El futbol debe revisar su vínculo con criptoactivos – Milenio

En noviembre, el Manchester City FC acordó una extraña asociación de mercadotecnia con 3Key, una compañía de criptoactivos. Como es lógico, hubo preguntas. En primer lugar, por supuesto: “¿por qué?” En segundo lugar, poco después: “¿con quién?”.
El razonamiento del City se redactó en una prosa sin emociones: Stephan Cieplik, uno de los ejecutivos de ventas del club, dijo que están “entusiasmados de asociarse con 3Key en su viaje para simplificar la experiencia del usuario de análisis de operaciones de finanzas descentralizadas (DeFi) a través del poder del futbol”. No se trata de algo de la época de Roy of the Rovers.
Pero ha sido imposible encontrar más detalles: 3Key se negó a responder a preguntas sobre su ubicación, su personal o su registro corporativo.
Una semana más tarde, una actualización: “El Manchester City lleva a cabo nuevas investigaciones sobre 3Key Technologies y suspendió la asociación a la espera de una resolución satisfactoria de todas esas indagaciones”.
Un episodio bastante extraño, pero las criptomonedas extrañas se han convertido en una característica del fútbol. Este fin de semana, haciendo una investigación importante frente a la televisión, me instaron a comprar “tokens de aficionado”, a unirme a un servicio de criptobancario y a un mercado de intercambio en la que me ofrecían criptoderivados y me daban la posibilidad de pedir un préstamo para invertir en cripto. No hace falta ser escéptico como para preocuparse por el destino de los inversionistas poco sofisticados.
Una asociación con el Southampton FC llevó al club a promover learncrypto.com, un sitio de cripto dirigido a los neófitos. Las preguntas frecuentes de Learncrypto argumentan que el bitcóin no puede estar en una burbuja porque el precio actual es superior a un máximo anterior. No puede ser porque “no se puede restaurar un globo que reventó”.
Los clubes deben responsabilizarse más de estas asociaciones. Como dice Martin Calladine, autor de The Ugly Game, los aficionados “externalizan parte de su juicio al departamento comercial de su equipo. Y eso es peligroso cuando los clubes respaldan productos no regulados y sin protección para el consumidor”.
Puede parecer una tontería por parte de los aficionados, pero a menudo es mucho más rápido y fácil arreglar la regulación que cambiar el comportamiento humano. Los clubes tienen un papel social diferente al de otras empresas y, justo el mes pasado, hubo un indicador concreto de que el gobierno suele estar de acuerdo. Cuando se sancionó al propietario del Chelsea, Roman Abramovich, se permitió que el club siguiera operando en parte porque es un activo cultural y social.
Una reciente revisión sobre el futbol encabezada por Tracey Crouch, ex ministra de Deportes, propuso un nuevo regulador, justo porque los clubes tienen una importancia social más amplia. Los funcionarios del Ministerio de Cultura también detectaron la preocupante relación entre lo cripto y el deporte. Los clubes, como es lógico, están preocupados por la perspectiva de un supervisor poderoso e invasivo.
Si quisiera evitar la supervisión, empezaría por demostrar que soy consciente de la necesidad de ejercer mi influencia de forma responsable. Primer paso: dejar de animar a mis aficionados a entrar en un sector financieramente peligroso.
También hay mucho dinero de las apuestas en el futbol, y eso también es preocupante. Sin embargo, están mucho más reguladas y las reglas son más estrictas. También se deja claro que las apuestas son juegos de azar.
Eso no siempre está claro con las criptomonedas. El lunes Andrew Rhodes, director ejecutivo de la Comisión de Juegos de Azar, expresó su preocupación por el hecho de que las criptomonedas se presenten “con una narrativa de inversión y operaciones bursátiles, pero sin ninguna de las salvaguardias o normas que esos términos deben tener”.
Alejarse del dinero fácil de la mercadotecnia de lo cripto será difícil de vender para muchos ejecutivos del futbol. Pero si nada cambia, es probable que se produzca un desastre financiero para los aficionados y de relaciones públicas para los clubes. Se culpará a los equipos y es posible que terminen con un regulador más estricto que no se les despegue.

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