inglés) calificó como un aumento “muy preocupante” de las alertas sobre vuelos con riesgo de colisión. Las aerolíneas no pueden ampliar sus vuelos a EU porque la Administración Federal de Aviación (FAA, por sus siglas en inglés) degradó su calificación de seguridad aérea.
Un horizonte optimista
A pesar de esto, Omar Troncoso, experto en nearshoring de Kearney en México, ve algunas razones para el optimismo en los recientes cambios geopolíticos. Dice que hasta el año pasado, “México seguía siendo más caro que muchos países (asiáticos) de bajo costo” cuando se tomaban en cuenta los costos totales de hacer llegar el producto al cliente. Entonces “tuvimos una disrupción masiva en la cadena de suministro y.… el precio de un contenedor que se lleva de China a EU se disparó…. ahora es más barato producir en México”, afirma.
Troncoso cree que el nearshoring tardará otros dos o tres años en aparecer en los datos. “Si buscas un espacio en algunas de las ciudades fronterizas, los agentes inmobiliarios te dirán que vas a tener que esperar hasta 2025…. todo está agotado”.
Sergio Argüelles González, director de la Asociación Mexicana de Parques Industriales Privados, dice que 2021 fue un año de gran crecimiento con una “demanda espectacular” y predice que esto continuará si hay suficiente suministro de energía.
El impulso del nearshoring es grande y esperamos que ayude a México a mediano plazo”, dice Revilla, de Citi. Por su parte, De la Calle expresa una opinión similar: “El nearshoring está ocurriendo”, dice. “Pero si hiciéramos las cosas bien, podría ser tres veces más de lo que es ahora”.
srgs
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