Sierra Tarahumara, tierra sin ley – El Diario

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Opinión
domingo, 26 junio 2022 | 06:00
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El asesinato de los sacerdotes jesuitas Javier Campos Morales, de 78 años de edad y Joaquín Mora de 80 años, así como del guía turístico Pedro Palma, sacudió el país entero cuando el pasado lunes 20 de junio sucedieron estos reprobables hechos en el interior de la iglesia Católica de la comunidad de Cerocahui. El inesperado acontecimiento representa para algunos la punta del iceberg de una larga lista de delitos que se comenten en las principales ciudades de la entidad y de la Sierra Tarahumara.
Homicidios, levantones, desaparición de personas, extorsiones, revisiones a peatones y vehículos, siembra de mariguana y amapola, robo de cultivos, violaciones, explotación laboral, explotación forestal, tráfico de madera, consumo de drogas, venta de alcohol a deshoras, son algunos de los muchos delitos que engrosan las listas negras sin que la autoridad pueda hacer algo al respecto. 

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La ubicación geográfica formada por cerros y montañas que hacen un difícil acceso a esa región, además de los rasgos culturales y socioeconómicos, ni qué decir de la falta de oportunidades reales, son algunos de los factores que permiten que muchas de estas actividades delictivas sean vistas, por muchos habitantes, hasta con cierta normalidad.
Hace más de 10 años tuve la oportunidad de entrevistar, en mi calidad de reportero, a una persona que trabajaba en los ferrocarriles y me dejó impresionado cuando comentó que ni el mismo Ch-P se escapa de los atracos y las injusticias de los delincuentes, quienes obtienen ganancias millonarias derivadas de los hurtos. 
“Ellos lo detienen (al tren) cuando quieren: vacían los vagones cargados con frijol, maíz… tienen tan medido todo que paran el tren justo donde hay puentes para así colocar los tráileres debajo y así llenarlos rápidamente”.            
“Otra veces detienen el tren a la mitad de la sierra, por unos cuantos minutos, luego nos permiten retomar el camino para más adelante, volver a detenerlo sin que sepamos cómo lo descargan”. 
“Otras veces se suben a la máquina y nos saludan con nuestro nombre y hasta nos preguntan por nuestras familias, nos mencionan los nombres y nos hacen saber que traen la información completa, hasta eso, siempre son muy respetuosos con nosotros”.
Y así, muchos son los testimonios de personas y familias que dan cuenta de los retenes de “policías” que detienen a automovilistas para revisiones; preguntan a dónde vas, con quién viajas, en qué trabajas o en el peor de los casos, te roban la camioneta o pickup por el simple hecho de que les gustó. 
A donde vayas, hay revisiones, sea o no lugar turístico, ya es común ver y escuchar que no es conveniente, por ejemplo, salir de noche debido al riesgo que esto representa. 
Otros testimonios hablan de encontrarse con carros y camionetas rafagueadas e incendiadas en caminos de terracería; en algunos casos son de pobladores o familiares que van de visita; otros dan testimonio que se han encontrado en ese transitar con cuerpos humanos recién calcinados y ver comandos de hasta 10 camionetas con decenas de personas fuertemente armadas.
Así se pueden ver también amplias zonas deforestadas por la tala clandestina e indiscriminada, considerada hoy en día como uno de los negocios millonarios y más rentables.
Ahora y según información de la Fiscalía General del Estado, así como de clérigos, refieren a medios nacionales el incremento en la extorsión a todos los niveles. 
El padre jesuita Javier Ávila Aguirre, mejor conocido como “Pato”, en una entrevista para Carmen Aristegui, dijo que desde hace tiempo existe mucho miedo entre la población al hablar sobre las bandas delictivas en esas zonas serranas. 
Hay algunos casos, como la masacre de Creel ocurrida el 16 de agosto del año 2008, cuando durante un convivio en un pequeño salón de eventos, atacaron a balazos a un grupo de personas que convivía. Ahí, se recordará, el saldo fue de 13 persona fallecidas, la mayoría jóvenes y un bebé. 
O aquel video publicado en medios nacionales donde se ve un comando de más de 10 camionetas, con hombres fuertemente armados y que cerraron los accesos a Creel, considerado uno de los destinos turísticos más importantes del estado. De ese tamaño es el problema en la Sierra de Chihuahua.
Hoy, el asesinato de dos sacerdotes y un guía turístico, provocó la reacción enérgica de la Iglesia Católica y la sociedad en general; exigen justicia por este inaceptable hecho. El problema no es menor, es serio, es delicado; se trata de una situación que debe parar antes que se vuelva incontrolable la violencia. Son muchos los delitos diversos y los asesinatos registrados en las ciudades de Chihuahua, Cuauhtémoc y Juárez, en Jiménez, Parral, Guadalupe y Calvo, Coronado, Urique.
La gente de Chihuahua y todo México, esperan respuesta, pero respuesta positiva por parte del Gobierno que siempre ha quedado a deber. 

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